Por qué ganar Coahuila en 2023
Hay momentos en la historia, que permiten ver con claridad a los actores y los acontecimientos políticos y su vinculación con procesos y estructuras sociales; así como sus impactos en el corto, mediano y largo plazo. Las elecciones del próximo 4 de junio en Coahuila es uno de esos momentos únicos.
La urgencia de corto plazo es puntual: la coalición abanderada por Manolo Jiménez habrá de ganar las elecciones este 4 de junio próximo. Su eventual victoria, sin embargo, tiene matices importantes: tiene que ir más allá del pragmatismo -motivado por el miedo o el temor antimorenista- para instalar una sólida esperanza en el liderazgo de Manolo; tiene que impedir el crecimiento -o acumulación de fuerzas- de Morena en los municipios de mayor votación en Coahuila y tiene que disminuir a su mínima expresión el voto del Partido del Trabajo en los 38 municipios del estado.
Lograr un triunfo electoral con estos tres matices aseguraría, en forma y en contenido, una transformación renovada de Coahuila.
El modelo coalición Coahuila sería -en el mediano plazo- el ejemplo a seguir para configurar una alianza similar con una candidatura unificada de partidos y sociedad civil en 2024.
En ese sentido, Miguel Riquelme jugaría un papel protagónico -idealmente, como presidente del PRI nacional. En ese momento, tres credenciales lo avalarían: unificó Coahuila en torno a su liderazgo sin “guajes” para nadar, blindó el estado del asedio sistemático de la 4T y del crimen organizado, y generó, a pesar de recortes y deudas, sólidos indicadores económicos.
Finalmente, Miguel dejó, cómo cereza en el pastel, un sucesor de su propio partido, con un historial de triunfos electorales importantes durante su sexenio.
Con estas credenciales, Riquelme tendría tres tareas: unificar a tirios y a troyanos al interior de su partido; catapultar la coalición para el 2024 e impulsar la refundación del PRI desde Coahuila en 2025.
Para lograr esos objetivos que parten de su credibilidad política, Miguel tendría que tomar, por necesidad, una distancia estratégica de Alejandro Moreno y de Rubén Moreira.
Manolo, en el 2024, sería un aliado significativo para Riquelme en su empeño por cumplir esas tres tareas a nivel federal. Y en 2025, Manolo sería un actor clave para impulsar la refundación del PRI desde Coahuila.
En ese largo plazo, Manolo impulsaría el modelo de gobierno a seguir por el nuevo PRI a partir de la visión que impulsa en su campaña, un gobierno nutrido y fortalecido por su ciudadanización con tres compromisos paralelos: ejercer un gobierno con perspectiva de Derechos Humanos con énfasis en mujeres, impulsar un recambio generacional de las clases políticas y mantener el blindaje de Coahuila para afirmarlo y transformarlo bajo un entorno del siglo XXI.
Manolo es el común denominador en los tres plazos de la historia. Mientras que Coahuila es el crisol que potenciaría la coalición con candidatura única para 2024 y lanzaría -con sello Coahuila- la refundación del PRI en 2025.
Miremos pues, cómo se desgrana en el tiempo ese momento histórico, único, que hoy se presenta ante nosotros.
Nota: El autor es Director General del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.
Encuesta Vanguardia
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