Noticias positivas y preocupaciones
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Esta semana se publicaron las ratificaciones de la deuda soberana de México, donde lo importante es que México mantiene su nivel de inversión en estable, lo que dará un respiro a la economía nacional al ser considerada de bajo riesgo con perspectiva estable, esto es, no se va a descomponer en el corto plazo. La parte positiva es que ayudará a las finanzas nacionales a conseguir créditos a costos baratos, dentro del contexto internacional, lo que a su vez ayuda a los intereses del actual gobierno, para en caso de ser necesario, utilizar deuda para pagar por los megaproyectos nacionales, solucionar algunos problemas de Pemex o hasta en una de esas, apoyar algunas actividades políticas de alto impacto con fines presidenciales en 2024. Los miedos que hace un año despertaba nuestro país en los mercados internacionales de deuda, se han desvanecido temporalmente y ahora se tiene margen de maniobra para que el subsidio a la gasolina se mantenga y las pensiones no contribuyentes, que el siguiente año serán de 300 mil millones de pesos, pueden seguir pagándose por lo menos otro año más sin riesgo de suspensión.
Aunque la inflación no se ha contenido y lo que es peor, subió a 7.99% en el mes de junio, la buena noticia es que este tema en lo que se refiere a la parte alimentaria y de transporte, parece que se ha detenido. En este mes lo que comemos, aunque volvió a aumentar de precio, su ritmo tan acelerado de meses anteriores fue menor, y empieza a dar una sensación de que la situación inflacionaria llegará a su fin en los tres o cuatro meses siguientes para de allí empezar una mejora sostenida que terminará a finales de 2023, no antes. En el caso de la gasolina y específicamente en los transportes, también se ralentizó la inflación del último mes en cuestión. Aquí la explicación viene de la baja del precio del barril de petróleo que ya está afortunadamente por debajo de 100 dólares el tipo Brent del mar del norte. También se ve un panorama favorable en el transporte porque se recupera la producción mundial de microprocesadores y por consiguiente hay más autos y camiones disponibles para el desplazamiento de bienes y personas. A pesar de lo anterior, la venta de autos nuevos se ha visto disminuida por la entrada en vigor del decreto presidencial para la nacionalización de los autos “chocolate” o ilegales.
El deterioro económico derivado de las interacciones de los mercados se ha detenido parcialmente, y esto es muy buenas noticias para todos porque, si la gasolina reduce un poco sus precios, el gobierno federal tendrá más dinero que podrá dedicar a cualquier otra cosa que no sea subsidiar a los que tienen automóviles. También se puede pensar en que potencialmente, habrá menos necesidad de endeudamiento para la federación y los propios estados que en estos momentos, están siendo golpeados duramente por el aumento de las tasas de interés que tienen que pagar ahora. El gobierno federal tendrá que apoyar a los estados con mayores transferencias para que éstos puedan pagar los nuevos intereses y poder cumplir con sus obligaciones financieras. Caso contrario, los estados necesitarán crear impuestos, poco populares y más en épocas de elección, para poder compensar la falta de recursos.
La noticia de que México refrenda su nota de deuda ayudará a que más proyectos productivos que se detuvieron en los meses pasados, ahora sí, se concreten. Se está viendo una llegada de inversión generadora de empleos, cuando menos a nuestro estado y 7 más (que concentran el 60% de los empleos formales generados este año). Bajo esta nueva perspectiva, se puede pensar en que Coahuila tendrá un producto interno bruto por arriba del 4.5% a finales de año a pesar de que el país crecerá al 2%. Hay que recordar que Coahuila representa el 11.8% del valor de las exportaciones totales y es el estado con el tercer lugar en competitividad a nivel nacional.
También se puede hablar de que llegaron las remesas a nivel récord, pues entraron en México más de 5 mil millones de dólares procedentes de los paisanos, y así podría seguir contando buenas noticias para cerrar este primer semestre del año. Sin embargo, el horizonte no luce muy positivo porque existe una posibilidad muy elevada de una recesión en Estados Unidos lo que forzosamente reducirá las exportaciones mexicanas a ese país y por consiguiente, las posibilidades de crecimiento económico.
Hemos entrado ya al segundo semestre del año, en una condición mejor de la esperada por lo que la sensación de que pasaremos de un producto interno bruto de 2.2% se incrementan, aunque no por mucho. En lo que resta del año veremos ciertas mejoras en los principales indicadores macroeconómicos, como el empleo, que ha mejorado, pero directamente a costo del salario, aunque aumentó el número de empleados, se perdieron un millón 300 mil empleos de los que ganaban 5 salarios mínimos o menos, ya más del 60% de los empleados ganan dos salarios mínimos o menos, y eso no es bueno aunque el salario haya aumentado 10%.
No estamos al nivel tan bajo que varios analistas económicos habían predicho para esta parte del año, pero no estamos bien preparados para enfrentar una crisis financiera como otros economistas pesimistas predicen que habrá en 2023 en Estados Unidos y un poco en México. No estamos tan, aunque podríamos estar peor.