Clausura del pensamiento

Politicón
/ 26 enero 2020

No era santo de mi devoción. Todavía no lo es, pero lo que hizo éste viernes lo acercó a mis afectos.

Les platico: lo que dijo Porfirio Muñoz Ledo desde la máxima tribuna de la Cámara de Diputados va a sacudir las conciencias de millones de mexicanos dentro y fuera de México.

Creo que sería mucho pedir que suceda lo mismo con las hordas de vacuos que tienen en un altar a su ídolo con pies de barro, pero sí me atrevo a decir que sus palabras van a sacudir al País en sí. Arre:

“Nada le puedes quitar a un hombre que está más cerca de la muerte que de ver como se pierde en la mentira y en el autoritarismo, el sueño de una transformación en México. Hoy puedo decir que hemos dado un salto hacia atrás de 20 ó 30 años, y lo puedo decir porque yo lo viví. Yo no me voy de Morena; Morena se sale de mi corazón, de mi ilusión y eso me da una pena inmensa”.

El incidente por el cual Muñoz Ledo pronunció esas palabras pasa a segundo plano, porque en esencia se refieren a todo lo que está ocurriendo alrededor de esa pantalla que nos quieren vender a como dé lugar, con el alucinado y arrogante membrete de la “4ª transformación”.

Los morenistas que sabotearon su alocución, se atragantaron de las razones que su propio compañero de bancada les recetó, exhibiéndolos como lo que son: chafos criados de intereses que mal duermen sonámbulos de noche en Palacio y deambulan zombiando de día por calles, templetes, mitines y caminos de terracería de éste vapuleado País.

“Fue denigrante, me decepcionaron profundamente. Viven en el pánico. Todos votaron en contra de mí mecánicamente. Es increíble. Lo de hoy me hace pensar que no somos un partido democrático. ¿A qué le temen?”, dijo lejos de los micrófonos de la sede de la Cámara de Diputados, porque los propios integrantes de su partido no lo dejaron hablar en la tribuna.

Visiblemente dolido, les espetó: “Me da una pena inmensa que gente a la que quiero, a la que he apoyado, con la que estoy en contacto permanente, haya aplaudido cínicamente desechar mi moción”.

Es que no tiene desperdicio nada de lo que ahí dijo, por eso sigo citando sus palabras: “Morena actuó como un partido de línea, más eficaz que el mismo PRI. No sé de dónde (o de quién) llegó la instrucción de no dejarme hablar. Lo que hubo aquí fue un miedo a la verdad; clausura del pensamiento”.

Pidió una audiencia con MALO y detalló que con el jefe del ejecutivo federal ha coincidido -hasta ahora- en todo. “El entendimiento entre ambos es como una conexión telepática”.

Muñoz Ledo dijo que se le negó el uso de la palabra en el Congreso cuando intentó hablar de un tema de política internacional. “Al hacerme esto, quieren congraciarse con los estadounidenses. No sabemos cuál es el pago por éste favor que ni el mismo PRI hizo nunca, cuando México pudo haber tomado otras medidas, como los amagos con los aranceles”.

Reafirmó su posición en contra de que Morena sea un partido de Estado, “pase lo que pase, tope en lo que tope, y me voy con todo al debate; me voy para adelante, porque tengo razón; conozco a los estadounidenses, y México no debe ser su comparsa y menos en temas de violación de derechos humanos”.

Y para demostrar una vez más el siervo que es de los designios del Palacio, Mario Delgado Carrillo se lavó las manos al decir que él no tuvo vela en ese entierro.

¡Claro que no! Lo único que hizo es lo que siempre ha hecho desde que “dirige” a los morenistas que fingen -porque no fungen- como legisladores en la Cámara de Diputados: Seguir las órdenes de su amo.

Un informante dentro de ese recinto me dijo que en el momento en que se dio el incidente con Muñoz Ledo, Delgado Carrillo abandonó la sala y la excusa que dio a sus secretarios y asistentes fue que lo estaban llamando para atender una reunión con la ANUIES.

Ya no regresó al Salón Verde, pero se la pasó hablando por celular desde el lobby con alguien que adentro pasaba la señal a los diputados de Morena, respecto a cuál sería su postura ante el reclamo de su compañero de hablar en la tribuna.

Uno de sus achichincles subió hasta el estrado y habló unos segundos con Mónica Fernández, la presidenta de la Comisión Permanente, quien después de asentir varias veces con un movimiento de su cabeza, puso a consideración del pleno la petición de Muñoz Ledo de mostrar algo en las pantallas, lo cual le fue negado.

Más tarde, Delgado Carrillo declaró que no hay nada personal contra Porfirio y aseguró que lo quieren y lo respetan, pero insistió en que la Comisión Permanente está sujeta a los acuerdos que tome el pleno.

Bien huecas sonaron sus palabras después del incidente, cuando con aspavientos de por medio trató de convencer a los periodistas que lo abordaron, de que “Morena es un partido abierto, plural, donde se respetan las posiciones diferentes”.

CAJÓN DE SASTRE

“Me vas a perdonar, pero para que de verdad retiemble en sus centros la tierra de éste vapuleado País -como tú dices- falta ver hasta dónde lleva Muñoz Ledo su perorata, porque no vaya a ser que le receten un estáte quieto telefónico o en persona y se quede con las ganas de que MALO le dé la cita. Por lo pronto, aquí tenemos un sainete más para distraer la atención de lo que realmente tiene a México postrado: La inseguridad, el desabasto de medicinas y el inconmensurable poder que el Ejecutivo sigue amasando ante la complacencia de la sociedad civil y -muy preocupantemente- de los empresarios, de la llamada IP, que no se ven por ningún lado. Arre”, advierte la irreverente de mi Gaby.

placido.garza@gmail.com

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