De fiesta con Centavrvs
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La agrupación presentó en Garibaldi su más reciente video, parte de su nueva producción discográfica ‘Somos Uno’
CIUDAD DE MÉXICO.- Estoy recargado en unas escaleras de madera, con un vasito de plástico lleno de mezcal y la cáscara mordisqueada de un trozo de naranja. Afuera aún es de día, pero dentro del Salón Tropicana en la Plaza Garibaldi, parece una fiesta nocturna. El sonido de la banda Centavrvs retumba por las paredes, luces de colores iluminan, una cortina de tiras de papel metálico brillante detrás de ellos y en letras amarillas el nombre del lugar. Apenas está llegando la gente, hacen pruebas de sonido para el show que darán en honor a su nuevo video, “Debilidad”.
Fui el primero en llegar y me recibieron con la bebida. El Mestizo Mezcal, hecho en el Estado de México, me explica el hombre que custodia las botellas, ubicadas en una mesa adornada, dentro de maletas abiertas, con naranjas con chile y cacahuates. Me sirve criollo y me instruye: dale un trago, mantenlo en la boca, respira, pásalo. Un fuerte sabor a alcohol se dispersa por todo mi cuerpo. Muerdo la naranja. Iba con la esperanza de entrevistar a Centavrvs, pero aunque haya llegado temprano, ya es demasiado tarde. Están ocupados, alistándose para el evento que empezará dentro de un par de horas.
La pista de baile está vacía, salvo por algunos hombres con cámaras que capturan los movimientos de la banda, en una danza similar a la que llevaron a cabo ahí mismo meses atrás, cuando filmaron el video musical por el que convocaron esa noche. Llegan algunos reporteros de diversos medios y otros invitados, quienes se mantienen a la entrada. Algunos son increpados por los hombres del mezcal y sus explicaciones. Se mueven cabezas y pies al ritmo de la música. El de El Mestizo me pregunta si me gustó el trago, él también está tomando. Le digo que ahora me sirva de otro y me da cupreata, brindamos, un sabor más fuerte.
Centavrvs ya bajó y ahora suena la Sonora Dinamita. La agrupación que unas semanas atrás estrenó su segundo álbum, “Somos Uno”, se sienta también, con varias botellas de Victorias y Coronas ante ellos. Los meseros de blanco y negro, con corbata de moñito, muy serios y atentos, la música y la luz, me hacen pensar que estoy en la boda de algún familiar. El Salón se va llenando poco a poco. Ritmos tropicales lo inundan todo. Los colores parpadean, pintan la pista, que sigue vacía, con un tono verdoso.
Llegan algunos fanáticos, se toman fotos con los integrantes, piden autógrafos en discos y pósters. Una pareja de señores se anima a bailar, son los primeros y únicos por ahora. No sé si vienen al evento o son clientes habituales del Salón Tropicana. Me intercambian un papelito que me entregaron en la entrada por una cerveza, a lo lejos se ven canastas con plástico azul: la cena, tacos. Ya hay bastante gente y un animador invisible intenta llevar más bailadores a la pista de “la catedral de la salsa y la cumbia”. Asegura que ya falta poco para que lleguen “nuestras estrellas”.
Otra pareja obedece. La mujer lleva un vestido amarillo, ajustadísimo, cortísimo, y una flor en el cabello. Dan vueltas divertidos, parecen profesionales. Más parejas se les unen. Salen cámaras y celulares para captar sus piruetas. Es casi imposible quitarles la vista de encima. Hay una pasión intensa en cada uno de sus pasos, llenos de precisión y ritmo. Luego me enteraré que muchos de ellos participaron en el video de Centavrvs.
La fiesta se interrumpe para dar inicio al evento. “Debilidad” aparece en algunas pantallas. Problemas de audio hacen que la producción se escuche demasiado bajo. Al terminar, Centavrvs se disculpa y prometen pasarlo de nuevo al final de su presentación. En ella hay temas de su nuevo disco como: “Volar Muy Alto”, “El Punto Final”, “Quebrar las Ventanas” y aquel responsable de reunir a los presentes. De igual manera tocan el que consideran su clásico: “Por Eso”, de su primer disco, el anterior, “Sombras de Oro”. Dedican su tema “Jerónimo” a los tres estudiantes asesinados de la Universidad de Medios Audiovisuales CAAV en Guadalajara. Un baile agridulce con el que concluye la fiesta.