Nearshoring, la globalización más cerca que nunca

Después de la segunda guerra mundial, la industrialización en los países desarrollados provocó la saturación de capital invertido en los países, con exceso de liquidez, riesgos de inflación y alta tasa de interés, lo cual en la década de los setenta de siglo XX hizo necesaria la globalización económica para la expansión del capital allende a sus fronteras, con mínimas barreras y restricciones arancelarias; lo anterior con tres estrategias: financiamiento a países subdesarrollados -sobre todo a gobiernos soberanos-; comercialización de mercancías en dichos países con reducción de aranceles; e inversión directa con facilidades logísticas impositivas y logísticas y menos costos salariales.

La globalización no se refirió estrictamente a extensión y localización geográfica de inversiones, más bien a la necesaria perspectiva de acumulación con menos costos de producción y distribución, lo cual permanentemente enfrenta riesgos, como la reciente pandemia COVID-19 y el conflicto de la OTAN contra Rusia en Ucrania, variables exógenas que afectaron y afectan las cadenas de suministro en producción y comercialización, además con efectos inflacionarios por escasez que aumentaron costos y reducen la ganancia neta.

Por lo anterior, se opera la estrategia denominada nearshoring, que es reestructura necesaria en localización de plantas industriales para enfrentar con más efectividad posibles contingencias que afecten la producción y abastecer en menos tiempo amplios mercados focalizados. Desde la perspectiva de aumentar ganancias, la relocalización no elimina la globalización, más bien reubica y facilita la acumulación de capital.

Por la cercanía geográfica a Estados Unidos y por el acuerdo de libre comercio T-MEC -por producción en territorio mexicano-, en mediano y largo plazos México es uno de los países que más puede aprovechar la reubicación industrial. El Banco Interamericano de Desarrollo estima que los sectores más favorecidos serán construcción, automotriz y electrónicos, con posibles exportaciones mexicanas de 35 mil millones de dólares (Líder Empresarial, 13-02-23).

Según la plataforma Datoz (08-02-23), el año pasado se edificaron 5.6 millones de metros cuadrados de “área bruta rentable”, 79 por ciento más que en 2021; la Secretaría de Hacienda informó que 400 compañías pretenden la reubicación, previsiblemente en las regiones norte, centro y bajío del país.

La Asociación Mexicana de Parques Industriales Privados (AMPIP) afirmó que la derrama por nearshoring fue de 30 mil millones de dólares en el pasado año 2022 (El Economista, 14-02-23); asimismo, que son 47 proyectos nuevos en operación y que la demanda potencial sería de 1.8 millones de metros cuadrados de construcción de naves industriales (El Financiero, 15-02-23).

AMPIP señaló que en enero pasado Monterrey y Saltillo generaron 48% de demanda de naves industriales: 172 y 73 mil metros cuadrados (mm2) respectivamente, de un total de 505 mm2, con 61% de la demanda de m2; después Tijuana, Chihuahua y Guadalajara con 156 mm2; 104 mil restantes en otras ciudades (VANGUARDIA, 15-02-23).

Parecería que esto no contrasta con la Inversión Extranjera Directa en el segundo semestre del año pasado, porque, según INEGI, después de 28.7 mil millones de dólares (mmdd) en el primer semestre, se redujo a 6.7 mmdd. Sin embargo, se prevé que en México continuará la inversión para agilizar exportaciones al mercado norteamericano, inclusive con transferencia productiva a terceros de cualquier país. En todo caso las decisiones de inversión son con cautela, para verificar en cual región o ciudad conviene más la instalación.

La relocalización incluye renta o adquisición de metros cuadrados construidos, pero también requiere verificar aspectos que contribuyen a obtener ganancias netas proyectadas: infraestructura productiva y urbana, cadenas efectivas de proveedores, menores costos salariales, instituciones de capacitación técnica especializada, seguridad logística, desregulación administrativa sin afectar el medio ambiente, seguridad pública, entre otros.

Por lo anterior se hace necesaria una política industrial más efectiva y coordinación entre los gobiernos federal, estatal y municipal. Con el nearshoring la globalización económica ahora está aquí, más cerca que nunca.

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