El mejor poeta, el pueblo. Y sus coplas la poesía mejor
![true](http://vanguardia.com.mx/binrepository/1152x768/0c60/1152d648/down-right/11604/IEHP/armando-fuentes-aguirre-caton_1-80897_20220423135512.png)
COMPARTIR
TEMAS
En mis años de vida he aprendido esto: lo que no sale del pueblo, y lo que no llega a él, jamás perdura. El pueblo es, para decirlo en dos palabras, la gente. Toda la gente, no nada más los pobres. En los pobres pensamos siempre en México cuando decimos la palabra “pueblo”. Y es que los políticos han viciado esa palabra, igual que muchas otras. (Ahora dicen: “no se vale”; “escenario”; “lectura”, “asignatura pendiente” y “paradigma”).
En inglés la palabra “pueblo” se dice people. Y people significa “gente”. En esos términos el pueblo somos toda la gente, no nada más los pobres. A mí no me parece mal que algunos propugnen la “opción preferencial por los pobres”, a condición de que recuerden que todos los hijos de Dios somos, de una manera u otra, pobres. Unos son pobres de dinero; otros de paz; éstos sufren pobreza de amor, o de fe, o de esperanza; padecen aquéllos esa terrible forma de pobreza que es la soledad... Alguien que tenga verdadero sentido humano -es decir, sentido cristiano- sabrá que el dinero no cura todas las pobrezas de la criatura humana, y entonces su “opción preferencial” abarcará a todos los pobres, aunque algunos de ellos sean muy ricos. Movido por el amor a todas las criaturas ese buen cristiano encontrará la pobreza de cada una, y se acercará a ella para aliviarle su necesidad. La verdad es que todos los hombres nacemos indigentes, y así vivimos y morimos. La “opción preferencial por los pobres”, en la verdad de Cristo, acabaría siendo la opción preferencial por todos; aquel “hacerse todo para todos” que decía San Pablo. O precisen, y digan: “opción preferencial por los pobres que no tienen dinero”.
Pero desbarro. Yo venía a hablar de coplas. Sucede, sin embargo, que las coplas las hace el pueblo, y eso me llevó a aquella larga digresión de la cual ahora me arrepiento, y hasta quisiera borrarla. Por desgracia ya la grabé, y no he aprendido todavía a borrar en mi computadora lo ya grabado, de modo que ahí queda.
El mejor poeta autor de coplas es el pueblo, y en segundo lugar sigue Machado. La palabra copla es muy linda palabra. Viene ni más ni menos que de cópula. Quítele usted la u a una cópula y resulta una copla, es decir, una canción. Bonita idea ¿no? Después de amar, cantar...
Las coplas son breve poesía. Su naturaleza es la de ser muy naturales; nada puede ni debe haber en ellas de afectación o alambicamiento.
En el corazón tenía
la espina de una pasión.
Logré arrancármela un día...
Ya no siento el corazón.
¿Puede haber algo más natural, más claro y sin afeites? Eso es de Machado, y tiene el aire de la perfecta copla. Los hombres cultos pueden también hacer coplas muy buenas, pero antes deben convertirse en pueblo para hacerlas. Leyendo una biografía de Santa Teresa de Jesús hallé un texto muy bonito que subrayé con lápiz rojo fuerte, como decía la maestra Victoria Garza Villarreal. He aquí ese texto:
“... Las fiestas de los santos celebraba (Santa Teresa) con grande devoción y alegría, y en sus días hacía coplas en loor de ellos, para que las cantasen las hermanas...”.
He aquí una hermosa mujer. Su condición de religiosa, futura santa y Doctora de la Iglesia no le impedía ser compositora de canciones “para que las cantasen las hermanas”. (Seguirá)