¿Poner diques o cerrar la llave?
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¿Cuál es la verdadera solución?
¿Alambradas de púas, gases lacrimógenos, muros y ejército? ¿Contener, represar, detener, reprimir?
Las causas de las oleadas migratorias centroamericanas son la inseguridad, la violencia, la miseria, la falta de oportunidades de desarrollo, el desabasto de los bienes básicos. Huyen los pequeños países de sí mismos como supervivientes que buscan refugio. Huyen de corrupciones e impunidades.
Buscan el acceso a bienes básicos: trabajo, alimento, indumentaria, habitación, salud y educación. Intentan tener los ambientes mínimos para una convivencia digna y pacífica: seguridad, suficiencia, protección legal, respeto a derechos humanos.
México y la Unión de Estados se ven como camino y meta. Conocen los migrantes las remesas de quienes pudieron aprovechar duros trabajos manuales bien remunerados en el campo y las ciudades del mundo anglosajón.
Ese éxodo se ha vuelto incontenible. Sólo se han intentado diques, pero no se ha cerrado la llave. Se combaten los síntomas, pero no se cura la infección. Hay fuerza para impedir avances, pero faltan promociones de elevación humana, de inversión que dé trabajó, iniciativas de apoyo económico que pongan en marcha regiones de prosperidad.
Si quiero que te quedes allá no será poniendo obstáculos en el camino, sino logrando que tengas allá lo que buscas acá. Es muy distinto el viaje voluntario de recreo al que se hace venciendo obstáculos huyendo de lo que sólo ofrece hambre, desprotección y mortandad.
Cuando es una prioridad el respeto a los derechos humanos no se ve al migrante como una basura, sino como una persona que tiene toda la dignidad humana. Se humaniza su tránsito, se legaliza su estancia, se atienden sus necesidades. Se ofrecen alternativas laborales o se le acompaña en su regreso cuando se ve rechazado.
La amenaza de subir aranceles progresivamente si no se emplean medidas de bloqueo como las que se han practicado ya en la frontera norte es una actitud que pareciera incluir reprensión y sanción. “Te cobraré por todo si no bloqueas como yo”. Una presión económica que quiere ser progresiva a un vecino que está proponiendo una solución integral. Se propone acá suprimir el problema principal usando los medios más eficaces y con recursos compartidos para atacar los problemas principales.
No se habla en el proyecto mexicano de una pomada o un parche para detener hinchazón, sino de una cirugía cuidadosa, con el bisturí de la solidaridad y de la destreza generosa. Se incluye pescado y técnica para pescar. Capacitación para una prosperidad sin dependencias. El ideal es que todas esas naciones ístmicas, riquísimas en biodiversidad y recursos naturales, en lugar de salir de sí mismas puedan atraer visitantes de todo el mundo. Los atractivos acuáticos, selváticos y arqueológicos y una creciente reconstrucción social, unida a legítimos gobiernos democráticos, tendría también como resultado una raigambre de permanencia, sin migración forzada, peligrosa y decepcionante.
Los diálogos que se están iniciando en Washington pueden calendarizar los pasos no sólo para el desarrollo centroamericano sino para la humanización de la legislación internacional, con el amplio universo de la promoción centroamericana, la dignificación del tránsito migratorio y el respeto a los derechos humanos de quienes ya laboran en USA y Canadá.
No diques de rechazo hostil y violento sino cerrar, con las dos manos geográficas, esa llave abierta por la deshumanización de todas las codicias antropófagas...