Esta semana un estudiante de medicina de la UNAM se tiró de un edificio al vacío y murió instantáneamente. Se suicidó. Cuando lo leí, se me erizó la piel y tuve que volver a leerlo para entender bien (otra vez) lo que había pasado. Parecía escena de una película, no creía que realmente hubiera pasado dentro de una universidad, en donde se viven (se supone) los sueños y es el lugar perfecto para construir ...