Pelones mataba Villa, cuando greñudos no hallaba Pobre México, tan lejos de Martha y tan cerca de Ebrard... y de Esteban
COMPARTIR
Les platico: De regreso en la tierrita -parafraseando a mis amigos colombianos- como que las cosas van tomando su real magnitud respecto a esta visita del presidente López Obrador a su homólogo norteamericano.
Leyendo en el viaje de regreso las columnas de analistas que viven en la CDMX -no capitalinos, porque algunos no son de allá- confirmo lo que escribí recientemente acerca de que para muchos de ellos, fuera del periodismo que se gesta en México, todo es Cuautitlán.
El original de tan petulante enunciado del siglo XIX es de la Güera Rodríguez, personajazo cuyo nombre real fuera María Ignacia Rodríguez de Velasco (1778-1850), adelantada por mucho a las mujeres su época.
Imagínense, en aquellos años, la Güera se casó tres veces, habiéndosele conocido -incluso- amoríos alternos, uno de ellos con el mismito Simón Bolívar, a quien de cariño llamaba El Caraqueñito.
Y para que vean que doña Nacha -como a ella le gustaba que le llamaran- lidiaba con casta, otro de sus amoríos lo tuvo con Agustín de Iturbide, quien al terminar la guerra de Independencia fuera emperador de México.
En fin, la frase de doña Ignacia se refiere al poco valor de las cosas fuera de la ciudad de México. Hasta ahí mi alusión al comentario inicial.
DESACIERTOS DE UN VIAJE DE ESTADO
1.- Para empezar, la presencia de don Andrés Manuel y su comitiva quién sabe si lo fuera, al menos para la parte del gobierno norteamericano.
2.- No fue hospedado en la Casa Blair, destinada a la pernocta de los jefes de Estado. Está bien, la habitación 401 del legendario Hotel Lombardy, a cuatro cuadras de la Casa Blanca en la misma avenida Pennsylvania, está con madre, pero no fue la Casa Blair.
3.- No fue recibido en el aeropuerto ni por Joe Biden ni por ninguno de su primer cuadro. Hubiera sido muy incómodo para el presidente de EU tener que estar al lado de los demás humildes mortales que esperaban a pasajeros de los vuelos comerciales, para darle la bienvenida al presidente mexicano, a su esposa y a su comitiva, cuando salieran del trenecito que los condujo a la salida del aeropuerto, desde su sala de llegada.
4.- La primera reunión oficial no fue con Joe Biden sino con Kamala Harris.
5.- Los discursos no fueron en el Rose Garden, como dicta el protocolo cuando el presidente de EU recibe en la Casa Blanca a cualquiera de sus colegas del mundo. Fue en la misma oficina oval donde despacha Biden.
De todo lo demás de la visita presidencial no voy a opinar, porque ya se habló de Jorge Castañeda, Pablo Hiriart, Raymundo Riva Palacio, Javier Treviño y Carlos Loret de Mola, no de los “provincianos” que hicimos el gasto, siendo que ninguno de ellos lo hizo. Me refiero al gasto de los boletos de avión para viajar por su cuenta a Washington, DC.
MARTHA BÁRCENA COQUI
Pero sí me voy a ocupar de lo que dijo sobre este tema, la Embajadora Eminente que lo fuera de México en Estados Unidos, desde diciembre de 2018 hasta febrero de 2021.
En sus palabras está la esencia de este viaje: “fallas en la ejecución”, que ella achaca a los funcionarios de “segundo nivel” que atienden los asuntos de la SRE en el delicado manejo de las relaciones de México con EU.
Esto sucede porque Marcelo Ebrard anda demasiado ocupado en su pre pre pre campaña en busca de la presidencia.
Los dardos de Martha tenían destinatario, aunque no lo mencionó por su nombre: Roberto Velasco Alvarez, jefe de la unidad de la SRE para Norteamérica.
A juicio de Martha:
Faltó oficio a los organizadores mexicanos, porque “cuando uno prepara de este tipo tiene que saber de antemano cuál es el mensaje central que quieres emitir”.
La cancillería mexicana negoció la visita para el 12 de julio, mismo día en que Biden tenía programada una visita al Medio Oriente, lo que acaparó la atención de los medios.
Biden emprendió su largo viaje apenas terminó su reunión con AMLO y por ende, la reunión de éste con empresarios binacionales no contó con la presencia del presidente de EU.
AMLO NO LE HIZO CASO
1.- Martha sugirió al presidente mexicano que no visitara a Trump en plena campaña por su reelección, para no enviar un mal mensaje al Partido Demócrata, no fuera a ser que su candidato Biden ganara la presidencia. AMLO no le hizo caso.
2.- A las pocas horas de darse el triunfo de Biden sobre Trump, Martha recomendó a López Obrador que felicitara al presidente electo de EU. AMLO no le hizo caso.
3.- Martha informó a López Obrador sobre la investigación de EU al general Cienfuegos por vínculos con narcotraficantes. AMLO no le hizo caso.
Los últimos días de Martha como Embajadora fueron muy difíciles, porque los demócratas le preguntaban la razón por la cual don Andrés Manuel no era capaz de tener un mínimo gesto diplomático, como dicta el manual de buenos vecinos y más tratándose de el principal socio comercial de México.
Era y sigue siendo una realidad: en el Palacio Nacional hay una negación reiterada a los hechos consumados.
COLOFÓN
¿Dónde estaba Ebrard para evitar que López Obrador enviara este mensaje de “felicitación” a Biden, tres semanas después de ser ratificado como nuevo presidente de EU?:
Tenemos certeza de que con usted (...) será posible seguir aplicando los principios básicos de política exterior (...) en nuestra Constitución; en especial, el de no intervención y autodeterminación de los pueblos”.
Más que felicitación, esta fue una advertencia, producto de que el presidente mexicano no encuentra diferencias entre la política exterior y la doméstica.
¿Y ESTEBAN MOCTEZUMA BARRAGÁN?
El embajador de México en Estados Unidos, quien relevara a Martha en ese puesto desde febrero de 2021, siguió desde su casa en Washington el periplo del presidente mexicano, porque fue diagnosticado con COVID.
Por cierto, Ebrard recomendó para ese puesto a Roberto Velasco Alvarez. AMLO no le hizo caso.
CAJÓN DE SASTRE
“Encaja perfecto en todo esto la frase de tu título sobre Villa. Oj-Alá (quiera Dios) que tus sufridos lectores encuentren la relación”, remata la irreverente de mi Gaby, mientras deshace maletas y busca la gorra de Georgetown University que me encargó mi amigo Bernardo Bichara; a ver si la encuentra porque en la mía, no está... En la madre, pues si no, sí que voy a tener un buen problema diplomático.