¿Cómo está la economía mexicana antes de las elecciones presidenciales?
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Estamos a poco más de siete semanas de que se lleven a cabo las elecciones presidenciales. Si son o no las más importantes, cada uno deberá juzgarlas en función de sus principios políticos y de su capacidad de análisis. Lo que es un hecho es que habrá un cambio del dirigente que tiene las riendas del país y la capacidad de alterar en gran medida el rumbo económico que, de un tiempo para acá, parece deteriorarse. En primer lugar, por las propias condiciones nacionales y en segundo, por los problemas internacionales que ya están allí o que la propia política nacional ha generado. Sin embargo, es importante hablar en este momento de cómo está la economía para determinar la influencia que ésta puede tener en el voto de los mexicanos.
Para empezar, en cinco años y medio de gobierno, apenas se habrá crecido poco menos de 1% en el Producto Interno Bruto. En el último año si bien se alcanzó un 3.1% a pesar de los pronósticos de 1% que dieron los especialistas más conocidos, ahora, viene lo difícil porque se crecerá entre 2.5 y 3.5% en este mismo indicador este 2024, otras vez según los que más saben. No cabe duda que el efecto electoral reducirá la posibilidad de crecimiento y desde luego, los problemas diplomáticos internacionales afectarán la disposición a invertir por parte de los capitales extranjeros.
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La preocupación real en este rubro de crecimiento es que 2025 luce como un año muy complicado por la falta de recursos presupuestales y el daño acumulado que tienen las finanzas públicas. Sin una reforma fiscal de gran calado, ni las promesas de las candidatas ni un crecimiento mayor al 2% serán posibles, lo que desde luego, generará pobreza.
La inflación ha sido otro de los grandes temas durante el sexenio y nuevamente está siendo uno de los problemas actuales de la economía. El costo de la vida en México sigue aumentando de manera importante, sobre todo en la parte alimenticia en donde la inflación alcanzó para 2023 un promedio de 12%. Esto afecta más a los que menos ganan, que tienen que destinar una mayor parte de su ingreso solo a alimentarse, dejándoles menos recursos para el resto de sus necesidades. A pesar de que no se incrementó la base monetaria durante la pandemia ni se dieron incentivos monetarios, ni fiscales a las personas ni a las empresas, este país ha sido uno de los tres países de América Latina con mayor inflación en los últimos 3 años. La razón principal, el Banco de México reaccionó tarde a los efectos económicos generados por la pandemia y al rompimiento de las cadenas de suministros en 2022.
Hoy, nuevamente se están bajando las tasas de interés, cuando en Estados Unidos se han mantenido relativamente altas o sin cambios porque se espera una inflación persistente. Caso contrario en México, se espera un panorama más optimista, que no se ve por dónde pueda darse dadas las características económicas prevalecientes: problemas internacionales, falta de productividad a nivel nacional (no en el norte del país) y desde luego, problemas de escasez de suministros que se dan por las problemáticas del comercio internacional comenzando por un canal de Panamá que está seco y no permite el paso de contenedores, el problema del canal de Suez, amenazado constantemente por la confrontación entre Israel y Hamas, el elevado costo de los combustibles y la energía, por mencionar unas cuantas razones. Como puede verse, el mundo está en una situación de baja producción, creciendo sí, pero con limitaciones reales que inciden en los precios finales para el consumidor. El gobierno actual no ha favorecido políticas públicas para contrarrestar este problema, como por ejemplo reduciendo aranceles o dando incentivos fiscales a sectores clave de la economía.
El desempleo también se está convirtiendo en otro problema económico que incidirá en el pensamiento electoral. Durante el cuarto trimestre de 2023 se perdieron 384 mil 882 empleos. En enero y febrero de este año se registraron 109 mil 21 y 156 mil 403 empleos respectivamente y en marzo se perdieron 465 empleos. Haciendo las sumas y restas correspondientes, al día de hoy siguen faltando 119 mil 923 puestos de trabajo. Este hecho nos habla del debilitamiento de la economía nacional, aunque hay que mencionar que esta pérdida de puestos de trabajo se puede deber a que el gobierno federal no ha podido ejercer su gasto público recurrentemente, como lo hacía en años anteriores, por las restricciones electorales. Sin embargo, esto no le interesa a la población, que hoy se encuentra sin un ingreso para su hogar.
En el sector externo, el crecimiento de las exportaciones (11% promedio 2023) se ha mantenido constante en los últimos tres años, a pesar de los problemas de abastecimiento de semiconductores y otras materias primas. Los esfuerzos de las empresas transnacionales automotrices y electrónicas, principales responsables de este resultado, se han concentrado en el norte del país y prácticamente nada en el resto, fuera de los estados de Querétaro y San Luis Potosí. Gracias a este factor, los estados fronterizos han visto crecer sus ingresos salariales y han aumentado su consumo agregado, creando polos económicos de gran calidad de vida y muy baja pobreza. El problema principal es que en 2023 el 80% aproximadamente de la inversión extranjera directa se concentró en 12 estados del país, dejando a las otras 20 entidades sin oportunidades. Es así que los estados más pobres que se encuentran en el sur de México se han mantenido sin crecimiento económico, aunque gracias a los programas sociales (en gran parte) el número de pobres a nivel nacional se ha reducido en 8.9 millones de personas (2022).
En esta primera, puede verse que México está entrando a un “aletargamiento económico” en parte por las elecciones, en parte por la forma en que se ha venido manejando la economía desde el Palacio de Gobierno. Se han favorecido programas sociales de transferencia de dinero, en lugar de favorecer la generación de empleos para todas las entidades del país. Ni China con su socialismo a ultranza pudo mejorar su economía con puras transferencias, tuvo que abrirse a la inversión extranjera para generar empleos. La atracción de inversión extranjera directa actual, derivada del nearshoring, no fluye a los estados pobres de nuestro país. De las finanzas públicas, la banca y la vivienda, platicamos la siguiente semana con los otros datos.