Otra vez el borbollar de la olla en el fogón pone música a la conversación de sobremesa. Doña Rosa, la mujer de don Abundio, cuenta uno de los decires de su esposo
La ventana está cerrada. Abajo pasa por la calle un cortejo funeral. Pocas horas después le llega un telegrama. Ha muerto un familiar cercano muy querido
Dice que no tiene el valor que se necesita para ser ateo, y añade que pesan mucho en él las enseñanzas de su madre y las aprendidas en el colegio religioso al que acudió de niño
Bonaparte, emperador de los franceses, conquistador de reinos, vencedor de ejércitos, dueño y señor que fue de Europa, se molestó al oír que San Pedro mencionaba a Juan Pérez antes que a él