Hora de la revisión
COMPARTIR
TEMAS
Es hora de emprender una revisión de las convocatorias a premios literarios, periodísticos y de cualquier otra naturaleza. La época y los cambios en las creencias, reverencias y uso de la lengua así lo exige. Las grandes instancias convocantes como la Universidad Autónoma de Coahuila y el Gobierno del Estado de Coahuila de Zaragoza son las primeras obligadas por la complejidad de su propia estructura.
Una revisión seria y profunda evitará las ambigüedades que últimamente se han prestado para crispar ánimos y cavar más hondamente las zanjas entre grupos, en ocasiones más profundas que foso de castillo medieval que intenta alejar al enemigo y evadir el combate, o pelearlo desde una posición más ventajosa. Una trinchera es siempre una forma de defensa, pero el combate de iguales en territorio abierto permite la lucha en buena lid y concede la oportunidad de la victoria sin que el vencedor se vea impelido a utilizar caballos de Troya para burlar la muralla.
El XXXI Concurso Nacional de Cuento y Ensayo “Magdalena Mondragón” convocado en 2019 por “La Universidad Autónoma de Coahuila a través de la Coordinación General de Difusión y Patrimonio Cultural”, se vio envuelto en una seria controversia con motivo del fallo del jurado al otorgar el premio a un empleado de la Universidad, aun cuando la convocatoria dice al pie de la letra en su apartado 2: “No se aceptarán trabajos enviados simultáneamente
Tampoco se permitirá la participación de trabajadores de la institución convocante, esto incluye a quienes ingresen o dejen de laborar en ella en cualquier momento del proceso del premio, desde la publicación de la convocatoria hasta el momento del fallo...”. Y precisa en la cláusula 12: “La participación en este concurso implica la aceptación de todas y cada una de sus bases. Los trabajos que no cumplan con los requisitos de la presente convocatoria serán descalificados. Cualquier caso no previsto será resuelto por el Jurado Calificador”.
A pesar de lo anterior, el jurado calificador, de cuyos miembros no conozco ni me interesa conocer el nombre, se vio en la necesidad de tomar una decisión que para muchos no fue la correcta. Una vez emitido su fallo en la categoría de cuento, se procedió a abrir la plica de identificación del autor y a hacerlo de su conocimiento y del público en general. Hasta aquí todo va bien, pero la inconformidad no se hizo esperar: el premiado es maestro de una de las escuelas de la UAdeC y la convocatoria inhabilitaba su participación. El enojo se extendió a los calificadores por mantener su fallo en virtud de la calidad literaria del trabajo, que por lo demás, no conozco ni discuto. Huelga decir, en descarga del jurado, que la nota biográfica del premiado no mencionaba ser maestro universitario, pero aquí no estamos discutiendo quién tiene la razón y si debió procederse o no a la cancelación del premio. Esta es una invitación a revisar las formas de expresión de las convocatorias que, en rigor, deberían irse al cajón de “formas en desuso”.
Los usos y costumbres de la lengua cambian con las épocas. Es hora de la reflexión y ´de adaptarse a los nuevos tiempos. Es hora de poner en la balanza el discurso que obliga a usar frases y formas que atienden sólo al sentido autoritario de la lengua, y conforme a la inclinación de los platillos, desterrar el sentido clasista y reverencial que impone a una dependencia de menor grado la costumbre de mencionar primero la instancia de la cual depende, según el organigrama, y erradicar la frase “a través de”, cuyo uso ha sido limitado por lingüistas tan destacados como Martínez de Sousa. Sería tan sencillo como decir: La Coordinación General de Difusión y Patrimonio Cultural de la Universidad Autónoma de Coahuila convoca O, La Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Coahuila de Zaragoza convoca...
Esperanza Dávila Sota
DESDE MI BARRIO