Lo que era un refugio para peces, aves, mamíferos y flora endémica, así como un proveedor de servicios ambientales para el noreste del país, hoy yace casi seco, con su cauce modificado e impactado por la actividad económica sin límites
- 16 mayo 2022
Acá en Sabinas los recuerdos distan mucho del presente. La gente platica cómo corrían aguas profundas y cristalinas en el río.
Que en este afluente, también llamado Sabinas y donde hoy fluyen aguas negras, los lugareños bebían de su caudal y se bañaban en sus corrientes cuando el calor de la región apretaba.
“Recuerdo un río limpio, hondo, cristalino. Había una parte que le decíamos el Charco Azul de tres metros de profundidad, veíamos el fondo, los pececitos”, narra Alejandro Múzquiz Gutiérrez, quien por más de 40 años se ha dedicado al cuidado de este humedal.
Hace dos décadas también se contaban 10 especies de mamíferos que habitaban a lo largo de la zona del río y que estaban bajo la categoría de Sujeta a Protección Especial, Amenazada, en Peligro de Extinción y Probablemente Extinta.
Las aves migratorias anidaban y se alimentaban en algún punto del Sabinas. Y también había flora original de la región. Por ello, en 2008 fue designado como Sitio Ramsar, por su importancia para el ecosistema internacional.
Hoy el Río Sabinas, que nace a partir de numerosos escurrimientos y manantiales de la Sierra de Santa Rosa, en el municipio de Melchor Múzquiz, atraviesa San Juan de Sabinas, Sabinas y desemboca en la presa Venustiano Carranza, parece un arroyo seco, en algunos de sus ramales, y en otros, una laguna de agua estancada y turbia.
El Río Sabinas ha sido impactado por la extracción de minerales, como el carbón, por el desecho de aguas residuales, la contaminación y la sequía.
El Río Sabinas agoniza, pero organizaciones de la sociedad civil tienen una respuesta para su rescate.
El humedal más grande de México
El 2 de febrero 2008, el Río Sabines fue declarado Sitio Ramsar debido la importancia de sus ecosistemas y ahora está en peligro de desaparecer.
A lo largo de sus 150 kilómetros y a lo ancho de sus 603,123 hectáreas que abarcan parte de los municipios de Múzquiz, San Juan de Sabinas, Sabinas, Juárez, Progreso, Villa Unión y Zaragoza, este afluente, uno de los dos únicos humedales con los que cuenta el estado, además de Cuatrociénegas, ha sido durante años gravemente impactado por la actividad humana.
“Fuimos al principio pueblos chicos, después nos hicimos ciudades, hemos crecido y la necesidad nos ha llevado a desarrollar economías y el precio de ese desarrollo económico hoy en día lo estamos pagando”, dice Miguel Ángel Villanueva Márquez, docente investigador del Instituto Tecnológico Superior de Múzquiz.
En un recorrido de Semanario por los márgenes de este afluente se constató el grado de la devastación que ha provocado, por ejemplo, la excavación de minas de carbón a cielo abierto en sus cercanías, y aun en su propio lecho; las descargas de aguas residuales domiciliarias a su cauce y la acumulación de basura doméstica en su ribera.
Además del daño, que por décadas, ha ocasionado el establecimiento de pedreras y caleras en el mando mismo del río, con la modificación y desvío de su cauce.
De acuerdo con la Ficha Informativa de los Humedales de Ramsar (FIR) correspondiente al Río Sabinas, hace tres lustros este sito estaba considerado uno de los pocos afluentes con caudal abundante y gran extensión del noreste de Coahuila.
En sus márgenes crecía una flora que no había en otros paisajes del estado, como los bosques de sabino, comunidades ecológicas únicas en la entidad, además de árboles como el álamo sicómoro, nogal y sauce, muchos de los cuales han fenecido como resultado de la polución de las aguas del río.
“Cada vez hay más afectaciones a la cubierta vegetal. Lo más evidente son los sabinos y los nogales. Puede ser por plagas, por sequía, por contaminación. La presencia de detergentes en el agua, por ejemplo, hace muy vulnerables a los sabinos y mueren”, explica José Antonio Dávila Paulin, director de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, cuenca Sabinas.
“No hace mucho había más sabinos, más nogales, más álamos a la orilla del río y ahorita ya no se ve tanto”.
Según esta Ficha, hace unos 15 años todavía era posible contemplar merodeando por las cercanías del Sabinas a unas 10 especies de mamíferos, entre los que se encontraban el murciélago, la musaraña del desierto, la zorrita del desierto o norteña, el tlalcoyote, el castor, el puerco espín y el oso negro.
Entonces, el río era un buen vividero para 36 especies de peces como la carpa, el guayacón amarillo o del oeste y la perca del San Juan espada de Múzquiz, que se solazaban en sus aguas.
Al respecto la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) de Sabinas ha reportado en los últimos años la mortandad de peces en diferentes temporadas debido, principalmente, a la contaminación del río.
“Las cuchillas son muy delicadas, nomás se pone turbia el agua y empiezan a flotar, los besugos también son muy delicados, algunas sardinas... Encuentras ahorita en algunas partes mojarras muertas, quiere decir que hubo sedimentos, bajó el oxígeno, prácticamente se ahogaron los peces en el agua, no pudieron respirar”, detalla Dávila Paulin.
A su vez, el Río Sabinas estaba catalogado, desde su nacimiento hasta su desembocadura, como área importante para la conservación de aves, como el chipe mejilla dorada y el vireo gorra negra.
Además – se lee en esta cédula – de haber sido una de las áreas más importantes para la llegada de aves acuáticas migratorias en su traslado por la ruta del Centro, así como un sitio de anidación para el pato mexicano, el ganso de frente blanca y la grulla gris, entre 248 especies de aves residentes y migratorias.
Según la Ficha Ramsar, en 2002 el entonces Instituto Coahuilense Ecología había documentado la presencia en el río de 12 especies de anfibios, 70 de reptiles, 28 de lagartijas y 38 de serpientes, lo cual daba cuenta de la riqueza de valle del Sabinas considerado el humedal continental más grande de México por sus más de 600 mil hectáreas.
Especies de fauna que, aseguran ecologistas de la zona, poco a poco han sido desplazadas por la contaminación del sitio.
“La utilización de los recursos naturales del Río Sabinas, y el área que influye en él, para producir bienes y servicios, ha provocado la interrupción de ciertos procesos naturales”, precisa la Ficha Ramsar.
“El efecto conocido como fragmentación de ecosistemas ocasiona un aislamiento de las especies, tanto animales como vegetales e influye de manera determinante en la forma de reproducción de las mismas, alterando procesos evolutivos”.
El documento, elaborado en 2007, ya advertía que esta área representaba un hábitat crítico para numerosas especies de flora y fauna, “sobre todo en el caso de aquellas que se encuentran amenazadas”, dice.
Impactan el río con extracción de carbón
Durante el recorrido realizado por Semanario en los márgenes del río, tramo Sabinas, se observaron zonas completamente deforestadas, mientras que en el río Álamo, uno de sus principales tributarios, en Nueva Rosita, la presencia de algunas garzas en sus aguas estancadas, pero menos sucias.
“En la parte del río que pasa por Sabinas va a encontrar en vez de garzas, buitres...”, dice Judith Alejandra Flores Aguilar, integrante del Consejo Ecológico de Partición Ciudadana de Sabinas.
Una de las causas principales del deterioro del Río Sabinas, catalogado como ícono de Coahuila por su gran importancia ecológica y económica, ha sido sin duda el establecimiento de minas de carbón a cielo abierto en su manto o áreas cercanas a sus márgenes.
Sobre el particular, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, cuenca Sabinas, ha detectado, cuando menos, seis tajos de carbón, cinco aledaños al río, sobre la mancha urbana, y otro más en el cauce mismo del humedal, a la altura de la colonia Gobernadores.
Tajo que ha fragmentado y desviado el cauce natural del río.
“Este tajo representa un ecocidio en un lugar que es mundialmente reconocido y se está muriendo. Tumbaron muchos árboles para poder hacer este tajo”, dice Jorge Garza, consejero de Cepaci, durante uno de los recorridos por el río.
Tales aprovechamientos han sido denunciados por la Conanp ante la Procuraduría Federal del Medio Ambiente, hasta el momento, sin resultados que se conozcan públicamente.
“Esto afecta demasiado porque, como puedes ver, el tajo está lleno de agua. Para poderlo trabajar, andar con las máquinas allá abajo, le tuvieron que estar bombeando toda el agua que salía de los veneros y toda esa agua la aventaron al río y esa agua es agua azufrosa...”, explica Jorge.
El tajo abierto sobre la madre del río se encuentra justo detrás de las oficinas de la Conanp en la colonia gobernadores de Sabinas, situación que en su momento despertó la indignación de la ciudadanía.
“La gente decía ‘apoco no se dan cuenta las autoridades’, claro, está bien cerquita. Nosotros lo habíamos denunciado desde 2015. Estuvo clausurado un tiempo y luego volvió a operar y lo volvimos a denunciar”, afirma José Antonio Dávila Paulin, director de la Conanp, cuenca Sabinas.
La Ficha Informativa de los Humedales de Ramsar (FIR) correspondiente al Río Sabinas, insiste en que la minería ha sido y sigue siendo una actividad que ha impactado negativamente la ecología de sitio, sobre todo en la calidad de las aguas.
“En el caso del Río Sabinas, la desviación del cauce por efecto de la minería ha provocado que el curso original se vuelva intermitente en algunas áreas”, diagnostica el documento.
“Con los tajos y las minas que lo que hacen es... perforan muy abajo, en los veneros, y se fragmenta el río, por eso lo vemos seco la mayor parte del tiempo”, señala Jorge Garza, consejo del Cepaci.
La acumulación de agua en los aprovechamientos mineros - se lee en la Ficha Ramsar del sitio - ha interrumpido el flujo natural subterráneo y superficial del líquido hacia el río.
La extracción de material pétreo para la obtención de arena y cascajo, a lo largo de 12 kilómetros en los márgenes del río, justo a la altura de la localidad de Múzquiz, ha modificado, según la Ficha Ramsar, su cauce original que antaño oscilaba entre los 30 y 60 metros de forma natural y ahora es 100 y hasta 200 metros de ancho.
“Y entonces el río va sobre agua muy somera. Camina uno y el agua no le tapa ni las rodillas. Hace algunos años hicimos un recorrido con alumnos de ingeniería ambiental rumbo al Nacimiento y lo que vimos fue cómo gente de nuestra comunidad hacía la explotación de la ribera del río, más que nada para sacar el material pétreo que es lo que generalmente se usa para hacer la arena...”, apunta Miguel Ángel Villanueva Márquez, fundador del Instituto Tecnológico Superior de Múzquiz y catedrático de las carreras de hidrología y ambiental.
En su ensayo “Devastación del Río Sabinas en el municipio de Melchor Múzquiz”, Villanueva Márquez expone que en las áreas donde las propiedades privadas tienen colindancia con las márgenes del río, se ha encontrado actividad de extracción de materiales pétreos con infraestructura instalada como cribas, pequeños molinos, maquinaria pesada, palas cargadoras y camiones de volteo, por ejemplo.
Dicha actividad, dice la Ficha Ramsar, ha originado que gran cantidad de la flora que existe a las orillas del Sabinas sea arrancada del suelo, deforestando hasta 140 metros a las orillas.
“Lo más triste es que se han llevado gran parte de la vegetación, han afectado a la fauna, han afectado a la vida acuática que había”, lamenta Villanueva Márquez.
Las especies de árboles que más han padecido la destrucción del río han sido los propios sabinos, nogales, encinos y álamos, así como gran cantidad de huizaches y mezquites, incluidos pastizales.
El trabajo de la maquinaria pesada y los camiones de volteo dentro de las aguas del río ha provocado también la contaminación de este con derrames de combustible como aceites y diésel.
“Nos llamó mucho la atención que los camiones y el equipo pesado trabajan sobre el río y no pasa nada”, revela Miguel Villanueva.
...Y desechamos en él las aguas negras
En este río, donde en otros tiempos corría un agua limpia, honda, cristalina, fluyen hoy las aguas negras provenientes, según el Inegi, de 53 mil 979 viviendas asentadas en los municipios de Múzquiz, San Juan de Sabinas y Sabinas, cuyas descargas llegan al humedal a través del Arroyo Aguililla.
“Donde iba y se bañaba la gente, el único lugar de esparcimiento que tiene Sabinas para las familias, es puro drenaje”, dice Judith Alejandra Flores Aguilar, miembro del Consejo Ecológico de Participación Ciudadana Cepaci de Sabinas.
A ello se suman las descargas residuales de la industria minera y maquiladora, lo que ha ocasionado la lenta, pero progresiva destrucción del humedal.
“Las aguas negras de las ciudades llevan nutrientes, jabones, detergentes, una bola de químicos que no tienes una idea. El río es un ecosistema, hay plantas y animales, moluscos, insectos, algas, caracoles, seres vivos que se ven afectados por tanto químico en el agua”, describe Flores Aguilar.
Al respecto, la Ficha Ramsar del Río Sabinas consigna además que si los depósitos de carbón presentes en las regiones aledañas al humedal se vierten en cantidades importantes, pueden actuar como agentes reductores de las aguas y provocar la disminución del oxígeno disuelto, situación que afecta a la flora y a la fauna acuáticas.
“Por otra parte puede facilitar la precipitación de metales pesados que se transportan en solución, y que tienen origen ya sea natural o bien vertidos antropogénicamente (por la actividad humana)”, dice la Ficha.
“En las aguas que bombean en las minas y tajos y la luego la avientan al río, hemos encontrado aceites. A veces las bombas que utilizan, que son bombas muy grandotas, motores diésel, no siempre están al 100 por ciento y escurren diésel o aceite en el agua, entonces encuentras unas natas ahí de combustible o aceite que van al río”, explica Dávila Paulin.
La baja calidad de las aguas superficiales se observa a partir de la parte media y hacia la parte baja del Río Sabinas.
La falta de plantas tratadoras de aguas residuales, que contribuirían a disminuir los niveles de polución de este afluente, agrava, aún más la situación del río, desde Múzquiz, pasando por San Juan de Sabinas y hasta Sabinas.
Las medidas preventivas: elefantes blancos
En 2011, la época del Moreirato, arrancó en Sabinas la construcción de una planta de tratamiento de aguas negras, cuya obra estaba planeada a realzarse en ocho meses y es fecha que no se ha terminado.
La inversión inicial de esta planta, de acuerdo con datos de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento (Ceas), fue de 46 millones de pesos, resultado de la mezcla de recursos del Gobierno federal, estatal y municipal.
El proyecto estaba planeado para sanear 120 litros de aguas negras por segundo.
“Es una planta tratadora de aguas negras que se hizo hace años, pero nunca ha funcionado porque nunca se terminó”, dice Arturo Serrano, consejero del Cepaci, mientras recorre las instalaciones de la planta en la que apenas y se ha acumulado un charco de agua de lluvia.
La historia se repitió en Nueva Rosita, municipio de San Juan de Sabinas, donde las autoridades mandaron levantar en 2012 otra planta para tratar aguas residuales y la dejaron en obra negra.
La inversión inicial de este proyecto alcanzó los 43.5 millones de pesos. A más de nueve años de su construcción, este sistema, que se presumió en su tiempo como de vanguardia, es un elefante blanco.
“Si esta planta estuviera jalando no estaría el río muerto, como ahorita”, comenta Mirthala Gómez Rivera, también consejera del Cepaci.
De importante humedal a basurero
A lo largo de los márgenes del Río Sabinas, que además ostenta la categoría de Área Protegida, es común ver acumulación basura.
“La gente llega, se mete al río y deja basura. Tenemos muy poco respeto a los sitios que visitamos. Generalmente dejan que platos, vasos, envases de refrescos, pañales. Ese es otro problema porque la basura va a dar al río, afecta el paisaje, pero también contamina el agua, hace taponamientos...”, dice José Dávila, el director de la Conanp, cuenca Sabinas.
A esto se suma el hecho de que ni Múzquiz ni San Juan de Sabinas ni Sabinas tienen un relleno sanitario.
Los basureros municipales en estas localidades de la región carbonífera de Coahuila son tajos de carbón abandonados y usados como confinamientos.
El más peligroso para el ecosistema del río, según el Cepaci, es el de Múzquiz dada su cercanía con el Sitio Ramsar.
“Está muy cerquita del río y está contaminando gravemente los mantos acuíferos”, advierte Miguel ángel Villanueva Márquez, docente investigador del Instituto Tecnológico Superior de Múzquiz.
José Antonio Dávila Paulin dice que cada año esta dependencia presenta en promedio carca de 10 denuncias ante la Profepa por extracción de grava y arena del río sin autorización, descargas de aguas no tratadas, desvío del cauce para el regadío de tierras y tala de madera en las márgenes.
“Es casi el pan nuestro de cada día andar haciendo denuncias”, declara José Dávila.
Asoma la sequía
A todos estos factores que dañan al río por la actividad humana, se añade la sequía, como resultado del cambio climático, con temperaturas cada vez más altas y lluvias menos recurrentes.
Tanto que, en algunos de sus ramales, el río parece un arroyo seco.
“Según un estudio que hicimos sobre qué va a pasar con el clima los próximos años, en la región carbonífera la temperatura se va a incrementar y la precipitación o las lluvias van a ir disminuyendo paulatinamente. Pobre río es el que a final de cuentas lleva toda la carga, por eso está ahorita como está”, expresa Dávila Paulin.
“Ahorita hay unas partes donde se interrumpió totalmente el flujo del agua, en la parte alta, media y baja”.
Una propuesta para el rescate del Sabinas
El Consejo Ecológico de Participación Ciudadana (Cepaci) de Sabinas es una organización civil que desde hace 30 años ha adoptado como objetivo primordial el rescate del Río.
Esta asociación sin fines de lucro e integrada por un grupo de profesionistas en materia ambiental, ha elaborado una propuesta para la recuperación del río que incluye las siguientes acciones.
1.- El monitoreo público y periódico de la calidad de agua.
2.- Identificación de las características de la calidad del agua en puntos seleccionados del trayecto del río.
3.- La implementación de un programa de vigilancia ambiental en el Río Sabinas con autoridades locales.
4.- La puesta en marcha de plantas de tratamiento de aguas residuales municipales
5.- La construcción y operación de un relleno sanitario regional.
6.- La inspección y monitoreo de los sitios de extracción.
7.- Combatir la extracción de material pétreo por parte de particulares que no cuenten con el permiso correspondiente.
8.- Restauración de flora en sitios de extracción de material pétreo inactivos.
9.- Fomento de la educación ambiental en niños, jóvenes y adultos, a fin de consolidar la conciencia, sensibilidad, conocimiento y entendimiento de la importancia del cuidado del medio ambiente.
Esta propuesta incluye la creación de una instancia, integrada por autoridades municipales y estatales, funcionarios del área protegida, representes del sector privado, instituciones educativas y centros de investigación, cuyo propósito será apoyar la implementación de estas medidas y evaluar permanentemente sus resultados.
El papel de dicha instancia será determinante para lograr el saneamiento del Río.
–¿Hay esperanza de que el Río Sabinas se recupere?, se le pregunta a Mirthala Gómez Rivera, consejera del Cepaci.
Claro, siempre que haya voluntad política...