“No nos creamos que las mujeres no podemos ser ingenieras”: alumna de Saltillo, tras volver de la NASA
“Mi nombre es Lizeth Anahí Gomez Morales, tengo 20 años y estudio la Ingeniería en Mecatrónica en el Instituto Tecnológico de Saltillo... yo me acuerdo que al principio de mi carrera recibí comentarios tan despectivos en la universidad, que si les hubiera creído ahorita no estaría en donde estoy”.
Los comentarios negativos que Lizeth recibió al decidir estudiar Ingeniería Mecatrónica siendo mujer, los transformó en resiliencia para participar en un programa Internacional de la NASA.
De regreso en Saltillo, tras una semana de capacitación y entrenamiento espacial para la resolución de problemas en el U.S. Space & Rocket Center en Huntsville, Alabama, Lizeth contó su experiencia VANGUARDIA, para motivar a todos los estudiantes, sobre todo a las mujeres que tienen un sueño a no rendirse para alcanzarlo.
En México hay un millón 737 mil profesionistas ocupados en el área de ingenierías, de los cuales sólo 19 por ciento son mujeres, siendo las de vehículos, electricidad y electrónicas las que menor participación femenina tienen, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, de la ingeniería que Lizeth decidió estudiar ni siquiera hay cifras de mujeres ocupando puestos o matrículas en universidades con este enfoque.
Hace un par de meses, la joven puso rostro femenino a una profesión anteriormente considerada exclusivamente para hombres, y que en el Sureste de Coahuila tiene mayor demanda laboral en el área automotriz; ese rostro femenino ahora es el de la ganadora del segundo lugar en el International Air and Space Program, en el que los estudiantes experimentan una variedad de ejercicios de entrenamiento de astronautas, desafíos de ingeniería y actividades de trabajo en equipo que culminan con el desarrollo de un mecanismo que formará parte de una misión espacial.
“No nos creamos esos comentarios de que las mujeres no vamos en alguna industria o que no servimos para este tipo de actividades, o que es solamente para hombres porque la verdad es que somos capaces de muchas cosas. Los límites nada más nos los ponemos nosotras. No tenemos por qué apagarnos, podemos brillar mucho”, afirma.
Luego de pasar por varios obstáculos, principalmente económicos y falta de apoyo, para formar parte del programa, durante su estadía Lizeth pudo experimentar el desarrollo de un cohete a escala; la flotabilidad neutra que simula el entorno ingrávido del espacio (gravedad cero); pilotar una avioneta y recibir mentoría de experimentados astronautas con más de 560 horas en el espacio.
“Me gustan este tipo de espacios, no para que me conozcan a mi Lizeth, sino que vean que soy una chava, una mujer ingeniera que está logrando estas cosas, y mi historia sirva como inspiración para más niñas y mujeres que se enfocan en estas áreas de la Ciencia, la Tecnología y la Ingeniería”, subraya.
Por último, asegura que esta experiencia le permitió poner a prueba sus conocimientos académicos, poner en práctica un segundo idioma, viajar por primer vez al extranjero y apropiarse de nuevas herramientas y conocimientos, le dieron claridad para saber que enfocarse en la industria aeroespacial ya no es un sueño, sino, una posibilidad en potencia.