La historia jamás perdona…
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Hace algunos días publiqué en este mismo espacio de VANGUARDIA el texto titulado “¿Jorge Torres era prófugo?”, el cual cosechó comentarios al por mayor. Pero, rápido, el texto envejeció. Los acontecimientos se suceden en una retahíla de detenciones los cuales tienen como epicentro a Coahuila y su clase política. La detención de Jorge Torres, exgobernador de Coahuila, fue una más de otras y de un largo y penoso seguimiento de juicios, detenciones, averiguaciones, investigaciones y casi todas, fincadas por la justicia norteamericana. Aquí no pasa nada. Apenas a días de su detención, de nueva cuenta Coahuila era noticia: preso en España, se extraditaba a Estados Unidos a Juan Manuel Muñoz, empresario de Matamoros, Coahuila, alias “El Inge” o “El Mono”, al cual la justicia norteamericana le fincó cargos por lavado de dinero y ser parte activa de la organización criminal, la más poderosa en su momento, “Los zetas”.
En el texto donde abordé a Jorge Torres López, hice una pregunta: ¿Cuánto odio, rencor, bilis negra, agravios, úlceras, inquina, impotencia y dolor acumula la sociedad de Coahuila en general y Saltillo en particular, sentimientos los cuales son un fardo en sus espaldas en materia política? Hoy lo voy a contestar: la amargura es tal, que todo está podrido y Coahuila y Saltillo son un cementerio. Muertos en vida por tanto odio, rencor y resentimiento enquistado en los cuerpos y almas de los coahuilenses, los habitantes de estos pueblos son espectadores de una comedia de corte internacional donde piden a gritos (en su recámara, pues. Nadie osa levantar la voz en público) justicia. Hay tal odio y resentimiento como también lo hay, y siguen por siempre, temor y miedo.
“La resignación es una de nuestras virtudes populares”, lo dijo no un politólogo, ni un analista, los cuales no sirven ni para mucho ni para nada. No, lo dijo un sabio, un poeta, el mexicano Octavio Paz en uno de sus siempre esclarecedores ensayos. Somos resignados y somos pacientes y sufridos. Se les sigue pidiendo justicia a los gringos y aquí nadie levanta la voz. Fueron doce años de latrocinio y corrupción: seis de Humberto Moreira y seis de Rubén Moreira. ¿Usted piensa que gobernaron acertadamente? Respeto su opinión. Pero, cuando todo mundo agachaba la cabeza y Humberto ejercía un poder sin contrapeso alguno y decía que un salero era el mejor candidato a una Alcaldía o a una diputación y el salero ganaba, justo cuando esto ocurría, este escritor lo cuestionaba ácidamente desde cualquier tribuna a la cual siempre he tenido acceso. Me caían a palos las decenas de “comunicadores” que abrevaban de su mano. Muchos de ellos, hoy muertos, desgraciadamente. Me mantuve de pie no obstante el vendaval en contra. Y, claro, la “bola de cristal” para adivinar no existe. Existen los hechos, el análisis, la objetividad; los planes, las estructuras o la ausencia de éstas. Gané con mi tirada de naipes.
ESQUINA-BAJAN
La historia jamás perdona. La historia alcanzó a Humberto Moreira y su gente (su gabinete de claques). Y la historia va alcanzar a Rubén Moreira, nadie lo duda. Al menos no yo. Nunca lo he dudado. Otra cosa: ¿Por qué la clase empresarial y política de Coahuila y Saltillo están tan podridos? No lo sé. Habría qué hacer un buen análisis de ensayo filosófico (no político) al respecto. Es decir, abordarlos desde el ser (no el tener). Pero caray, ya estuvieron en prisión Humberto Moreira (político), Alejandro Gutiérrez (miembro de la plutocracia local), Jorge Torres López (miembro de la plutocracia estatal en prisión hoy); Javier Villarreal Hernández, extesorero, actualmente en prisión (político); Juan Manuel Muñoz (empresario en la cárcel); Rogelio Montemayor (en prisión en 2014 y luego con grillete en Texas, político y plutócrata) y varios dueños de medios de comunicación. Es perturbador, muy perturbador lo anterior.
Pero, como somos resignados, aguantamos “vara”, dice el refrán mexicano; solemos admirarnos ante la “entereza” de la derrota y no nos gusta el brillo y laureles de la victoria. Por ello, los coahuilenses siguen callados, boca abajo, contando sus miserables pasos y pesos y sin exigir que la justicia que se practica en el lado gringo, llegue a México. ¿Cuánto odio, rencor, bilis negra, agravios, úlceras, inquina, impotencia y dolor acumula la sociedad de Coahuila en general y Saltillo en particular, sentimientos los cuales son un fardo en sus espaldas en materia política? Todo está podrido.
El señor Muñoz fue detenido en España dentro de una investigación con el expediente 1232/2016UDEF-BLA. Aquí se incluye a Moreira Valdés y hoy, imagino va a salir a la luz pública que medio Coahuila de funcionarios y exfuncionarios, estarían involucrados con él, en una gigantesca red de complicidades, dinero, lavado de dinero y presuntamente, con nexos directos con el Cártel de Los Zetas. Reviso mis archivos, encuentro lo siguiente: en Saltillo Muñoz Luévano es propietario del Servicio Puerta del Oriente en bulevar Fundadores. Estación E10222, clave SIIC 0000114342. Otra es una estación ubicada en el bulevar Valdés Sánchez 1541 en Manantiales (E09654. SIIC 0000113774). En Torreón es la estación de servicio Paseo Cerro de las Calabazas 2030, en el fraccionamiento Ciudad Nazas (E10650 SIIC 0000114770)… ¿Son negocios con dinero bien habido y administrado? Lo debe de probar a las autoridades españolas y norteamericanas. Curiosamente, no a las nacionales. Es dueño de un avión privado (King Air C90, modelo 1988, matrícula N585R, mediante un fideicomiso denominado Aircraft Guaranty Corporation, en Estados Unidos).
LETRAS MINÚSCULAS
¿Cuál es la lección de todo esto? Algo sencillo: un día eres un gallo de pelea... ¿siguiente día?... un plumero.