Marcha de AMLO:
entre desahogo y realidad
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El Desahogo
Estamos en una realidad multiverso, en la cual, más allá del universo observable existen otros universos que coexisten de manera paralela y simultánea.
Los 20 gobernadores morenistas y los municipios gobernados por Morena planifican el envío de beneficiarios de los programas o transferencias económicas directas a la marcha del día de ayer. El trueque era sencillo: sí los beneficiarios negaban su acarreo les quitaban los programas o las transferencias. En recompensa tendrían viaje pagado de ida y vuelta, comidas, hospedaje y tour por la Ciudad de México.
El responsable nacional, Adán Augusto López, secretario de Gobernación, esperaba los reportes diarios de ese esfuerzo logístico a nivel nacional.
El costo conservador de la movilización, según analistas, rozó lo mil 500 millones de pesos.
AMLO desempolvó el Jetta blanco con Nico al volante para salir de Palacio Nacional y encabezar la marcha. Mientras su hijo Andrés le seguía en camioneta blindada, de lujo, y los simpatizantes de la 4T aplaudían enloquecidos.
Epigmenio Ibarra se desvaneció y se tiró al piso en plena marcha, mientras un angustiado morenista le daba aire con un sombrero de paja y gritaba, “¡no empujen, cabrones! (que Epi todavía no termina de pagar el crédito que le dio Bancomext por orden de El Supremo Peje)”. Ibarra no imagina que con él cayó su leyenda, escrita por él mismo en un tuit: “Me han peinado francotiradores. Me han disparado ráfagas directas. He estado a punto que me fusilen. He caído en emboscadas. He estado a punto de volar hecho pedazos. De verdad, ¿creen que con insultos me intimidan?”.
El rumor es que uno de los lonches y frutsis que entregó Claudia Sheinbaum, en persona, a los participantes de la marcha, le cayó mal a su delicado estómago. Ibarra todavía no se levantaba, cuando un simpatizante morenista escupía con mala puntería el rostro de Marcelo Ebrard: el escupitajo terminó en su cabeza sin despeinarlo, porque Marcelo usa gel de Moco de Gorila reforzado.
En el “Día Mundial del Acarreado”; los participantes de la marcha acabaron con el pan francés, la mayonesa, el chile jalapeño, la cebolla, el tomate, la mortadela, el jamón y los frutsis en la capital.
Ayer no hubo contingencia ambiental, vallas por Reforma o parón del internet como en la marcha ciudadana del 13 de noviembre. Al final, los pejistas sólo juntaron millón y medio de acarreados contra 850 mil de la marcha ciudadana en Ciudad de México y más los 2 millones 650 mil mexicanos distribuidos en más de 40 ciudades del país. Es más, los beneficiarios, ni el Zócalo llenaron en su totalidad.
Estos son los universos del multiverso de la marcha de AMLO.
La Realidad
El operador electoral, AMLO, que no presidente y mucho menos estadista, provocó la marcha para lograr estos objetivos: 1.- Profundizar la polarización del país, entre el pueblo y las clases medias y altas. 2.- Demostrar –sin éxito– que la marcha reflejaría el 60-65 por ciento de aprobación a su mandato presidencial y, por ende, demostraría ser el sustento de su transformación cuatroteísta. 3.- Movilizar sus bases de beneficiarios para mantenerlas activas y alertas ante las elecciones de 2023 y 2024. 4.- Hacer llegar de manera directa su discurso pletórico de propaganda y mentiras a sus beneficiarios sin el filtro de medios de comunicación, analistas y redes sociales. 5.- Concentrar el poder y el liderazgo de la 4T en su persona. 6.- Demostrar su capacidad para utilizar la fuerza del Estado y pisotear toda formalidad legal y presupuestal al acarrear un millón y medio de beneficiarios a la capital del país.
Más allá del desahogo, la realidad es una: después de la marcha, esos beneficiarios que no poseen otra alternativa para sobrevivir con la mínima dignidad, reforzaron su fe y lealtad en AMLO. Y no estarán dispuestos a perder ese privilegio, por mínimo que sea, en 2023 y 2024.
Nota: El autor es director general del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.