Pasó el rey a caballo con sus cortesanos. Llevaban lanzas y ballestas; iban a cazar. El frailecito hizo un oculto movimiento con su mano y todos los animales del bosque se escondieron.
Cuando había una misa especial, me contó, de bodas o difuntos, muchos señores no entraban al templo: se quedaban en el atrio todo el tiempo que duraba el oficio