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Arsénico en La Laguna, décadas de omisión en la vigilancia epidemiológica

Un último estudio en La Laguna encontró que el 50 por ciento de la población analizada tiene una exposición por arriba de 35 microgramos de arsénico. Sin embargo, a pesar de los estudios independientes, los gobiernos continúan sin llevar un registro o diagnóstico oficial, ni mucho menos un seguimiento a los afectados hídricos por un metal que tiene años en el agua.

  • 24 febrero 2025

Concepción Ramírez López, habitante del ejido Finisterre de Francisco I. Madero, Coahuila, accedió a realizarse una prueba de orina para analizar su presencia de arsénico debido a que está consciente que la noria del ejido está contaminada con este metal pesado.

“Es la noria que usamos todos para todo y tiene mucho arsénico”, comentó la señora afuera de su vivienda.

Aunque aseguró que desde hace años usa esa agua sólo para el baño y limpieza, le inquietaba hacerse la prueba. “Para checar cómo andaba uno”, repitió sobre la prueba.

La prueba fue parte de un estudio de diversas vertientes financiado por los Programas Nacionales Estratégicos (Pronaces) del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt), entre ellos el análisis de pozos de agua y su impacto en la salud humana.

Hasta este ejido y otras comunidades rurales de La Laguna de Coahuila y Durango como San Lorenzo, Sofía de Arriba, San José de la Niña, Batopilas, San José del Viñedo, Horizonte, Salamanca, llegó el equipo que encabezó el doctor Gonzalo García de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) y tomó una muestra de orina a mil 115 personas de todas las edades de ocho comunidades rurales y encontró que el 50 por ciento de la población analizada tiene una exposición por arriba de 35 microgramos de arsénico, “una exposición alta para arsénico en orina”, dijo García.

Entre esas personas con una exposición por encima de los 35 microgramos, se encontró la señora Concepción Ramírez.

“Me dijeron que podía ser de años. Pero antes vivía en otra parte. Vivía en Nuevo Mundo, también de Madero. Pero era agua de la red”, comentó como si no lo creyera.

La señora recordó que le revisaron los pies y dijo que no le encontraron “bolitas”. “Me siento bien”, recalcó.

El problema es que desde entonces no ha habido ningún seguimiento epidemiológico por parte de autoridades de salud, ni a ella ni a ninguna otra persona que haya resultado con exposiciones por encima de los 35 microgramos de arsénico.

Pero esto no es nuevo. A pesar de múltiples casos reportados en la bibliografía científica y de reconocerse el problema del arsénico en la región, así como su impacto en la salud, las autoridades de salud siguen sin realizar un seguimiento epidemiológico a las personas por estos daños.

Para el director del Centro de Investigación en Agua y Derechos Humanos (CIADH), Miguel Hernández Muñiz, existe un reto de aceptar que exista un problema y generar acciones específicas para un asunto que se trata de salud pública.

“Es grave que los representantes de la secretaría de Salud no reconozcan y que no vean como prioritario atender este grave problema o que se generen acciones específicas”, criticó.

$!Pablo Villa y su esposa accedieron a hacerse la prueba de presencia de arsénico. El comisariado salió por encima de 35 microgramos, su esposa no.

ARSÉNICO EN LAS PERSONAS, UN TEMA POCO ATENDIDO

Pablo Villa Piña, comisariado ejidal de Finisterre, recordó que desde hace unos 50 años comenzó a escuchar que el agua del pueblo estaba contaminada con arsénico. Desde entonces oía que a algunas personas les salían granos, que batallaban para que sanaran, rememoró.

Dijo que todos tomaban agua de la noria, pero que después de que algunas personas fallecieran y metieran la red de Francisco I. Madero, dejaron de usarla para consumo.

Los efectos del arsénico más fáciles de detectar son los de la piel, los cambios en la coloración sobre todo en tronco, callosidades en palmas de las manos como si fueran cuernos, plantas de los pies, lesiones y el cáncer de piel, principalmente, aunque también cánceres de pulmón, vejiga, riñón o hígado, describió Gonzalo García el investigador que encabezó el estudio en La Laguna. También aumenta la probabilidad de padecer diabetes o enfermedades cardiovasculares. “Hay múltiples efectos”, dice el toxicólogo.

Pablo Villa refirió que sí ha habido “una que otra persona con ese problema”. Pero no existen datos concretos.

El Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (HACRE) no está considerado en la Ley Estatal de Salud de Coahuila o en la de Durango como una de las enfermedades en las que se deben de realizar actividades de vigilancia epidemiológica, de prevención y control, como las hepatitis, cólera, SIDA, virus del papiloma humano, entre muchas otras.

Sin embargo, de acuerdo con la Secretaría de Salud de Coahuila, el HACRE sí tiene los componentes de notificación y seguimiento epidemiológico con la Epiclave T57.0 “Efecto tóxico del arsénico y sus componentes”. Aunque en la práctica no existe un reconocimiento del problema, aseguró Miguel Hernández Muñiz, director del Centro de Investigación en Agua y Derechos Humanos (CIADH).

De hecho, desde el 2000, la Secretaría de Salud de Coahuila únicamente contabiliza 14 casos de HACRE en la Laguna, según respuesta a una solicitud de información hecha para este reportaje. En el caso de Durango, la respuesta fue de cero casos registrados.

El comisariado de Finisterre, Pablo Villa Piña, también accedió a hacerse la prueba y aseguró que no salió tan alto, “como unos 35”, dijo la primera vez que platiqué con él. Pero después mostró sus resultados: 40.86 microgramos por litro, es decir, por encima de lo que refiere la guía del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Atlanta. Su esposa María Guadalupe Mendoza resultó con 26.13 microgramos.

“Hay personas de mi edad, 60 años que nunca tomaron agua de aquí, pero salen con índices altos. Persona menor que nosotros y ya no tomó agua de esa noria y sin embargo sale con 24.7. Otra persona sí tomó, sí usó esa agua, sale con 6.16. Es mi duda”, comentó el comisariado ejidal sobre los resultados.

$!La comunidad de Finisterre en Francisco I. Madero, presenta en su noria concentraciones altas de arsénico desde hace años.

OTROS CONTAMINANTES

El objetivo de los estudios del Pronaces era aportar información y proponer soluciones y avances para la población en la Comarca Lagunera por la situación de la calidad del agua en la Comarca y efectos ambientales derivado de actividades industriales.

La investigación incluyó una actualización de la calidad del agua subterránea en la Comarca, encabezada por Javier Castro Larragoitia, profesor investigador de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, donde encontró en un muestreo de 120 aprovechamientos, que únicamente tres tienen un valor inferior a los 10 microgramos de arsénico por litro, el límite máximo permitido según la norma mexicana.

El mismo análisis de costo-eficiencia del proyecto Agua Saludable para La Laguna, el proyecto impulsado por el gobierno federal para dotar de agua en cantidad y calidad a la población lagunera, reconoció en 2021 que el 70.8% del agua de los municipios Francisco I. Madero, Matamoros, San Pedro, Torreón y Viesca del Estado de Coahuila, y Gómez Palacio, Lerdo, Mapimí y Tlahualilo del Estado de Durango, rebasaba el límite permitido de concentración de arsénico, afirmando que la mayoría de las fuentes de abastecimiento presentaron una calidad no apta para el uso y consumo humano.

Castro Larragoitia desarrolló un muestreo para tratar de cubrir de forma amplia la zona y de los 120 pozos analizados, la mitad era de uso agrícola y la otra mitad de uso público urbano.

También muestreó las rocas de la zona, minerales, materiales geológicos, con el fin de entender las interacciones, dijo; pues consideró que se debe de entender de dónde viene el agua y cómo cambia la calidad.

Sin embargo, el arsénico no fue el único valor que analizaron. Otro elemento que encontraron en el agua fue el fluoruro: 44 pozos estaban por arriba de un miligramo por litro, el nivel máximo permitido.

“El cuadro es complejo en cuanto a presencia de contaminantes”, señaló el investigador.

La misma Comisión Nacional del Agua (Conagua) detectó 93 de 181 pozos en semáforo rojo según los últimos indicadores de calidad del agua publicados en octubre de 2024.

De los pozos en semáforo rojo, 53 tenían concentraciones de arsénico, 12 de fluoruro y 18 tenían tanto arsénico como fluoruros.

Otro elemento que prendió las alertas en el estudio de Castro Larragoitia fue el uranio: en 15 pozos hay valores por arriba de los 30 microgramos por litro. “Es un elemento que hay que ponerle atención. De esos 15 pozos, siete fueron de uso agrícola, siete de uso público urbano y uno para ambas cosas”, precisó el investigador.

De acuerdo con la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades con sede en Atlanta, Estados Unidos, el uranio afecta principalmente a los riñones.

$!La comunidad de Finisterre se abastece de agua que les llega a unos tanques. Aseguran que no la usan para consumo personal.

IMPACTO EN LA SALUD

Javier Castro Larragoitia reconoció que hay una extracción intensiva de agua en la región y que los cálculos de disponibilidad que hace la Conagua tienen deficiencias que requieren ser subsanadas.

Según los datos oficiales de la Conagua existe un déficit de disponibilidad de agua en el acuífero Principal de La Laguna de menos 111 millones 446 mil 22 metros cúbicos anuales.

Consideró que el agua subterránea circula a través diferentes materiales, lo que genera que se vaya enriqueciendo.

“Es indudable la extracción, agua más profunda en circulación, pues sí va a estar más enriquecida en los diferentes materiales del medio geológico. Es lógico”.

En localidades rurales encontraron pozos con hasta 380 microgramos de arsénico por litro.

“En la zona norte de Francisco I. Madero, zonas hacia Tlahualilo, tenemos valores bastante elevados. En Finisterre, pozos que tienen 200, Charcos de Risa, 180, 200. Es preocupante que la gente tenga que utilizar agua que tenga 200, 300 microgramos por litro. Estamos hablando de salud”, comentó.

Por eso el objetivo de la investigación de Gonzalo García era que la muestra fuera representativa, que pudieran extrapolarse los datos, dijo.

También hicieron un cuestionario y se determinó la presencia de arsénico en la orina. El investigador realizó un sistema de vigilancia epidemiológica junto con las jurisdicciones sanitarias 6 y 7 en La Laguna de Coahuila y la 2 de Gómez Palacio, Durango.

Gonzalo García refirió que se ha ido mejorando, porque antes en poblados de Francisco I. Madero o San Pedro la exposición era de hasta 90 microgramos.

Además, alrededor del 10% de las personas muestreadas tenían exposiciones por encima de los 100 microgramos. García aseguró que hace años era el 30% por encima de los 500 microgramos.

No existe una norma mexicana que señale niveles máximos permisivos de arsénico en la orina, pero el estudio se basó en la guía del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Atlanta que establece los 35 microgramos por litro.

“De eso se trata, de comunicación de riesgo”, señaló García. Y consideró que a la población le ha llegado dicha comunicación y por eso hace el esfuerzo de no tomar agua de la llave.

Mencionó que la proporción todavía se podría bajar más si la gente deja de cocinar con agua del grifo, pues asevera que es una vía importante de disposición.

Pablo Villa, el comisariado de Finisterre, dijo que también se debería de analizar el agua purificada que venden negocios locales o las máquinas de los ejidos. “De dónde sale tanto arsénico si ya nadie toma”, se preguntó.

Muchos de los pobladores refirieron que ya no toman el agua de la noria del ejido, como el comisariado Villa, pero que algunos toman agua de la red del municipio, pero desconocen de qué pozo provenga y sus niveles de contaminación.

$!Filtros instalados en la presidencia de Enrique Peña Nieto, una política para combatir el arsénico que no funcionó.

POLÍTICAS FALLIDAS

El especialista Gonzalo García dijo que las políticas públicas han sido “muy pobres” en todos los problemas ambientales, por lo que la gente necesita cuidarse. Los antecedentes lo respaldan. Desde hace décadas se conoce el problema de arsénico en el agua, y desde hace décadas los gobiernos pasan y promueven políticas que han resultado fallidas: ahí están los filtros antiarsénico de Enrique Peña Nieto, oxidados, abandonados y echándose a perder; los filtros domiciliarios de Jorge Herrera Caldera, exgobernador de Durango, que se usaron y después terminaron en la basura; o las purificadoras de la gente, del exgobernador Humberto Moreira, que sólo sirvieron un tiempo.

A Finisterre le quisieron poner una purificadora para expender agua en una máquina, pero de eso únicamente queda el cascarón.

Así como transcurren fracasos, también las omisiones para atender la población de la gente.

Lo importante, dijo el abogado Miguel Hernández Muñiz del CIADH, no es solo que se reconozca el problema, sino que utilice a sus instituciones y personal para atender, prevenir y combatir.

“Tenemos juicios en los que incluso niegan la presencia, o las consecuencias derivadas el arsénico en el agua. Se resisten a aceptar y generar acciones específicas a atender a las población y comunidades en litigio”, aseguró.

Como parte del CIADH han interpuesto juicios de amparo donde exigen que se reconozca el problema y se genere a partir de ello un listado de afectados hídricos.

“Quiénes o cuántas personas están afectadas por la presencia de arsénico que tienen consecuencias en su salud. También generar un diagnóstico integral que permita trabajar a las instituciones y gobierno de cara a alternativas de solución”, comentó.

$!El ejido Finisterre cuenta con un consultorio... vacío, sin doctor ni medicamento para la atención de los pobladores.

El investigador Gonzalo García explicó que todos estos resultados ya los tiene la Secretaría de Salud y ya los capturó en los sistemas digitales de vigilancia epidemiológica, algo que no se hacía, criticó.

“El epidemiólogo estatal de Coahuila estaba consciente. Anduvo cuestionando y metió el código para poder incorporar la exposición de arsénico en el sistema de vigilancia”.

Gonzalo García dijo que capacitó a la gente del laboratorio estatal de salud para realizar el trabajo.

Sin embargo, tanto el comisariado Pablo Villa como la señora Concepción Ramírez afirmaron que ninguna persona de Salud los ha visitado desde que les entregaron los resultados.

El ejido Finisterre, que tiene alrededor de 500 habitantes, cuenta con un consultorio abandonado. El médico más cercano que atiende está en el ejido Cántabro, aunque la mayoría prefiere trasladarse hasta la cabecera municipal.

La comunidad tiene un cuartito que en algún momento acondicionaron, pero no tiene médico. A través de las ventanas se mira un escritorio viejo que comienza a descarapelarse y una cama de exploración médica.

“No mandan médico. Estuvo viniendo uno, cobraba una cuota como 60 pesos. Parte de la cantina del ejido aportaba para que se le juntara al doctor y viniera cada semana. La gente renegaba porque pues venía, pero no había medicamento”, relató Pablo Villa.

Nadie sabe qué pasó. El médico simplemente dejó de venir. “Yo creo ya no se le juntaba la cantidad que él pedía”.

Gonzalo García añadió que es importante que se haga el seguimiento con la estructura de la Secretaría porque se trata de una vigilancia epidemiológica, y para que sea oficial y tenga repercusión desde el punto de vista presupuestal y política, tiene que haber resultados oficiales y no estudios de una investigación. Que sea una rutina, recalcó.

“Que sea una práctica, así como se hace con el dengue o el plomo, la hepatitis. Tendría que ser una política”.

Para el director del Centro de Investigación en Agua y Derechos Humanos, Miguel Hernández, es importante que las instituciones reconozcan y acepten que hay un problema de salud para generar acciones, programas y políticas públicas para atender de forma preventiva, e identificar a las personas que ya tienen una afectación de salud.

Concepción Ramírez, quien salió por encima de 35 microgramos en los análisis que le hicieron, pidió que exista un seguimiento. Aseguró que aunque ella y sus hijos tomen agua ciel o bonafont, no confían.

Gonzalo García mencionó que propusieron y ensayaron que con la gente con exposiciones arriba de 35 microgramos, sea evaluada médicamente para examinar si tiene efectos o sospechas de efectos en la salud.

“Se debe pasar a especialidad y si no hay efectos hay que andarlo siguiendo cada año”.

El doctor García comentó que el problema de las enfermedades de origen ambiental es que como son de dosis bajas, muchas veces se tienen que buscar para encontrarlas. Y aunque pueda haber enfermedades a consecuencia de la ingesta de arsénico, no existen dictámenes médicos que confirmen el vínculo.

La Secretaría de Salud de Durango dijo en respuesta a una solicitud de información, que los efectos del arsénico en la salud no son visibles a menos de cinco años, sino que comienzan a aparecer después de este tiempo y principalmente a más de 10 años de consumo constante.

Miguel Hernández del CIADH, señaló que la falta de voluntad, política y financiera, para que las autoridades atiendan el problema es “evidente”, y pronosticó que de no atenderse se convertirá en un problema social por el número de personas que pueden estar afectadas.

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