Visión panorámica
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Ya no tardará la niebla de mayo.
No pocos visitantes entran en asombró al abrir la puerta en la mañana temprano y contemplar, en días primaverales, la densidad evanescente de una neblina espesa como la de Londres. En altas tierras norteñas, casi montañesas, aparece esta fantasmal niebla madrugadora como un océano saltillense en que siempre naufraga el majestuoso navío de su catedral.
No tardará porque ya apareció el nublado del mediodía que trajo la fría lluvia (hasta con leve granizo) en el atardecer. En este mes del niño y de la libertad de prensa, del albañil, de la mamá, del maestro y del estudiante se da esa salpicadura de celebraciones sucesivas
Enloquecen las estadísticas premonitorias. Unas hablan de un próximo crecimiento hasta de 4 y 6 por ciento y otras sólo anuncian uno y medio como porcentaje mayor. El estar tapando los agujeros de la corrupción hace que el tonel de potencial económico se vuelva más rendidor, y desconcierta a quienes ya tenían esa enorme fuga como gasto habitual. Y eso de apretarse el cinturón e ir suprimiendo despilfarros y recortando demasías presenta un panorama nuevo de solvencia creciente.
Lo de Venezuela ya presenta el sabor de la violencia en la ensalada del conflicto. Agresiones y represiones empiezan a producir víctimas. División y polarización sin diálogo ponen todo en el nivel de la fuerza. La palabra quedó descartada por la recíproca descalificación que niega legitimidad a sendos oponentes. Se quedaron las manos uruguayas y mexicanas tendidas ofreciendo mediación.
Acá se vuelve a ventilar lo de Pasta de Conchos. Faltaron medidas de seguridad oportunas. El estallido produjo derrumbes demoledores. Los primeros intentos de rescate encontraron obstáculos y riesgos descomunales. Sería una temeridad arriesgar vidas. El temor de sumar víctimas dejó pasar el tiempo. Expertos afirman que no se puede hablar de cuerpos, de restos identificables. Que hubo destrucción y calcinación. Un monumento visitable, con nombres, fotos, flores, flamas y altar sería un lugar de recuerdo, homenaje y oración para todo el pueblo y especialmente para los familiares.
Si se destierra el terrorismo verbal y la tendencia a ver en todo las peores intenciones, se puede llegar a una mentalidad no excluyente sino dialogante, con creciente respeto a lo distinto y a lo contrario. Se abriría camino a la inteligencia, a la experiencia, a la madurez, al discernimiento y a la autocrítica como ingredientes de una verdadera civilización personalizante y comunitaria.
Se irá dando ese proceso de avance empezando en experiencias piloto de pequeñas comunidades, y en coloquios cada vez menos ríspidos en las instancias de representación. Puede haber también nieblas de mayo, no de un cambio climático sino sociopolítico, y no serán vistas como calamidad sino como sorpresas aprovechables.
Las grandes esperanzas en cualquier época pero más en esta, se asientan en la gente sencilla, empobrecida y despojada, consciente de su dignidad y en la juventud que va teniendo acceso a capacitación técnica y universitaria, en las mujeres que van superando actitudes sobreactuadas y van teniendo presencia valiosa en centros de decisión, en la sabiduría y experiencia aportada por quienes acumularon destreza, criterio y madurez...