Propósitos
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Modestia aparte, muy pocos he conocido tan aficionados al deporte como yo. Sin embargo, dicha afición no va más allá del confortable sillón de mi casa. Cuando hay un juego de futbol en la televisión, inmediatamente me dispongo a disfrutarlo sin importar los equipos que estén jugando. Lo mismo sucede en el caso del beisbol, del basquetbol, del futbol americano, del golf y hasta del lanzamiento de jabalina.
Tienen razón quienes afirman que el deporte es sinónimo de salud, pues basta que juegue la Selección Mexicana para invitar a mis amigos y aprovechar cada instante para decir: “¡Salud!”.
Mi gusto por el deporte se limita al papel de espectador, pues nunca he podido ser un practicante. La fuerza de voluntad es en mí algo tan reducido, que resignado estoy a no alcanzar jamás la disciplina necesaria para hacer ejercicio.
La llegada de cada nuevo año me motiva para hacer un montón de propósitos, entre los cuales nunca falta el dedicar cada día unos minutos para ejercitar mi cuerpo. Pero siempre sucede lo mismo. El 1 de enero, justifico mi permanencia en la cama por la acumulación de desveladas. El 2 de enero me levanto todavía dormido y me pongo el todo atuendo necesario pero, al descubrir que hace un poco de frío, prefiero resguardarme en la comodidad de mi hogar. El 3 de enero las cosas cambian, pues mi conciencia ya me ha jalado las orejas y no me queda otra más que salir a las calles a trotar un rato. El 4 de enero no puedo ni moverme por el dolor muscular, por lo cual evito a toda costa volver a someterme al martirio de hacer ejercicio. El 5 de enero el dolor desaparece, pero no mi pereza. El 6 de enero, vencido por mi espíritu sedentario, cambio mi propósito de hacer ejercicio por el de no entrarle tan duro a la Rosca de Reyes.
Aquí entre nos, un amigo me preguntó hace meses cómo iba con el compromiso de hacer ejercicio. Yo le respondí que ya era un atleta de alto rendimiento. Admirado me felicitó y me invitó a seguir con esa disciplina. Pero no supo si reír o llorar cuando le confesé que si era un atleta de alto rendimiento era porque me rendí inmediatamente a la difícil costumbre de ejercitarme.
Con tristeza me he dado cuenta que para mí es imposible practicar un deporte con la mínima regularidad. Por esta razón, admiro no sólo a los deportistas profesionales, sino también a todos aquellos cuya disciplina les permite tener la costumbre de hacer ejercicio.
Todos los días veo en las calles de nuestra ciudad a gente trotando o pedalear su bicicleta. Al verlos, un espíritu de envidia se apodera de mí, pues difícilmente podré verme en los zapatos de estas personas o, mejor dicho, en los tenis de ellos.
Muchos atletas hay en Saltillo. Cada vez que se organiza una carrera, cientos de personas se inscriben con el único afán de participar y ejercitar sus cuerpos. Aunque hay en nuestra ciudad distintos lugares en los cuales es posible practicar un deporte, en ocasiones éstos no son visitados, pues muchos deportistas prefieren las calles para correr o para andar en bicicleta.
El alcalde Manolo Jiménez construyó muchos espacios públicos para quienes hacen ejercicio. Avenidas ubicadas principalmente al norte de Saltillo, suelen llenarse en los carriles designados por improvisados ciclistas y quienes caminan o corren para mantener la mente sana en cuerpo sano.
Chema Fraustro debería seguir con esa buena iniciativa de Manolo. Una arteria que podría servir para este fin es el bulevar Colosio. Si hacemos un recorrido por esta calle, descubriremos que en ambos sentidos existe un carril que está siendo utilizado actualmente por decenas de deportistas, quienes corren el riesgo de ser atropellados. El prohibir la circulación de coches por los carriles de la derecha, podría dar más de seguridad a estos saltillenses.
El costo de hacer dicha obra es mínimo, pues se reduce a colocar barreras especiales, y a la colocación de algunos letreros. El beneficio, en cambio, es mayúsculo pues los saltillenses podrían contar con una calle de extensión considerable en la cual ejercitarse. Lo mismo debe hacerse en todas las zonas de la ciudad.
En grandes ciudades del mundo existen calles con un carril exclusivo para ciclistas y corredores. ¿Por qué no seguir haciendo lo mismo en Saltillo? Si esta obra continúa, no sólo decenas de deportistas estarán agradecidos, sino que también se demostrará que nuestras autoridades municipales trabajan con el único fin de elevar el nivel de vida de los saltillenses.
aquientrenosvanguardia@gmail.com