Sufragio pandémico

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Sigue vigente –en cualquier color de semáforo– el “no salga”.
Acá no se ha hablado de votación postal como la practicada en la denunciada elección de la Unión de Estados vecinos del norte. Ni se menciona algún tipo de votación telefónica o virtual. Todavía estamos lejos de la futura votación telepática que algunos han soñado.
Lo más seguro es que, en el próximo sufragio pandémico, los que no están en el pésimo club de los abstencionistas busquen su tarjeta y vayan a la casilla que les toque, con boca y nariz cubierta, en fila con distancias, a que les desinfecten las manos, les chequen su nombre en el padrón y vayan a la privacidad de la urna a dejar en la boleta una cruz de San Andrés o signo de multiplicación, no para tachar y rechazar sino para decir que el que queda tachado es el que prefieren para alcalde o parlamentario. No pocos ya ni verán otra cosa sino el color de partido que les place. Doblar y depositar en urna transparente será el último paso para marcharse sin saludos de contacto.
Alcaldías, diputaciones y senadurías son encargos de servicio a la comunidad. Requieren entrega de tiempo completo, superación de codicias particulares y rectitud intachable en la administración de fondos públicos que son para el bien de todos.
LITURGIA ADELANTADA
El lapso coloquial muy mencionado es Guadalupe-Reyes. Equivale a la distancia cronológica entre el 12 de diciembre hasta el 6 de enero. Pero los llamados reyes, que son en realidad magos o sabios de oriente, llegan el domingo más cercano al día 6. Este año recién nacido (porque nadie lo abortó, ni legal ni ilegalmente), la Epifanía se celebró ya litúrgicamente el domingo 3.
Acá en el norte no tanto, pero en CDMX (Antes DeEfe) más que el 24 de Nochebuena, la llegada de juguetes para la chiquillería es el mero 6 de enero. Llegan los tres magos-reyes-sabios) a los que la raza más pícara les cambia los nombres y los llama: “Malhechor, Raspar y Va-a-saltar”...¡ja! Se dice que sus restos están en la catedral de Colonia, en Alemania. El relicario es un gran sarcófago triple, dorado y ricamente decorado, colocado encima y detrás del altar mayor de la Catedral de Colonia. Se considera el punto culminante del arte mosano y el relicario más grande en el mundo occidental.
DIÁLOGO CON CRÍTICA
Dentro de la inmadurez relacional, que se padece en los ambientes públicos y en los medios de difusión y las llamadas redes sociales, se pueden distinguir dos extremos viciosos que son la adulación y la infodemia (léase calumnia, distorsión, prejuicio). El centro virtuoso es el diálogo crítico. Es madurez en la relación porque ambas partes se escuchan, se entienden y descubren acuerdos y desacuerdos. No es adulación porque incluye la crítica sana y no es infodemia porque se sirve a la verdad que otro encontró con la propia. En el diálogo crítico puede llegar a decirse: “respeto tu opinión, pero no la comparto”.
El diálogo con crítica excluye la ironía, la ridiculización, la injuria, la descalificación, el insulto que sólo exhiben la ramplonería de quienes los profieren.
CANSANCIO SANITARIO
Se les llama héroes y se les ha premiado y condecorado. No sólo al personal de médicos y enfermeras sino a todos los empleados que hacen posible la vida y la eficiencia de un hospital.
Como seres humanos, a pesar de su capacitación y talento para servir, la misma naturaleza de su servicio produce una constante tensión con escasos recesos. Sobreviene fatiga y decaimiento.
Es admirable la actitud de los que vienen de regiones donde hay menos contagios a colaborar en la CDMX, que tiene riesgo de saturación y de personal cansado. Atienden la emergencia renunciando a su situación habitual para vivir como en trinchera o campamento con actos y satisfactores comunitarios bien organizados, pero en medio de intensa actividad y necesaria disciplina... Es el valor moral de la solidaridad fraterna...