Poesía jurídica

¿Qué tienen en común Sabines, Cortázar, Ferrajoli y Zaffaroni? Bueno para quienes no tengan el gusto o la desdicha de conocerlos, los dos primeros son grandes poetas y los segundos, sobresalientes autores de libros sobre Derechos Humanos, que para el caso concreto es lo mismo.

¿Por qué lo mismo?, bueno pues por años y años los derechos humanos sólo han sido considerados poesía jurídica por muchísimas personas, y esto sucede por lo bonitos y utópicos que suenan al leerse, ¿qué acaso no es sumamente poética la igualdad?, ¿o la libertad?, ¿o la vida? Todos son temas que muchísimas veces hemos oído o leído en la poesía y que autores de derechos humanos, como los que ya les mencioné, y activistas de todo el mundo ahonden sobre estos temas nos parece bastante poético e incluso ridículo.

Sin embargo, yo creo que es preocupante ese pensamiento de la mayoría de las personas y, más aún, es inquietante que los mismos impartidores del derecho y los mismos gobiernos lo piensen, pues claro está que lo hacen, porque muy poco se han preocupado los gobiernos en enseñar derechos humanos, no sólo a los servidores públicos que son abogados, sino a todos, a médicos, a psicólogos, maestros e incluso al mismo personal administrativo.

Desgraciadamente vivimos en un País que muy poco sabe de derechos humanos, nos han jalado las orejas ya varias veces los organismos internacionales por esta circunstancia, y en algunas cosas hemos ido bien, avanzando, tratando de ser más justos, y en otras lamentablemente no tanto.

Pero no culpo del todo al Gobierno, a veces somos nosotros mismos quienes decidimos no hacer nada por mejorar como sociedad en estas cuestiones, y desde cosas muy simples podemos estar causando todos los ataques y violaciones a derechos humanos, porque nuestra cultura está tan arraigada en el siglo antepasado que nos escudamos en eso para no avanzar o para hacerlo muy despacito, cosas que parecen inofensivas son tan lascivas y no nos damos cuenta, por ejemplo, ¿en qué cabeza cabe pensar que es más importante hablar sobre cómo un grupo de mujeres rayaron un monumento y satanizarlas por eso, que el hecho que maten y violen a decenas de mujeres al día en México por el simple hecho de ser mujer?, ¿cómo es posible que glorifiquemos a los narcos sólo porque están guapos y no nos detengamos a pensar cuantas personas han muerto por su culpa?

Me parece increíble como entre carcajadas hablan de derechos humanos, burlándose de éstos y diciendo “aquí eso no existe”, y es que jamás van a existir si creemos que no existen, porque pues indiscutiblemente no son un bien tangible, obviamente nacieron de la imaginación de alguien, pero algo sí les puedo asegurar, si nacieron fue por algo, nacieron por la necesidad de que el ser humano tuviera derecho a existir, y no sólo a existir, sino a vivir, a vivir libre y dignamente, a ser igual sin importar sus preferencias sexuales, si son hombres o mujeres, si son niños o ancianos, si tienen sólo un brazo o si no pueden caminar, nacieron para que el ser humano pueda hablar y gritar, para que pueda creer en Jesús o en Allah, para que pueda amar sin ser juzgado, para que pueda caminar libre por las calles, para que en el mundo pueda haber paz.

No puedo negar que los derechos humanos son como poesía jurídica, no puedo negar tampoco el hecho de que lograr que se cumplan todos en cada una de las personas que habitan este mundo es un sueño bastante utópico, sin embargo, quiero admitir que sí creo que como sociedad y como personas podemos hacer algo por cambiar el entorno en el que vivimos y acercarnos un poco a ese sueño utópico, tal vez no podamos ver este cambio de la noche a la mañana, tal vez soy demasiado positiva al creer que esto puede pasar, pero me ha tocado conocer a personas reales, a estudiantes, a amas de casa, a trabajadores del campo, a profesionistas, a gente como tú y como yo, de distintos lugares, de distintas razas y con diferente contexto de vida, hacer algo para cambiar las distintas realidades de los menos afortunados, creo que eso es lo que me da esperanza y confianza en la humanidad.

Andrea Soledad Muñiz Llamas

@soychole1

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