Museo de Memoria LGBTQ+ en Guadalajara, un mensaje de tolerancia y diversidad sexual
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En Guadalajara abrió sus puertas el Museo de la Memoria LGBTQ+ con la intención de mandar un mensaje de tolerancia y recordar que la población de la diversidad sexual se ha abierto un espacio en la sociedad mexicana.
Este es el primero en su tipo en México y busca visibilizar como la sociedad y los medios de comunicación tanto promovieron como censuraron por años los estereotipos del “joto”, la “machorra” o la “vestida”, para referirse a los hombres homosexuales, las lesbianas y las personas transgénero, explicó Jaime Aurelio Casillas, director del Museo en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.
“La idea curatorial no es hablar de la militancia gay de los derechos humanos, muchos de los museos de memoria gay que hay en el mundo, están enfocados en contar la historia de los activistas, este museo está para contar cómo los medios de comunicación veían a las personas trans, a las lesbianas y a los gays”, comentó Casillas.
Siendo una iniciativa de Jaime Cobián, coordinador de la organización Códise, que se dedica a promover los derechos de la población LGBT, Casillas analizó más de 30,000 objetos y documentos reunidos por la agrupación durante 30 años y clasificando alrededor de 3,000.
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Finalmente fueron elegidas 171 piezas entre las que hay revistas, posters, libros, folletos y periódicos que van desde 1904 hasta 2006 que están divididos en cuatro salas, precisó Casillas.
En un muro, el museo exhibe decenas de palabras despectivas con las que se refieren a los homosexuales y las lesbianas en la sociedad mexicana, entre ellas “Joto”, “maricón”, “cachagranizos”, “manflora”, “tortilla”, “lencha”. Algunas de esas palabras se han quedado como un insulto hacia quienes no forman parte de la comunidad gay.
En otras de las salas el visitante podrá ver revistas desde la primera mitad del Siglo XX, algunas de ellas de corte deportivo, que mostraban a hombres desnudos en un intento de pornografía gay. Una de ellas fue “Eva”, que estaba destinada al público femenino, pero que quienes la compraban eran hombres.
Así también, se exhiben revistas de un corte amarillista como lo es Alarma, en las que las personas que visiten el museo verán como con crudeza de las fotos y textos homofóbicos y transfobicos se cuentan los asesinatos de odio que ocurrieron entre 1970 y 1990.
Hay otra sala que está dedicada al VIH siendo esta, quizás, la más significativa exhibir cómo esta pandemia que surgió a inicios de los años 80 fue consumiendo a una parte de la comunidad así también cómo en México las campañas de información y prevención tardaron en llegar, en gran parte por el tabú que representaban.
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Así mismo, el museo hace referencia a la incidencia de este grupo de la población en la política y cómo poco a poco han ido adquiriendo derechos y visibilidad entre la población.
Por otra parte, Casillas detalla que el museo busca incomodar y recordarle a la sociedad y las autoridades que los derechos de las personas de la diversidad sexual aún no han sido satisfechos por completo, a pesar a que hay avances con la legalización del matrimonio igualitario y las adopciones entre personas del mismo sexo.
“La legalización del matrimonio igualitario ha facilitado la posibilidad de una vida social y pública, es importante que la gente no se quede en el espacio social, sino habitar el espacio público a exigir sus derechos. las nuevas generaciones deben entender que lo más importante no son los activistas, si no lo que haces en tu casa, en tu trabajo y en tu vida social porque ahí pones la semilla de la visibilidad y de la exigencia de los derechos”, concluyó Casillas.
Con información de la Agencia EFE.