Harper Lee
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Para Tom Kailbourn, con mi cariño y agradecimiento.
A sus ochenta y nueve años, Harper Lee lucía frágil y vulnerable. Su mirada y sonrisa se conservaron, por lo que se aprecia en las imágenes que nos brinda el fantástico internet, intactas. En gran variedad de fotografías se observa también que conservó su cabello corto. De las imágenes de los años sesenta, echado hacia atrás en un corte que involucraba capas, aunque con una pequeña guedeja que le caía al acaso sobre la frente. En los últimos años, un adorable flequillo, a veces no tan bien recortado, como suele ocurrir a quienes nos encanta el cabello sobre las cejas, daba el marco a un dulce y plácido rostro.
Ella, la autora, la enorme autora de “To Kill a Mockingbird”, (“Matar a un Ruiseñor”) murió en los últimos días de la semana pasada, el viernes 19.
En esta novela, da vida a personajes que para siempre se quedarán grabados en la memoria de sus lectores.
Atticus Finch, Scout, Boo Radley, Tom Robinson, Calpurnia, Jem, Dill… en una historia de poderoso entramado ético, descrita con una suave sencillez en la voz de la protagonista principal, una encantadora niña que no ha llegado a los diez años, Jean Louise Scout.
En “Matar a un Ruiseñor” Harper Lee plantea la historia de la acusación por violación a un hombre negro, hecha por una mujer blanca. La novela está situada en los años treinta del siglo pasado, en el sur de Estados Unidos, en una época de feroz discriminación racial. Atticus Finch hace una magistral defensa de de Tom Robinson y, pese a su inocencia, es condenado. No se cumple la condena pues el acusado trata de escapar de la cárcel y es muerto en su huida.
Nos duele la muerte de Robinson, nos unimos a la indignación de los hijos de Atticus y… amamos a Atticus Finch.
Y con ellos, detrás de cada uno de ellos, a su autora: Harper Lee.
Fue ella quien acompañó a Truman Capote en sus primeras incursiones en el pueblo de Holcomb, Estados Unidos, donde él indagaría para su libro “A sangre fría”. En un momento dado, al parecer se molesta con él cuando empieza a apercibirse de la forma en que Capote ha ido conduciendo su investigación. Sin embargo, la amistad fue lo suficientemente sólida para continuar alimentándola.
Por “To Kill a Mockingbird”, la escritora obtuvo el Premio Pulitzer. Y la novela fue llevada al cine por Robert Mulligan con entrañables actores como Gregory Peck y Mary Badham, esta última en el papel de Jean Louise Scout. Hay una escena encantadora en el libro que la película recrea maravillosamente. Peck, quien interpreta a Atticus Finch, recordó en una entrevista que en el momento del rodaje se encontraba presente Harper Lee. Y sucede lo siguiente: los niños Scout, Jem y Dill pasan por delante del porche de la casa de una mujer anciana, la señora Dubose, quien desde ahí les llama agriamente la atención. Ellos corren en pos de Atticus, quien llegaba justamente en ese momento, y la saluda muy caballerosamente. La mujer ha de resistirse un poco al mal humor que la aqueja y al fin pasan todos delante de ella, no sin antes los niños reírse un poco a su costa.
Peck refiere que se trataba de la primera escena que se filmaba de la película y que vio a Harper Lee rondando detrás de la cámara, observando con atención cada detalle. Creyó ver brillar algo en la mejilla de Lee y pensó que con su trabajo habían causado una buena impresión en ella. Pero al acercarse y preguntarle, Harper, muy sonriente, le dice: “Oh, Gregory, me has recordado a mi padre… tienes, como él, un poco de barriga”.
El padre de Lee, Amasa Coleman Lee, era también abogado, y Harper se inspiró en él para dar vida a Atticus. Al obtener el premio Óscar por Mejor Actor, Gregory Peck llevaba el reloj que perteneció a Coleman y que le había regalado Harper. Peck comparte que durante el juicio imitó la manera en que Coleman jugaba con el reloj del filme, pasándolo de un bolsillo a otro de su chaleco.
Atticus, el abogado cuya vida es un modelo de rectitud. Un padre comprensivo, amoroso. Al término de la sólida y valerosa defensa que hace de Tom Robinson, sus palabras dirigidas a los miembros del jurado, son de una desgarradora potencia: “En el nombre de Dios, cumplan con su obligación”.
“Go Set a Watchman” (“Ve y pon un Centinela”), libro de Harper que salió a la luz pública en 2015. A seguir con él. Y sentir, como con “To Kill a Mockingbird”, que la autora susurra a nuestro oído: “… recuerda que es pecado matar a un Ruiseñor”.