Una historia...
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Veo la estatua. No muerta, sino viva. Impresionante en la pantalla digital. La imagino en la sala, frente a ella. Es Zeus o Poseidón. Al día de hoy, no sabe quién es. Es una escultura de bronce de más de dos metros de altura. El inmortal está desnudo, flexible, vivo, no muerto; en actitud de estar lanzando un tridente (Poseidón) o un funesto rayo (Zeus). Es un hombre maduro de barba en su sitio, entrado en los campos de batalla ya sea lo mismo en la guerra o en la esgrima verbal del Areópago, en Atenas, Grecia. De hecho, la figura de broce está en el Museo Nacional de Antropología de Atenas, lugar donde el doctor en Derecho, Víctor S. Peña (colaborador de lujo de esta plana editorial los domingos), la contempló embelesado por más de dos horas y sí, lugar donde tomó la instantánea con su cámara.
¿Cómo se acercó usted lector, a la lectura, al placer de leer? Los caminos son tan diferentes en cada humano, como diferentes son nuestros vicios y manías en nuestra aficiones de temas y autores. En estas vacaciones de verano que acaban de terminar, fui a almorzar para abrazarnos afectuosamente, con el hombre que más sabe sobre transparencia en México, Víctor S. Peña, quien vino con su familia a vacacionar por días a la ciudad. Usted lo sabe, el talento no está permitido en este pueblo, por lo cual S. Peña largó bártulos locales y se fue a mejores expectativas. Está avecindado en Hermosillo, Sonora, pero ya lo perdimos. Se ha convertido en un nómada veloz (usa gadgets de última generación, se mueve en Jet, habla tres o cuatro idiomas y jamás está en un sitio de tiempo completo), para decirlo en voz de Jaques Atalli. Es ciudadano del mundo. S. Peña recién regresó de dictar cátedra en Grecia sobre transparencia, corrupción y la implementación y (escaso) éxito de los sistemas anticorrupción en Latinoamérica.
Pero entre risas y aún deslumbrado por la figura de Zeus o Poseidón la cual anida en sus ojos, me cuenta que desde infante vio la portentosa figura que hoy conoció cuerpo a cuerpo, retratada en la portada de uno de esos libros de las míticas Enciclopedias (¿sabrán los “Millenials” lo que son?) que llevaba su padre a su casa. Era la colección “El Origen del Hombre”, en el tomo correspondiente a la cultura griega y aquí se reproducía la estampa de este poderoso varón-dios. Lo demás es historia; por esto y no otra cosa, don Víctor S. Peña empezó a devorar libros y lecturas, robándole tiempo a las horas de sueño y diversión. La historia y los dioses griegos le han premiado su devoción: fue a Atenas y conoció al mismísimo dios del rayo y del tridente.
Esquina-bajan
El Estado le quedó chico. El mundo está siendo su límite. Actualizamos charla. Me platica de sus últimos logros y me adelanta una primicia, una noticia nacional. Apenas y en días, presentará en Sonora y luego dentro de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Jalisco, el libro “Historia Panorámica del Congreso del Estado de Sonora. 2000-2016. Volumen II”. De su autoría junto al historiador Ignacio Almada Bay (Medalla Vito Alessio Robles en la localidad.
Ya ve que todo tiene que ver con todo). Y viene la nota nacional: bajo un proyecto financiado por el Conacyt a tres años, S. Peña al terminar la investigación, editará un libro y será el coordinador de otro volumen donde pasará a cuchillo a los institutos de transparencia estatales y claro, al nacional.
Peña Mancillas es duro, crítico como él solo. Dice que en 15 años desde la instrumentación de dicho cuerpo pensado ciudadano e independiente en su concepción, hoy es un mero apéndice burocrático del Gobierno oficial. ¿El posible título del volumen ya en marcha y coordinado lo mismo en Oaxaca, en Tlaxcala y la ciudad de México? “La Transparencia Contra sí Misma.” Lacónico, mientras sorbemos el tal vez octavo café de la mañana que se ha volatilizado en su voz, agrega, “la fórmula ya es fallida maestro. Los institutos creo que van a desaparecer en poco tiempo”. No puedo agregar más. Muchas cosas tengo en mi libreta de apuntes (a todos los institutitos de transparencia del País, les conoce el mínimo estornudo), pero no puedo faltar al entrevistado con una infidencia. Su investigación será una bomba.
Me habla y me da a leer avances de su participación, junto a otros maestros, doctores, académicos e investigadores, en la redacción del “Diccionario de Transparencia”, obra de próxima publicación por parte del CIDE. Este segundo semestre del año (que para el doctor ya inició) me dice, será más intenso que el primero. Viajes a Puebla, Tlaxcala, Ciudad de México, Oaxaca; Boston, USA; Zacatecas; tres o cuatro visitas a Guadalajara, donde su presencia y cátedra es solicitada. Sí, menos aquí. Donde le temen. Luego de cuatro horas de charla, le pregunto de su alimentación en Grecia en su semana de clases. Atacado de risa, dice, “había una nieve de leche de búfalo que era obligación probarla.
Lo hice. Me reservo el comentario maestro…”
Letras minúsculas
Víctor S. Peña en el mejor momento de vida. Dejo para próxima columna su opinión y avances de su libro que sin duda, será tema nacional.