Empresarios sin Responsabilidad Social 1
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¿Cuál es la principal tarea del empresariado en Torreón? ¿Qué han hecho por su tierra? ¿Qué legado dejarán a las futuras generaciones?
Las preguntas van para los integrantes del GEL (Grupo Empresarial Laguna), del CLIP (Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada), de Fomec (Fomento Económico Laguna), de EUCITAC (Empresarios Unidos de la Ciudad Industrial de Torreón), de la Canaco, Coparmex, Canacintra, Canadevi, de la CMIC (Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción), de las Cámaras Agrícola y Ganadera, de la Industria del Vestido y de la Industria Panificadora.
La fragmentación de esta clase empresarial, fabricada desde el exterior o trabajada desde su interior por sus mismos integrantes, le ha impedido cumplir con tres de sus tareas fundamentales de corte estratégico.
Generar un crecimiento económico competitivo en estrecha relación con las instancias de gobierno municipal, estatal y federal. Lo cual hace obligatoria la atracción de inversiones y la generación de empleos.
Establecer una vinculación estrecha entre la oferta laboral y la demanda educativa proveniente de las universidades y centros educativos locales.
Y asumir un rol protagónico ante las distintas esferas de gobierno municipal, estatal y federal, para exigir, más allá de sus intereses particulares, lo que Torreón merece por su contribución al PIB estatal.
Esta pulverización de la clase empresarial organizada está teñida por la tendencia “de culpar a los de afuera” sin autocrítica de por medio. Y aunque razón no les falta, el desequilibrio en su análisis es flagrante. ¿Qué sucedería si la clase empresarial torreonense, más allá de su autovictimización, presenta un frente articulado con una visión del Torreón futuro por construir?
¿Qué sucedería si, para ello, asumieran esa visión de largo aliento, que tenían sus abuelos y coincidía con la de nuestros fundadores Leonardo Zuloaga, Juan Ignacio Jiménez, Andrés Eppen, Federico Wulff y Adolfo Aymes, entre otros?
Cierto. La maximización de la utilidad personal en la búsqueda de negocio por encima del promedio es válida. Pero abandonar su responsabilidad social e histórica con Torreón, no lo es. Su decisión los empobrece a ellos, pero también, al presente y al futuro de Torreón.