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Cuatro Ciénegas y la Nación Ndé

Este libro de fotografía documental de Mariana Yáñez tiene dos preocupaciones, que no se deje de atender la problemática ecológica en el municipio coahuilense, hogar de inmensa riqueza natural, y que la gente conozca la existencia del pueblo N’dee/N’nee/Ndé, una tribu que se creyó exterminada hace más de un siglo en México.

  • 20 febrero 2024

* Las fotografías forman parte del libro “Cuatro Ciénegas y la Nación Ndé” de Mariana Yáñez y se reproducen con autorización de la autora.

En su libro “Los bárbaros, el rey y la iglesia”, el historiador Carlos Manuel Valdés presenta evidencias de cómo, desde la Nueva España hasta las primeras décadas de la nación mexicana, las tribus indígenas nativas del noreste del país no fueron colonizadas, sino oprimidas y exterminadas.

La historia es sangrienta, cruel e inhumana, y representó el final para muchas culturas originarias, pero otras lograron sobrevivir por distintos medios a estos actos colonizadores y racistas. La supervivencia dependió de la discreción, y ahora, siglos después, los descendientes buscan ser reconocidos como una etnia viva.

La Nación N’dee/N’nee/Ndé, cuya presencia se extiende por los territorios de Sonora, Chihuahua, Durango, Coahuila, Zacatecas y Nuevo León en México, y Arizona, Nuevo México y Texas en Estados Unidos, se ha esforzado los últimos años para lograr este reconocimiento. Hay muchos avances en la dirección correcta, pero los actos para visibilizar su presencia continúan y a estos se suma ahora el libro “Cuatro Ciénegas y la Nación Ndé”, que desde la lente de la fotógrafa documental Mariana Yáñez ofrece una aproximación a su historia, sus ritos y costumbres, así como su gente, además de que vuelve a poner énfasis en la preservación de este espacio único en el planeta y cuya biodiversidad está siendo amenazada por la industria y la explotación.

$!Mariana Yáñez junto a integrantes de la comunidad Ndé en Cuatro Ciénegas, en un esfuerzo por reconocer a la comunidad apache en México.

N’dee/N’nee/Ndé, el nombre que nunca debieron perder

Si esta etnia ha sobrevivido a la fecha fue porque se vio obligada a invisibilizar su propia cultura. Conocidos desde fuera como los “apaches”, nombre impuesto por sus opresores en ambos lados del Río Bravo —y que grupos en Estados Unidos buscan reivindicar—, las comunidades en México eligieron nombrarse a través de este compuesto de variantes dialectales que representa su diversidad y recupera la lengua que el gobierno buscó suprimir en el pasado. Los tres vocablos significan lo mismo: gente o pueblo.

“Cuando nosotros decimos la palabra ‘apaches’ nos remite a los pueblos nativos de Estados Unidos, pero su presencia sigue en México, sobre todo en los estados del norte del país y su paso por Cuatro Ciénegas fue muy importante porque permitió la preservación y la transmisión del conocimiento de su pueblo”, explicó Mariana Yáñez.

“Los Ndé se vieron envueltos en situaciones históricas que los llevaron a la marginación y eso afectó desproporcionadamente su forma de vida. Incluso hubo un tiempo en que los gobiernos de Sonora y Chihuahua promovieron leyes genocidas que ofrecían recompensa por su cabeza”, agregó.

El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) refiere que durante la segunda mitad del siglo XIX se llevaron a cabo expediciones punitivas en contra de la nación Ndé por parte de los gobiernos de Estados Unidos y México para exterminarlos. Los pocos que quedaron fueron confinados a las reservas de Arizona, Nuevo México y Texas, mientras que otros quedaron dispersos en varios estados del norte de México.

Aunque el esfuerzo por preservar su cultura y visibilizar su existencia es paralelo en ambos países, para los miembros de la Nación N’dee/N’nee/Ndé es primordial que se reconozcan sus derechos y existencia como etnia de manera constitucional, además de que se les otorgue un lugar donde vivir y desarrollarse, luego de que fuera el propio Estado Mexicano el que les despojó de su territorio.

$!El libro “Cuatro Ciénegas y la Nación Ndé” se puede comprar para apoyar la causa de este pueblo.

En Coahuila y Sonora esto ya es una realidad desde hace unos años, gracias a reformas a las constituciones estatales en acato a una orden federal que a su vez comenzó el proceso de revisión para integrar a estas comunidades al Catálogo Nacional de Pueblos y Comunidades indígenas por parte del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.

El artículo séptimo de la Constitución estatal habla de los derechos que goza una persona dentro del territorio coahuilense y en diciembre de 2022 se adicionó el siguiente párrafo:

“Los pueblos originarios y descendientes que habitan o transitan, y en su caso, se establezcan de manera fija, temporal o permanente en el territorio coahuilense, de manera enunciativa y no limitativa, como Negros Mascogos, Kikapú, Mazahua, la comunidad y/o nación N’dee/ N’nee/ Ndé, Seminoles, Irritila, Huachichil, la comunidad y/o nación Coahuilteca/Pakahua gozan del reconocimiento como pueblos y/o comunidades indígenas y afromexicanas del Estado de Coahuila de Zaragoza para todos los efectos legales correspondientes”.

Sin embargo, el gobierno del Estado de Chihuahua continúa desacatando dicha orden y no ha reconocido ni hecho cambios a su constitución.

A pesar de ello en esa entidad lograron un importante avance simbólico en la reparación del daño, al derogar el decreto que mencionó la fotógrafa, el cual permanecía vigente desde 1849 en la Constitución del Estado de Chihuahua, donde se estipulaba que el gobierno podía contratar voluntarios para hacer la guerra contra esta tribu. Si bien la medida no se implementa en la actualidad, continuaba activa como un vestigio de la opresión contra los n’dee/n’nee/ndé y su eliminación es otro paso más hacia sus objetivos.

“Eso los obligó a esconderse, a interrumpir la práctica de sus costumbres y sus tradiciones y perdieron el dominio de sus tierras, de sus recursos. Se escondieron y mantuvieron el perfil bajo muchos años, pero no desaparecieron”, señaló.

$!Rescatar la herencia cultural de la nación Ndé es una de las misiones de Mariana Yáñez.

Preservar lo ancestral

El libro de Yáñez también hace gran énfasis en el cuidado del medio ambiente, particularmente en la zona de Cuatro Ciénegas, que alberga no solo el agua que da vida a toda la región, sino también una inmensa riqueza biológica. Las pozas que le dan nombre al municipio coahuilense son hogar de especies endémicas, así como de los vestigios prehistóricos del origen de la vida en el planeta.

Uno de los colaboradores de la publicación, el biólogo Arturo González, director del Museo del Desierto (MUDE), en su prólogo “Cuatro Ciénegas, un valle mágico para desconectarse” destaca los factores que amenazan al lugar, entre el calentamiento global, la desertificación y erosión de la tierra, la extracción desmedida del agua en las pozas, el Valle de las Calaveras y el Valle del Hundido, para priorizar el riego de alfalfa que alimenta al ganado lechero de La Laguna.

A partir de aquí hace un recuento del paso del ser humano desde la Era del Hielo por este territorio, y cómo la sabiduría ancestral de estos grupos permitió una existencia armónica con el entorno que les permitió subsistir por generaciones hasta que los invasores comenzaron el exterminio.

“Actualmente, Cuatro Ciénegas se debate entre viejas prácticas —no las ancestrales— para utilizar los recursos naturales y las nuevas propuestas que fomentan el turismo regenerativo. Es una visión cuya apuesta busca recuperar el ecosistema, al tiempo que ofrece experiencias que ayuden a quienes se interesen, a aligerar angustias propias de la existencia [...] Nuestro planeta requiere de guerreros que luchen —sin violencia— a su favor, conscientes y en sincronía; el valle de Cuatro Ciénegas es la trinchera ideal para preparar esa pacífica misión”, escribe el biólogo.

Esta es la línea principal que sigue el libro, pues a partir de un territorio que también habitan los n’dee/n’nee/ndé, muestra la lucha de la tierra y la cultura por subsistir y recuperarse de los embates de la explotación, la violencia del pasado y el presente y el exterminio, volver a florecer y hacerlo de una manera que proponga nuevas formas de convivencia, sostenibles y pacíficas, para el futuro.

$!Cuatro Ciénegas tiene una rica biodiversidad que es amenazada por la explotación de sus acuíferos para alimentar el ganado lechero de La Laguna.

Concientizar a través de imágenes

¿Cómo preocuparnos por cuidar aquello que no conocemos? Esta es una máxima de la preservación en cualquier ámbito, desde la historia hasta la naturaleza. El libro “Cuatro Ciénegas y la Nación Ndé” cumple con esta función gracias a la mirada aguda y sensible de Mariana Yánez. Su lente nos lleva a recorrer el territorio que se esconde entre montes, cuerpos de agua y dunas de yeso.

Con el apoyo de Gustavo Costa, quien se hace cargo de la fotografía submarina y de paisaje, el volumen nos lleva a adentrarnos en las pozas, recorrer las dunas y disfrutar de los cielos que solo el semidesierto puede ofrecer, sobre todo al amanecer y el atardecer.

Las minas de mármol —donde se exhibe una réplica de un tiranosaurio rex cubierto de arte wixárika, cortesía del MUDE—, los estrellados cielos nocturnos y la orografía de la región, así como tomas aéreas de los cuerpos de agua cada vez más reducidos, son las imágenes que introducen al lector en las primeras páginas.

Más adelante se adentra en el Pueblo Mágico, fundado en 1800 y cuna de Venustiano Carranza. El interior y exterior de la hermosa Parroquia de San José, el mural de José Luis Murillo en el Palacio Municipal, el Museo Carranza, las viviendas del lugar, con sus características fachadas españolas, en adobe o sillar, bien conservadas o en decadencia, figuran entre las páginas.

La producción vitivinícola también está presente a través del trabajo e historia de Bodegas Ferriño, casi tan antiguas como el propio. Sus barricas dan paso al semidesierto en este recorrido fotográfico, que nos permite volver al campo a admirar la variedad de cactáceas que se encuentran por ahí y hasta bisontes, en el único lugar de México donde se pueden apreciar, mismo sitio al que han podido volver después de haber sido casi exterminados por la caza inmoderada y la destrucción y ocupación de su hábitat. Otro paralelo con la búsqueda de recuperar lo perdido a manos de un ente opresor.

$!Los descendientes de la nación Ndé fueron orillados a esconderse y mantener un perfil bajo, pero no desaparecieron.

El mensaje de una nación

Mariana contó con el apoyo de Juan Luis Longoria Granados, ndé lipán originario de Chihuahua, quien da la bienvenida al lector a la segunda parte del libro con un texto en el que expone la importancia de volver a hablar las lenguas de este pueblo.

“Hablar nuestro idioma nos ayudará a regresar al origen y nos acercará a nuestros hermanos, los demás humanos. Romperemos un ciclo de injusticia y heredaremos lo que siempre fue nuestro, para nuestros hijos, para conservarlo y que nunca más se aleje de nosotros la Palabra Sagrada de nuestros ancestros”, concluye su introducción.

Sin embargo, la lengua N’dee/N’nee/Ndé todavía no se encuentra registrada en el Catálogo de Lenguas Indígenas Nacionales (CLIN) de acuerdo con la página del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), pero se planea incorporarla en la próxima actualización.

La lengua N’dee/N’nee/Ndé pertenece a la familia lingüística Na-Dané y es hablada en los estados de Coahuila y Chihuahua, según la página del INALI.

En el censo de 2020 del INEGI (2020) no se reportó el registro de datos estadísticos de esta lengua, por lo que no es posible saber el número oficial de los hablantes, según información del INALI.

Luego de haber presentado sus primeros capítulos en español e inglés, en las siguientes páginas el libro pasa a ser trilingüe, con la traducción de cada texto a la lengua n’dee/n’nee/ndé, empezando por este mensaje y continuando inmediatamente por una semblanza de la Nación a cargo del doctor Víctor Orozco, otro colaborador de este proyecto.

El investigador dedica sus palabras a explicar la cultura e historia del pueblo, incluidas las diferencias que llevaron al conflicto directo con los colonizadores, como el concepto de propiedad privada que no entendían. Asimismo habla sobre las creencias religiosas, los conceptos de libertad que manejan, entre otros temas.

A partir de aquí la fotógrafa comienza a presentar los rostros de esta comunidad viva, a través de individuos que se reconocen como n’dee/n’nee/ndé, y que viven tanto en Coahuila como en otros estados de la zona donde hay presencia de este pueblo, incluido el otro lado de la frontera. Personas como Emma Hayde Palacios, nant’an —líder de tribu— de Saltillo; Salvador Chávez Luévanos “Xava Tolvanera”, nant’an de Torreón y David Luna, de Torreón.

En imágenes presenta las artesanías e instrumentos tradicionales, sus hogares y hasta da espacio a comunidades afrodescendientes como los Negros Mascogos, además de los Kikapoo, ambos coahuilenses. Entre estas páginas muestra los rituales del paso a la adultez en niños y niñas, los testimonios y rostros de más miembros de la Nación Ndé, sin olvidar por un segundo el territorio que habitan y el espacio al que también busca dar visibilidad: Cuatro Ciénegas.

¿Dónde encontrarlo?

“Cuatro Ciénegas y la Nación Ndé” se está distribuyendo actualmente a través de los nant’anes de las distintas tribus para la comunidad ndé, además se puede comprar a nivel corporativo para apoyar a la causa de este pueblo, así como a través de la autora, a quien se le puede encontrar en Instagram como @marianayanezc


* Las fotografías forman parte del libro “Cuatro Ciénegas y la Nación Ndé” y se reproducen con autorización de la autora.

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