Mirador 08/01/2022
Difícil arte es el del epigrama.
Desde luego no tiene la nobleza del soneto ni la estructura ingenieril de la décima, pero sí algo de la dificultad de esos dos géneros, pues ha de poseer al mismo tiempo gracia y travesura.
Si el epigrama es para fustigar a alguien, a esas cualidades ha de añadir otra: la mordacidad. Un buen epigrama, decía mi maestro don Cipriano Briones, debe morder y arrancar el pedazo. Salvador Novo, por ejemplo, era capaz de destruir para siempre una reputación con los cuatro versos de un feroz epigrama.
No es ese el talante de mi admirado amigo yucateco Pedro F. Rivas Gutiérrez, gran cultivador del género epigramático. Ayer me envió una magistral décima que escribió a propósito del 6 de enero y de la costumbre de partir la rosca en familia o entre amigos. Tan donairosa y traviesa es la pequeña obra que no pude menos que compartirla con quienes me leen, ofreciendo una disculpa a Pedro por mi atrevimiento, He aquí esa joya de rima, métrica y humor:
“Día de Reyes. ¡Qué emoción! / Habrá rosca que partir. / Nos vamos a divertir / y a darnos un atracón. / Bonita la tradición, / pero hay algo que está mal. / No me parece normal, / y creo que es jugar chueco, / que si me saco el muñeco / además ponga el tamal”.
Pura picardía mexicana es esa, e ingenio puro de Yucatán.
¡Hasta mañana!...