Culmina la FINA 446 pero... ¿dejó satisfecho a su público?
El festival artístico realizado para celebrar el aniversario de Saltillo entregó cientos de actividades artísticas y culturales durante once días a miles de personas
Es bien fácil medir el éxito en números. Con más de 150 mil asistentes a sus 123 actividades, se puede decir que la Fiesta Internacional de las Artes Saltillo 446 (FINA) fue todo un éxito, al atraer a casi un 15 por ciento de la población total del municipio a sus eventos artísticos y culturales.
Pero los números son fríos y poco dicen realmente sobre lo que desean o necesitan las personas, ni sobre qué les pareció, si lo disfrutaron o no. ¿Fue un buen rato y un momento de ocio agradable o les dejó con una experiencia más sustanciosa?
Por eso en VANGUARDIA decidimos preguntarle directamente a los saltillenses si la más reciente edición del festival internacional organizado por el Instituto Municipal de Cultura, que celebra el aniversario de la ciudad cumplió con sus expectativas y qué les gustaría ver el próximo año. Este artículo es resultado de sus comentarios.
Fórmula mesurada
Desde que la nueva administración municipal tomó las riendas del tradicional Festival Internacional de Cultura Saltillo –al que muchos todavía llaman así– cambió su nombre por “Fiesta” Internacional de las Artes y lanzó a la calle una serie de apuestas que sí fueron bien recibidas.
Pero ante los buenos resultados la apuesta mutó en fórmula y así de nueva cuenta tuvimos conciertos al aire libre frente al Ateneo Fuente –en 2022 con Mariana Bo y ahora con Henry Fong y Los Dos Carnales–, un show de luces y videomapping –antes en la fachada del Ateneo y luego en la fuente de la Alameda–, espectáculos circenses –primero con Mirabile y después con el tour del Circo Mágico– y una producción de teatro musical –Cenicienta en 2022 y La Bella y la Bestia en 2023–.
Estos fueron algunos de los eventos que lideraron la cartelera y de los que más gustaron a nuestros lectores, pero en general la respuesta fue tibia al respecto y hubo bastantes quejas al respecto de la organización, sobre todo en lo relativo a la entrega de pases de cortesía –por los horarios tan estrictos que no permiten a cualquier acudir por ellos– y en eventos particulares.
Gran calidad local
Si bien no figuraron como tal en la encuesta realizada sí se pudo capturar durante nuestra cobertura un poco de la recepción que tuvo el público ante las propuestas artísticas de los creadores locales.
Tanto las dos funciones gratuitas del elenco JR y SR de “La Bella y la Bestia”, producida por Cuarta Pared Teatro, como las dos de la ópera “La Traviata” a cargo de la Compañía de Ópera de Saltillo llenaron el Teatro de la Ciudad Fernando Soler y presentaron gran calidad artística con muy pocos errores creativos o técnicos.
Asimismo, también se llenaron las funciones de las obras de teatro –todas ya estrenadas con anterioridad–, que se llevaron a cabo en espacios alternativos, como el Teatro Garnica y el Centro Cultural La Besana, y la convocatoria y aceptación fue similar para las presentaciones de los libros de la Colección Editorial Letras del Desierto.
De igual manera fue muy grato para los coahuilenses que en esta ocasión resultara ganador de la Bienal de Autorretrato Rubén Herrera un paisano, Mauro Llanas de Monclova, aunque el resto de las exposiciones no llamó tanto la atención y, por otro lado, el taller de guión y microteatro que impartió la dramaturga y guionista española Yolanda Barrasa también fue muy bien recibido por la comunidad.
La oferta fue amplia, como lo mencionaron en la publicación, y abarcó también al cine, que vio el estreno de dos producciones locales –el thriller “Trinidad” de Luis Monterrubio y el documental “San Juan a su hijo” de José Luis Elizalde–, cuyos boletos también se agotaron y en el primer caso requirió la programación de dos funciones más para este fin de semana.
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Una escala menor
A pesar de haber contado con más de 2 mil artistas, en 123 actividades, y un presupuesto de 13 millones de pesos, otra de las opiniones recurrentes fue la necesidad de crecer el evento para el próximo año y, sobre todo, abarcar a otras disciplinas y a otras áreas de la ciudad.
Al menos durante las dos administraciones previas –a cargo de Mabel Garza e Iván Márquez, respectivamente– se le dio más atención a las zonas periféricas de la ciudad y los ejidos.
Este año, por ejemplo, en total no hubo más de 15 eventos que atendieran a estas poblaciones, entre conciertos a cargo de la Caravana Cultural de la Secretaría de Cultura de Coahuila en ejidos y las presentaciones del Espectáculo Circo Mágico en centros comunitarios de la ciudad.
En el pasado, además de los espacios antes mencionados, también se llegó a atender biblioparques, plazas públicas y sitios no convencionales como la antigua estación de tren –donde se propusieron actividades de arte urbano–, entre otros lugares.
Y aunque se agradeció la presencia del talento local, se hizo hincapié en la falta de propuestas de artistas de otras partes del país, sobre todo en teatro, pero también en danza –la disciplina con menos eventos en la cartelera–, lo que puede ayudar a enriquecer la visión de artistas y público por igual.
¿Fue un éxito o no?
La respuesta a esta pregunta tiende a englobar todo en un absoluto. Si fue un éxito los errores podrían ser ignorados y si se le considera un fracaso lo mismo pasa con los aciertos. Lo que se puede extraer de esa ínfima muestra estadística en redes sociales es que hay satisfacción con lo que se realizó.
Las opiniones recabadas hablan más de un festival que le apuesta al talento local con un par de agentes extranjeros para aderezar el asunto, que no se olvida que Saltillo no es solo su Centro Histórico y Parque Centro, pero no se arriesga a proponer algo más allá de estas fronteras. Y esta decisión mesurada puede resultar tibia para quienes recuerdan lo que ha sucedido en este mismo municipio en el pasado.
Al final de cuentas la cultura no es algo que se pueda reducir a un número, y entregar un producto de calidad –sobre todo para atender a tanta diversidad como personas hay en la ciudad– es bastante difícil y requiere un equilibrio entre la experiencia, la intuición y una escucha constante de lo que acontece y lo que busca la propia ciudadanía.