Señor Alcalde, no hay cultura vial en Saltillo
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Dentro de los múltiples programas que se han implementado en la Presidencia Municipal de Saltillo y que han sido reconocidos por la generalidad de los ciudadanos, considero que en relación a la cultura vial, ésta ha sido relegada, ya que las notas en los medios todos los días abundan sobre este aspecto.
Debemos tener congruencia intelectual, ser objetivos y ponderar cuando se realizan acciones que benefician a la ciudad y sus habitantes. Lo comento en relación al tema que actualmente ha sido preocupación en materia vial en Saltillo.
La conectividad urbana y sus derivaciones en la capital coahuilense han tomado una velocidad acorde a su crecimiento acelerado, y para su operatividad, atribución propia de la autoridad municipal, es de suma importancia por los riesgos que representa el número tan elevado de vehículos en circulación, pues estos, alrededor de 400 mil unidades, recorren la ciudad cotidianamente.
Algunas reglas de tránsito han estado limitadas por el criterio obtuso adoptado por la autoridad, como ejemplo podemos citar que en las zonas donde se encuentran los puentes vehiculares que usan los miles de automóviles que transitan, la velocidad permitida no debe ser la misma que la de una vialidad secundaria que utiliza menos vehículos.
Otra regla de inmensa importancia que la dependencia municipal desdeña, es el olvido que se observa en el desplazamiento de los peatones que hacen lo imposible para encontrar su camino sin que los asalte el peligro, por lo que es imprescindible que dentro de la normatividad se ajusten las reglas para darles protección, pues ellos también forman parte de la dinámica poblacional que contribuye al desarrollo de la ciudad.
Desgraciadamente en Saltillo no existe una cultura vial integral que sea impulsada por la autoridad, pues la reglamentación habla de generalidades y sin hacer hincapié en su difusión con el fin de que los habitantes la observen, es decir, la cumplan, no solo concretarse a publicar una lista de sanciones y el monto de la multa.
Es necesario capacitar a toda persona permanentemente que sea susceptible de hacer uso de las vías públicas mediante la cultura de la prevención donde se agreguen reglas, si es que no están, como que el peatón cruce la calle por las esquinas y que el automovilista respete las líneas de color amarillo plasmadas en las bocacalles, que se conserve dentro del vehículo depósitos de basura, etcétera.
La actitud coercitiva que algunos elementos de tránsito ejercen debe ser desterrada, pues a veces maximizan alguna posible falta al reglamento por parte del conductor, con el objeto de que éste ofrezca recompensar al oficial para que no le extienda la supuesta infracción y así recurrir al ganar ganar.
Estoy totalmente de acuerdo en que es necesario regular la velocidad de los automovilistas en nuestra ciudad, solo que el procedimiento lógico, congruente es que primero se concientice a la población con programas de prevención encaminadas a la observancia de la legalidad, y luego que se vigile su cumplimiento y ahora si en caso de infringir alguna disposición aplicar exactamente la multa que corresponde.
Comprendo que una vez que el reglamento sea publicado oficialmente es obligatorio su cumplimiento, sin embargo, no está de más que la oficialidad se muestre más abierta con la población y fomente campañas que sirvan a conductores y peatones la comprensión de las normas, con el fin de que en la ciudad se cree un ambiente de movilidad sana que contribuya a que los accidentes de tránsito se vean disminuidos lo más que se pueda, de manera que no lamentemos heridos ni mucho menos muertes.
Ojalá que los programas de prevención en ésta área se implementen rigurosamente de manera que se destierre lo que a veces se piensa de la autoridad municipal, en el sentido de que da la impresión de que ve en cada conductor una fuente de ingresos en lugar de tener la oportunidad de salvar vidas.
Se lo digo EN SERIO.
franciscoaguirreperales@gmail.com
@aguirreperalesf