Periscopio terrestre
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Sin emerger de la tierra como el de los submarinos.
Con mirada circular panorámica se recorren los trescientos sesenta grados de rumbos sumados. Surge el asterisco de aquí y de allá. Es la chispa que enciende el motor de arranque de la observación, del procesamiento y de la opinión concentrada y directa.
APOTEOSIS CREPUSCULAR
Están atentos los ojos reporteriles a lo que pasa en las calles. Pocos levantan la mirada para atisbar lo que pasa en el cielo de la ciudad. Han llegado por internet, de lejanos países, mensajes de admiración y felicitación por los celajes sorprendentes, aparecidos en pasados días saltillenses, en los primeros pasos de este febrero.
Crepúsculos matutinos y vespertinos han sido atrapados por las cámaras de celulares madrugadores y atardecidos. Las fotos muestran rasgos nubosos con color de llamarada. Inmensos toldos resplandecientes con un tono rojizo. Es hemorragia luminosa de una tarde herida. Parece que unieron sus talentos pictóricos sol poniente y viento desbocado. La apoteosis crepuscular era un riesgo de distraerse de la manejada desde los vehículos trashumantes.
VIRULENCIA CORONADA
Con ínfulas monárquicas irrumpieron los virus coronados. Parecen venir de las entrañas de murciélagos convertidos en sopa chinesca. Los comensales de ojos rasgados empezaron a ser portadores y transmisores de esa especie de neumonía contagiosa. Ya lleva algunos miles de afectados y fallecidos en número creciente. La Santa Sede envió millares de mascarillas protectores como donación solidaria. Se han dado brotes esporádicos transcontinentales. Se bloquean los viajes y quizá se limitará el envío de tantos paquetes chinos enviados por barco y por avión a tierras de América. Los estudiantes mexicanos pudieron llegar al aeropuerto de CDMX antes de ser víctimas de lo que parece ser inicio de pandemia. Hay una recomendación de simplicidad efectiva: hacer gárgaras de agua salada antes de ir a lugares concurridos.
TACHAR SAN LUNES
Para muchos trabajadores era su santo de gran devoción. Era su domingo prolongado. Ese día “ni las gallinas ponen”, era el recio argumento de corral que se les ocurría para justificar su ausencia en día de labor.
El lunes después se hizo hospitalario y albergó los descansos cívicos de entre semana. Se vivía el triduo de fin de semana: sabadito lindo, domingo familiar y lunes de anticipo. No pocos viajaban para ocio en lugares cercanos. Se aplaudía esta medida en que se lograba una sensación de relajamiento con sano receso reparador.
Sin consulta previa se avisa que habrá regresión al poner descanso en los días exactos otra vez, sin ningún traslado que lo deje unido a la pausa dominical. Que no haya clases ni labores como signo de veneración a personas egregias o acontecimientos patrios. Se rechazan razones presuntamente económicas para dejar todo igual para no cancelar ingresos considerables por consumos y turismos. No tardarán las manifestaciones callejeras en lugar de los diálogos oportunos.
EMPASTILLADOS
Hay una numerosa y creciente población de empastillados. La farmacodependencia parece viral, aunque sin corona. Pastillas, jarabes, inyecciones están en todas las garrapateadas recetas médicas. Al no cuidar suficientemente lo preventivo, la gente se va tras los medicamentos.
Ha sido uno de los grandes mercados monopólicos y corruptos. No son pocos los enfermos por las medicinas que quitan síntomas y dañan órganos. El ideal es atrayente después de los túneles de resistencias: reconocer el derecho humano a la salud, con tratamientos y medicamentos gratuitos para todos, empleando las contribuciones sin corrupciones ni desviaciones...