Agenda saturada (3)
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Los pasivos se acumulan como fardo en los escritorios del gobierno federal y estatal. Más en el federal. Aquí en el vecindario, con hilos, con alfileres, con uñas y dientes, pero todo va saliendo y caminando. A paso lento, pero todo camina. ¿Hay motivos de elogio para el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador y motivos para gritar voz en cuello que este 2021 va a ser un gran año y es el “principio del fin de la pandemia”, como lo dijo en su momento un deslenguado Marcelo Ebrard? Ninguno. No hay letras doradas sobre acciones tan grises y negras de AMLO y su equipo.
¿Soñar con un futuro mejor? Las velas encendidas están a punto de apagarse. Cualquier soplo o vientecillo colado puede apagarlas y nuestra oscuridad será total. Ante la oscuridad reinante queda entonces esperar un terremoto, un cataclismo final. Pero este terror final es selectivo señor lector. La pandemia del bacilo chino (COVID-19) ha escogido bien a sus víctimas: viejos cansados, ancianos con una mínima pensión económica en sus ajadas vidas; enfermos crónicos de cualquier edad, pero ya deletreados en el libro de la vida y la muerte como seres vulnerables ante la peste bíblica.
2021 se muestra saturado de actividades y hechos que a usted a y mí le van a afectar notablemente. ¿Qué hacer? No deje de luchar amigo lector, usted mejor que yo lo sabe: el peligro es real. El riesgo de morir es real y es aquí y ahora. Pero usted haga como aquel estudiante retratado en un gran poema del escritor Jacques Prévert: “Dice no con la cabeza/ pero sí con el corazón/ dice sí a lo que le gusta/ dice no al profesor/…/ en la negra pizarra de la desgracia/ dibuja el rostro de la dicha”.
¡Ah! Con este tipo de poetas los cuales tienen la verdad, siempre tienen la verdad en su palabra. El texto se llama “El mal estudiante”. Ignoro si está de gratis en Internet (esa panacea maldita); yo lo tengo en una antología, una vieja antología de este gran poeta hoy casi en el olvido. Pero relea los versos: sobre los acontecimientos negros de la desdicha y desgracia, dibuje usted el rostro, su rostro con alegría y dicha. Viva y viva bien estimado lector. Ya no hay tiempo para quejido ni para paños tibios. Trate de que el ser supremo dilate de señalar con el dedo índice su nombre en el libro de las profecías funestas. Retrase su muerte y viva. Al momento de picar estas letras, van en México más de 135 mil muertes por la mordedura del nanobicho. Somos el cuatro país en el mundo con más defunciones.
En los últimos días, específicamente el día 13 de enero, hubo la friolera de mil 314 muertos. Un pico de terror que el gobierno federal de AMLO no quiere ver. Ni va admitir. Mientras la parca se paseaba a sus anchas en todo México, san Hugo López-Gatell vacacionaba en Oaxaca con la boliviana Rebeca Peralta (funcionaria de la SEP, ex-funcionaria con Evo Morales cuando éste era tirano “democrático” en Bolivia. La amiga de López-Gatell tiene un sueldo bruto de casi 56 mil pesos). ¿Congruencia? Tal vez en el gobierno de Irak, en Noruega; no aquí.
ESQUINA-BAJAN
Punto uno: la violencia no cesa. Los feminicidios no cesan. No van a parar. Estamos podridos. Me incluyo para ser parejos. Solucionar lo anterior es cuestión de educación, de valores, tenerse en alta estima uno mismo como humano. Sí, seguir aquella vieja, añosa regla de oro del maestro Jesucristo: “Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. (Lucas 6.31). En los primeros días de enero, dos feminicidios de un jalón en Coahuila. Uno en Saltillo, el otro en Piedras Negras. Ambos, atroces. Hay constantes: mujeres jovencísimas, con una gran vida de oropel en la red, pero vida real miserable. Vidas de ficción. Dejando en orfandad, no obstante su corta edad, una de ellas, a dos hijos. Puf.
El año pasado hubo 27. De manera sorda, van en aumento. ¿De qué sirven los murales y manchas y pintas moradas en las fachadas de dos casas en el centro de Saltillo, de la beata Jackie Campbell, quien se mueve bajo las faldas protectoras del Obispo emérito, el monje Raúl Vera López? De nada. Hacen política, sólo eso. Una y otra vez se lo he probado en este espacio. Hoy de nueva cuenta se confirma mi tirada de naipes.
Punto dos: violencia sin control y sin disputa ni molestia alguna por parte del gobierno federal. Los cárteles de la droga se han modernizado. La expansión criminal llegó a las redes sociales lo cual todo lo pudren. Lo anterior es una afirmación del Instituto Interregional de la ONU para Investigaciones sobre la Delincuencia y las Justicia (UNICRI). En México, dicen en su Informe letal y puntilloso, grupos criminales han llegado a “poner etiquetas con el nombre y logo de su cartel en las cajas que iban distribuyendo a la población… Este es el caso del Cártel del Golfo que distribuyó alimentos y desinfectantes en Tamaulipas en cajas que traían calcomanías con el nombre del cártel y su líder.”
Punto tres: al gobierno federal no le interesa su salud, señor lector. Una cosa es la palabrería huera de López Obrador y otra sus hechos. Lo que al final es lo que cuenta. En el año 2009, cuando nació aquel virus maligno, el AH1N1, se implementó un sistema de vigilancia epidemiológica. Desde aquel año, su presupuesto fue del orden de los mil 354 millones de pesos. AMLO fue desmadrando esto, desmantelando el sistema de salud, usted lo sabe. El año pasado, para este vital programa, el presupuesto fue de apenas 533 mdp. En cristiano es lo siguiente: “La pandemia llegó a México con una gran debilidad en sus sistemas de vigilancia…” Reporte del INSP.
LETRAS MINÚSCULAS
La agenda está saturada. Y apenas vamos a entrar al análisis político del vecindario: Miguel Mery, Eduardo Olmos, Salvador Hernández Vélez, Carlos Román Cepeda, Xavier Herrera, Javier Lechuga…