Ricardo Mejía Berdeja: el tiktokero de la 4T
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¿Qué sucedió al interior del búnker de Ricardo Mejía Berdeja cuando Mario Delgado, presidente de Morena, levantó la mano de Armando Guadiana como coordinador de los comités de defensa de la 4T y eventual candidato morenista a la gubernatura de Coahuila? El encabronamiento colectivo, colmado de sorpresa, fue el común denominador. El asombro, ante un evento inesperado, les impidió reaccionar más allá de las mentadas de madre contra Guadiana, AMLO, Mario Delgado y Citlalli Hernández, secretaria general de Morena.
Montados en su soberbia y su resentimiento todavía, ninguno de los cercanos a Mejía reparó en la debilidad intrínseca de su candidato. Desde la perspectiva de AMLO, Mejía –aunque no Delfina en Estado de México– era un peón dispensable para transitar su plan B electoral con Ricardo Monreal el padrino político de Guadiana.
Mejía era un candidato impugnable por el dispendio excesivo de gastos para posicionar su imagen en Coahuila. Le mermaban posibilidades, además, sus supuestos lazos con el crimen organizado, a través de Ricardo Peralta y Salvador Llamas.
Para colmo, los cercanos a Mejía nunca se percataron de que ellos mismos eran un lastre para su candidatura, porque formaban parte de una manada que exudaba deslealtad, odio y resentimiento por cada uno de sus poros.
¿Alguna persona podría levantar la mano para eximir de esas “virtudes” a Jorge Luis Morán, Shamir Fernández, Noé Garza, Héctor Franco, Rodolfo Walss, Jaime Carrillo, Carlos Alba, Manuel Villegas, Ivonne Balarezo y Doracela Rodríguez, entre otros?
Superado el fregadazo y las palabras altisonantes con tembeleque y patatús incluidos: Mejía tranquilizó a sus cercanos y les hizo sentir que la lucha continuaba al venderles tres escenarios. Primero. Al salir la convocatoria a la candidatura de gobernador –primeros días de enero– Mejía llamaría a una consulta interna para arrebatarle la candidatura a Guadiana. La misma Yamile Mtanous, presidenta del consejo estatal de Morena –ligada al presidente del consejo nacional de Morena, Alfonso Durazo, aliado de Mejía– hizo un llamado a la militancia morenista para tranquilizarla y esperar los tiempos para tomar por asalto la candidatura. Pero Mejía los engañó. Ese escenario no era posible, porque tendría que destruir los estatutos morenistas que aseguran el tránsito del coordinador de los comités de defensa de la 4T a la candidatura de la gubernatura.
Segundo. Mejía les confirmó que si Morena no le daba la posibilidad de competir de nuevo por la candidatura en enero de 2023, iría por el Partido del Trabajo. Pero olvidó mencionarles que ese partido no se manda sólo, porque es un parásito alimentado por AMLO. Mejía los volvió a engañar. En estos dos escenarios, Mejía ocultó que cualquiera de ellos provocaría una división al interior de Morena que impediría toda posibilidad de triunfo en Coahuila.
Tercero. Si no salían los otros dos escenarios, Mejía les juró que negociaría la Fiscalía General de la República para perseguir a los hermanos Moreira y a Miguel Riquelme y luego, aterrizaría en la Alcaldía de Torreón en 2024, como paso intermedio a la gubernatura en 2029.
¿En qué terminaron esos escenarios imaginados desde el encabronamiento? Tres coscorrones de AMLO después, Mejía apareció en la mañanera de ayer con el rostro descompuesto y las quijadas apretadas al máximo. Él continuará como subsecretario de Seguridad Pública y será el representante de AMLO en Coahuila en tres temas: Agua Saludable, Altos Hornos y el Mando Especial de La Laguna.
La pregunta, para sus seguidores, es una: después de todo lo perdido, ¿qué Tik Tok publicará en estos días? La incógnita quedará despejada este 18 de diciembre a las 12 del mediodía, cuando Mejía se reúna con sus cercanos en Villa de los Olivos, en Torreón, Coahuila.
Nota: El autor es director general del ICAI. Sus puntos de vista no representan los de la institución.