Mirador 04/06/2019
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4 junio 2019
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El rey Cleto oyó hablar de los milagros que hacía San Virila.
Lo hizo llamar y le ordenó:
-Haz un milagro.
El frailecito se azaró. Él no hacía milagros: se le caían, como cae el sol de Dios sobre los hombres.
El rey, irritado por el silencio de Virila, volvió a ordenarle:
-Haz un milagro.
Dijo el santo:
-Está bien. Pero será uno solo.
-Uno que sea –admitió el rey.
Entonces San Virila hizo un movimiento de su mano y el rey Cleto quedó convertido en mosca. Clamó el monarca con angustia:
-¡Devuélveme a mi ser original!
Respondió San Virila:
-Dijimos que un solo milagro.
Por ahí anda la mosca todavía.
¡Hasta mañana!...
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