Zapatero y Chávez zanjan en Lima el "¿por qué no te callas?"
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Tras medio año de distanciamiento por el famoso "¿por qué no te callas?" del rey Juan Carlos, José Luis Rodríguez Zapatero y Hugo Chávez acordaron iniciar una nueva etapa en las relaciones entre España y Venezuela durante su estancia en Lima, donde el viernes participaron en la V Cumbre entre América Latina, el Caribe y la Unión Europea (ALC-UE).
La reunión bilateral entre ambos -un formato muy común que los mandatarios asistentes a este tipo de encuentros aprovechan para avanzar y concretar temas de interés común- fue quizá la que más atención despertó en Lima tras el desencuentro entre Chávez y el monarca español en la Cumbre Iberoamericana celebrada en noviembre en Chile.
El nuevo rifirrafe verbal de Chávez, esta vez con la canciller alemana Angela Merkel en días previos a la cumbre, volvió a centrar los focos sobre él en la cumbre.
Zapatero y Chávez se reunieron el viernes por la tarde durante algo más de media hora y poco antes de la ceremonia de clausura del encuentro de Lima, dedicado a la lucha contra la pobreza y el cambio climático. "Se han dado las condiciones para iniciar una nueva etapa basada en el respeto institucional", explicó la secretaria de Estado para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, lo sucedido en la reunión.
Fue un encuentro a puerta cerrada, en el que, al contrario que en resto de las reuniones bilaterales que mantuvo Zapatero -con el presidente de Bolivia, Evo Morales; el de Colombia, Alvaro Uribe; y la de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner- fue a puerta cerrada: sólo estuvieron presentes los dos mandatarios y sus respectivos ministros de Exteriores, sin la presencia de secretarios de Estado u otros miembros de las delegaciones.
Tras el desencuentro de Chile y el alargamiento que del incidente hizo en el tiempo Chávez, reiterando sus críticas al rey, se trataba de lograr un clima "de mayor confianza" en esa reunión, que fue un encuentro "cordial", según lo describe el Ejecutivo español. La celebración de ese encuentro era probable desde antes de que Zapatero partiese de Madrid, pero La Moncloa no la confirmó oficialmente hasta pocas horas antes del inicio de la cumbre de Lima.
Y es que, con Chávez nunca se sabe. Aunque se contaba con él en Lima, el mandatario venezolano dejó abierta su presencia en la capital peruana en el marco de su enfrentamiento verbal con Merkel, a la que situó en la "derecha de (Adolf) Hitler", aunque también con ella hizo las paces en la capital peruana.
Zapatero llegó a la reunión del viernes con el venezolano tras haberle advertido en un par de ocasiones durante los días anteriores de que debe respetar las instituciones de España.
Lo dijo en Madrid y lo repitió en Lima en rueda de prensa con el presidente peruano, Alan García. El objetivo es mantener con Venezuela unas relaciones que se basen en "el respeto y la colaboración". El "respeto se nos debe exigir siempre a los gobernantes", aseguró. Y por si a Chávez no le había quedado claro incidió en que "se debe respetar siempre a quien representa a otro país, porque estamos respetando al país, no a la persona. Mediante el respeto se recupera y se gana confianza".
El primer acercamiento entre ambos se dio en la sesión inaugural de la cumbre. Fue Chávez el que, en un gesto de distensión, se acercó a Zapatero cuando éste, minutos antes del inicio, conversaba animadamente con Evo Morales. Le estrechó la mano, intercambiaron sonrientes unas palabras y Chávez dio una palmada en la espalda a Zapatero.
Era ése el momento en el que se veían por primera vez desde la Cumbre Iberoamericana de Chile, en la que el rey Juan Carlos de España espetó al mandatario venezolano el famoso "¿por qué no te callas?" después de que éste interrumpiera en varias ocasiones a Zapatero para, entre otras cosas, criticar al ex presidente José María Aznar.
Después, en la reunión, Chávez convino también en que lo mejor para las relaciones entre los dos países es el mantenimiento de "un respeto institucional siempre".
En España, entre tanto, el opositor Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy exigió al gobierno de Zapatero un discurso "más firme" ante el presidente venezolano, que encabeza un "régimen de deriva totalitaria".