México militarizado
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Enhorabuena, VANGUARDIA, mi casa editorial, por tu 47 aniversario
El pasado martes 4 de octubre, “con 87 votos a favor de legisladores de Morena, PRI, PRD, PT, PES y PVEM, el Senado aprobó extender hasta 2028 la militarización de la seguridad pública”.
Triunfó al falso debate entre los maniqueos que preguntaban: “¿Quieren militares o narcos en las calles?”. Tres preguntas quedan sin respuesta:
1.- ¿Bajará la presencia de los militares la letalidad en los encuentros con elementos del crimen organizado? Porque nada más en “la primera mitad del sexenio de AMLO el Ejército mexicano enfrentó en más de 640 ocasiones a civiles armados en el país; 515 presuntos agresores fueron abatidos, 89 lesionados y 381 detenidos; 21 militares perdieron la vida”. Lo mismo ocurría en los gobiernos de Peña Nieto y Felipe Calderón, los militares mataban a más personas que las que lesionaban o detenían. Pero en este sexenio la letalidad aumentó, y sus saldos “superan los estándares establecidos y generan alertas sobre un posible abuso de la fuerza de los militares en México” (Monitor de Uso de la Fuerza Letal: 2021).
2.- En el uso de su fuerza militar, ¿respetará el Ejército los derechos humanos de los mexicanos? Difícil. La experiencia de dos décadas de militarización demuestra que “marinos y militares han detenido de forma arbitraria a civiles, en ocasiones sobre la base de pruebas inventadas, los han mantenido en bases militares sin imputarles ningún delito, los someten a golpizas, simulacros de ahogamiento, descargas eléctricas y, a veces, los han amenazado con violarlos para extraer confesiones por la fuerza” (Human Rights Watch: 2022).
3.- Sin una política integral de seguridad pública a nivel federal, más allá de “abrazos no balazos”, ¿es posible imaginar que el Ejército pueda contener al crimen organizado? Difícil. El Ejército ha sido incapaz de evitar que este sexenio sea el más violento de la historia de México: 134 mil 493 mexicanos han muerto –por homicidios dolosos– de 2018 a 2022, 97 diarios. El entorno de esos asesinatos es ominoso: 12 cárteles del crimen organizado controlan entre el 30 y el 35 por ciento del país, de acuerdo al jefe del Comando Norte de Estados Unidos, el general Glen Van Herk.
¿Cuáles son algunas de las consecuencias de la decisión de militarizar la seguridad pública hasta 2028?
A) AMLO utilizaría los militares –de ser necesario– para asegurar la continuidad de la 4T en 2024.
B) Sin contrapesos en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, el Ejército radicalizará y expandirá su poder para ocupar posiciones en las estructuras del poder civil. Esto debilitará “las capacidades de las instituciones civiles para fortalecer al Estado”.
C) Militares tenderán a ocupar puestos de elección popular y/o en la administración pública, otrora civil.
D) El próximo Presidente de la República –cualquiera que este sea– cogobernará el país desde una posición subordinada respecto a los militares.
E) La seguridad pública de México será centralizada y ejecutada de manera vertical desde la CDMX. Ninguna policía estatal o municipal podrá actuar –como lo manda al Pacto Federal– sin la supervisión de los militares.
F) Los militares demostrarán su incapacidad para atender delitos del fuero federal y del fuero común por no estar capacitados para ello.
G) Crecerán la letalidad en las acciones militares y las violaciones a los derechos humanos.
H) Continuará la expansión territorial y militar del crimen organizado y con ello, el aumento de muertos, desaparecidos y desplazados en el país.
I) Aumentarán “la corrupción y la opacidad al interior de las Fuerzas Armadas”.
¿Cree usted que los informes trimestrales de las Fuerzas Armadas al Senado y sus comparecencias ante una comisión del Congreso –tal cómo lo aprobaron los senadores el pasado martes– detendrán el poder incontenible de los militares?
Por ello, la dicotomía militares o narcos era falsa. Por ello: ¡Bienvenidos al México militarizado!
Nota: El autor es director general
del ICAI. Sus puntos de vista no
representan los de la institución.
