Nadie sabe cuántas son, pero en los últimos años un boom de cabañas y fraccionamientos campestres ha inundado la Sierra de Arteaga, sin que exista un control y vigilancia. Expertos advierten un impacto ambiental por el crecimiento desordenado.
- 17 junio 2024
Entre la espesura del bosque de la Sierra de Arteaga, cañón de San Antonio de las Alazanas, resaltan los tejados rojos de lujosas cabañas, dos niveles, terrazas, arcos, chimeneas, ventanales, que de un tiempo a la fecha han irrumpido en el paisaje de este importante pulmón del noreste mexicano.
Patrimonio natural éste que, a pesar de la invasión de construcciones, se niega a morir ante la embestida del desarrollo y el progreso.
Nadie sabe cuántas cabañas son, solo que se asientan por toda la sierra y sus siete cañones en forma de hoteles y fraccionamientos campestres; que si bien son una fuente de atracción turística, han ejercido un considerable impacto ambiental en el abasto de agua, la depredación de la flora, el desplazamiento de la fauna, la acumulación de basura y la ocurrencia de incendios forestales.
“Es en todo lo que es la Sierra. Están convirtiendo a la Sierra de Arteaga en una zona hotelera”, dice Jorge Rentería Campa, empresario arteaguense del ramo restaurantero.
La mayoría de los propietarios “cabañeros”, como los ha dado en llamar la gente de por acá, son particulares venidos principalmente de Monterey, Saltillo, Ramos Arizpe, Torreón, Tamaulipas e incluso la Ciudad de México, que han encontrado en este bosque, algunos, un oasis para el reposo, otros una veta de oro.
“Es un hecho que sí es muy grande la infraestructura de construcción que está en toda la sierra, no nada más en Arteaga... en General Cepeda, Parras, Zapalinamé. Definitivamente en la Sierra de Arteaga es donde existe la mayor infraestructura de construcción. Queremos tener nuestro pedazo de tierra y en ese pedazo de tierra un lugar a donde llegar y hacemos una cabaña.
“Antes era una cabañita, una palapa, unos baños y ahora estamos hablando de construcciones muy grandes, de, incluso, cabañas que parecen mansiones y que cada vez son más frecuentes en la sierra”, comenta Sergio Marines Gómez, director de Protección de la Fauna Mexicana A.C., (Profauna).
LA PROLIFERACIÓN
En un recorrido realizado por Semanario en los cañones del Valle de San Antonio de las Alazanas, Los Lirios, El Tunal y Jamé, se pudo observar desde la orilla de los caminos la proliferación de casas de campo, albergues turísticos, palapas y fraccionamientos campestres, establecidos, aun, en zonas forestales.
Además de anuncios que, a los márgenes de la carretera, ofrecen en venta terrenos rústicos, renta de cabañas y hospedaje en hoteles campestres, situados a pie de loma o enclavados en la montaña.
“Al pie casi de la carretera te vas a dar cuenta de la oferta de venta de predios, que no es ilegal, pero cuando estás en un área natural protegida...”, declara Ernesto Nájera Hernández, el titular de la Unidad Jurídica Regional de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) en Coahuila.
Este medio solicitó por transparencia, en reiteradas ocasiones, al Ayuntamiento de Arteaga, entregara información sobre el número de cabañas, hoteles y fraccionamientos campestres que existen en los 26 ejidos del municipio y sus anexos.
Empero, el sujeto obligado no respondió al requerimiento.
Se le pidió también que rindiera informes en torno al número de licencias de construcción y autorizaciones de cambios de uso de suelo, expedidos por la municipalidad de 2016 a la fecha para la edificación de cabañas, hoteles y fraccionamientos campestres en los 26 ejidos y sus anexos de la Sierra de Arteaga.
Al respecto la dependencia contestó que la respuesta en versión pública podía localizarse en la siguiente liga: http://www2.icai.org.mx/ipo/dependencia.php?dep=34#pageload.
Sin embargo, en la búsqueda se encontró que los datos aparecen incompletos, y en otros casos no es posible acceder a los PDFs de los documentos.
El pasado primero de abril Ramiro Durán García, alcalde de Arteaga, declaró ante los medios de comunicación que actualmente hay mil 200 habitaciones, entre hoteles y cabañas, instaladas en esta localidad y sus 38 ejidos y anexos.
Según los registros de la Dirección de Turismo de Arteaga existen en la sierra al menos mil habitaciones de hospedaje, con alrededor de dos mil camas distribuidas en hoteles de una a cinco estrellas, cabañas y glamping.
No obstante, un monitoreo realizado por la organización Amigos de la Sierra en Airbnb, una aplicación que promueve y consigue hospedaje en diversos destinos turísticos de todo el planeta, arrojó que solamente en el cañón Lirios – Santiago, es decir, la franja que comparten los municipios de Arteaga, en Coahuila, y Santiago, en Nuevo León, se ha llegado a anunciar una oferta de cerca de cinco mil habitaciones.
“Estamos hablando de un solo cañón. Yo creo que la cantidad es muy importante. Es un tema complicado, la vocación actual de la sierra es el turismo y difícilmente vamos a poder cambiar eso”, subraya David Valladares Sánchez, director de Amigos de la Sierra.
LOS FRACCIONAMIENTOS CAMPESTRES
Actualmente, dice Gilberto Carranza Martínez, fundador de Ursus MX, lo que viene con impacto fuerte son los fraccionamientos campestres.
Y se refiere particularmente al caso de Artesa, un desarrollo tipo Bosques de Monterreal, instalado antes de llegar al ejido El Diamante, en Arteaga, y en cuya publicidad de Facebook se incluyen lagos, pistas de cuatrimoto y cabañas.
Y hay quienes aseguran, inclusive, que la mayoría de los fraccionamientos campestres asentados en la Sierra de Arteaga tienen sus pozos de agua privados.
Semanario preguntó a la Conagua, (solicitud de información folio 330009424001096), cuántos permisos para la perforación de pozos ha otorgado a hoteles, fraccionamientos campestres y cabañas de los 26 ejidos y sus anexos en la Sierra de Arteaga, de 2016 a la fecha.
La instancia respondió que dos títulos de concesión autorizados para el uso de servicios.
El primero de estos títulos aparece a nombre del particular Juan García Santamaría, quien tiene concesionado un volumen de cinco mil metros cúbicos de agua.
El segundo es de Rebeca Magdalena Valdez Cepeda y José Luis Valdés Cepeda, quienes gozan de un volumen de agua de 148 mil 50 metros cúbicos.
Conagua aclaró, sin embargo, que no se trata de permisos de perforación sino de títulos de concesión.
“Me ha tocado ver que está un núcleo de bosque muy bien formado, llegan, desmontan todo para hacer 10, 20 cabañas y ahí estamos afectando al medio ambiente en cuestión del aire y agua, porque eliminas los árboles. A los dueños de fraccionamientos campestres no les importa la naturaleza, lo que quieren es fraccionar y vender”, reprocha Gilberto Carranza de Ursus MX.
Durante el recorrido que dio Semanario por la Sierra de Arteaga fue posible mirar a distancia las brechas abiertas, como heridas, sobre las lomas y que conducen a los complejos de cabañas semiocultos entre la arbolada.
Lo cierto es que hasta ahora el municipio de Arteaga no cuenta con un censo de las cabañas, hoteles y fraccionamientos campestres, diseminados en esta sierra que, no obstante, está catalogada por la federación como Área de Protección de Recursos Naturales.
El último dato que tiene el INEGI es que hasta 2018 se contaban 424 cabañas distribuidas por los siete cañones de la Sierra de Arteaga.
“No hay un control de todas las cabañas”, señala José Manuel Garza Ortiz de Montellano, especialista en turismo.
Y hace hincapié en la falta de un reglamento, tanto para la construcción de casas de campo, como para el uso y conservación de la sierra.
“No hay ni madre”.
SIN CONTROL
Entre 2020 y 2021, con la intención de evitar los fraudes en la renta de cabañas y cuartos de hotel que de un tiempo a la fecha aquejan a la región, el Ayuntamiento de Arteaga logró conformar un directorio denominado “Hospedaje Confiable”, que contiene los datos de 70 establecimientos entre cabañas, quintas, posadas, hoteles, casas de campo, departamentos, fraccionamientos campestres, ranchos, recreativos y villas, que operan en la sierra.
Empero, según información de la Dirección de Turismo de Arteaga es posible que la cifra de este tipo de negocios asentados en los cañones sea mayor.
“A lo mejor hay más, pero no están registrados. Es porque tienes que cubrir ciertos requisitos que presidencia pide para que puedan ser hospedaje confiable”, revela una funcionaria de esta dirección que prefiere no dar su nombre por no estar autorizada para dar entrevistas.
Entre algunos de estos requisitos destacan: tener pagado el predial, presentar un plan de contingencia de protección civil, compartir su ID, teléfono comprobable, costos y fotografías del lugar, redes sociales, ubicación, página web y medios de pago.
“Desarrollo Urbano de Arteaga no controla ni el predial de toda la sierra”, sostiene el también integrante de la organización Promotora de Turismo Naturaleza y Aventura (Protur), José Manuel Garza.
Con el fin de obtener más información sobre la cantidad de cabañas, hoteles y fraccionamientos campestres, instalados en la Sierra de Arteaga, Semanario requirió a la Secretaría de Turismo federal, (solicitud 330027024000145), el número de establecimientos que por obligación deben están inscritos en el Registro Nacional de Turismos, (RNT).
No obstante, resultó que sólo siete prestadores de servicio entre hoteles, hostales, cabañas, aldeas en toda la sierra, cuentan con dicho registro.
Lo único que se sabe, por boca de pobladores de este municipio que conocen la sierra con todos cañones, es que los cabañeros que han llegado a este región se han afincado principalmente en el corredor que va del Valle de San Antonio de las Alazanas, hasta el ejido Mesa de las Tablas, el de Los Lirios, en sus límites con Santiago, Nuevo León, y en ejidos como Los Llanos, Emiliano Zapata, Huachichil, Chapultepec, Sierra Hermosa, San Juan de los Dolores, Cuauhtémoc, El Recreo, El Diamante, El Tunal, Nuncio, Jamé, El Poleo y Escobedo, entre otros.
“Solamente a la entrada de El Diamante hay alrededor de cinco fraccionamientos campestres, hay terrenos en venta. Hay mucha, mucha cabaña”, apunta Jorge Rentería, arteaguense y empresario restaurantero.
Hay cabañas en la sierra, se ignora cuántas, que se construyeron aquí hace 30 o 40 años, otras, se dice, que llegaron con la pandemia, cuando la desbandada de gente a lugares apartados para esconderse del virus.
“De la pandemia para acá hubo ese boom de cabañeros. Al principio mucha gente la tenía para pasar el fin de semana, pero ya se empezó a ver como un negocio hotelero”, menciona Rentería Campa.
Al respecto, información abierta indica que entre 2020 y 2023 el Ayuntamiento de Arteaga expidió alrededor de 20 licencias de uso de suelo compatible con el desarrollo de fraccionamientos campestres, balnearios, renta de cabañas, jardines, albergues turísticos y dormitorios.
IMPACTO EN EL ECOSISTEMAS
Hoy, aseguran ambientalistas, el cambio climático ha disparado la demanda de servicios de hospedaje en zonas boscosas.
“Es algo que no puedes impedir, la gente quiere volver a estar en contacto con la naturaleza, y es totalmente comprensible. La ciudad es un comal, porque la ciudad ha perdido una gran cantidad de árboles”, advierte Alejandro Javier Argüelles Flores, director de la agrupación Apoya tu Bosque Local.
Empero, especialistas en ecología entrevistados por Semanario, concuerdan en que la presencia de estos desarrollos turísticos ha venido impactando al ecosistema de la sierra en décadas recientes.
“Se ha venido consumiendo superficie forestal y la consecuencia de eso es que llueve menos que hace 20 años. Al haber falta de vegetación hay menos atracción de lluvia y hay menos recarga de acuíferos”, explica Antonio Horacio Berlanga Padilla, octavo regidor del Ayuntamiento de Arteaga y empresario del ramo turístico.
Según datos conseguidos vía transparencia (solicitud 050098700003024), de 2016 a la fecha la Procuraduría de Protección al Ambiente de Coahuila (Propaec), recibió un total de 20 denuncias ciudadanas relativas a la invasión (desmontes) a zonas forestales de la Sierra de Arteaga.
Sobre el particular el Artículo 76 de la Ley de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano del Estado de Coahuila, establece que “las tierras agrícolas y forestales, así como las destinadas a la preservación ecológica de los centros de población, deberán utilizarse preferentemente en dichas actividades o fines (...)”.
De acuerdo con la memoria estadística de la Conagua sobre precipitación anual, mientras que en 1975, uno de los años con más lluvia en la Sierra de Arteaga cayeron 828.1 milímetros de lluvia, para 2017 se reportaron únicamente 253.1 milímetros, por citar un ejemplo.
“En Arteaga no hay tanta agua como se piensa eh, la verdad es que no tenemos ni un río, no tenemos cómo captar el agua, no tenemos cómo retenerla”, dice Alejandro Villarreal Maury, presidente de la Asociación de Propietarios del Agua de Riego de Arteaga.
Apenas el pasado primero de marzo Vanguardia publicó una nota sobre el estrés hídrico que vive la Sierra de Arteaga, ello ante la falta de recarga natural y el incremento en la extracción del vital líquido en el acuífero Región Manzanera-Zapalinamé.
En relación con lo anterior, la Conagua informó que al corte del 31 de diciembre de 2022 se contaba con un déficit de 38.1 millones de metros cúbicos de agua en este acuífero, pese a ello la extracción ha ido en aumento.
Tal situación ha ocasionado que al menos este año, de acuerdo con las proyecciones hechas por las uniones de manzaneros, la cosecha de esta fruta será solo de 30 por ciento, en comparación con ciclos anteriores.
INCENDIOS Y DESPLAZAMIENTO DE ESPECIES
Las construcciones en la sierra han influido además en la ocurrencia de conatos de incendios e incendios mayores, como el suscitado en 2021 en el fraccionamiento campestre “La Pinalosa”, situado en el cañón Lirios – Santiago, que inició en una cabaña y terminó por consumir 15 mil 500 hectáreas de bosque entre Coahuila y Nuevo León.
David Valladares Sánchez, el director de la organización Amigos de la Sierra, detalla que su equipo, que cuenta con expertos en combate al fuego, ha intervenido en la mitigación de varios conatos de incendio registrados en cabañas construidas en el bosque, a lo largo del corredor Lirios - Santiago.
La causa de dichas conflagraciones ha sido, en la mayoría de los casos, cortos circuitos debidos a las deficientes instalaciones eléctricas con las que cuentan las casas de campo.
“Hemos tomado parte en el combate de conatos de incendio registrados en cabañas a consecuencia de cortos circuitos. El tema de los incendios fundamentalmente es una de las cuestiones más críticas con la visita de gente, ya sea de fin de semana o cuando asientan una casa de campo. Si no se siguen las medidas necesarias creo que puede ser un riesgo”, detalla Vallares Sánchez.
Registros de la Dirección Protección Civil de Arteaga indican que en el último año y medio han ocurrido un total de seis incendios en cabañas construidas en la sierra.
La invasión a la montaña ha provocado, además, el desplazamiento de la fauna silvestre de oso negro, jabalí, zorro, guacamaya enana y otras especies que han huido del ruido y la gente en busca de otros hábitats.
“En esas áreas, con esa cantidad de ruido, con esa cantidad de gente que entra en la sierra, los animales se desplazan a otros sitios más tranquilos”, detalla Sergio Marines, el director de Profauna.
Con base en datos de la Dirección de Turismo de Arteaga se sabe que cada fin de semana entre 15 mil y 18 mil personas, provenientes de Saltillo, Monterrey, la Región Laguna, centro del país, Tamaulipas y Texas, visitan la sierra.
Marines previene también sobre el daño que la proliferación de cabañas en la sierra está ocasionando a la flora nativa, con la introducción de especies exóticas invasoras.
“Te estoy hablando de los árboles ornamentales. Muchos de ellos tienen una gran capacidad de adaptarse a ciertos sitios y ya se están saliendo de sus jardines y están invadiendo las partes silvestres, y al llegar a las áreas silvestres desplazan a otras especies. Lamentablemente la sierra ya tenía anteriormente un impacto muy fuerte por ganadería, por incendios, por talas ilegales y después esto se le une, las construcciones que incrementan aún más el riesgo”.
La contaminación del bosque con residuos sólidos domésticos es otra de las problemáticas que ha desencadenado la afluencia del turismo a los complejos de casas de descanso.
Según datos de la Dirección de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable del municipio de Arteaga, cada fin de semana se recogen de la sierra unas 30 toneladas de basura que los visitantes suelen botar en el monte o en las orillas de los caminos.
“Mucha gente de la ciudad no tiene los cuidados ni prevenciones que se requieren en un lugar campestre. El cuidado de que no puedes encender fogatas, no debes de tirar basura, no debes de deforestar, al contrario, deberías de tratar de mejorar el lugar en donde estás”, añade Alejandro Argüelles, director de Apoya tu Bosque Local.
Con todo y esto ejidatarios de los cañones de la Sierra de Arteaga donde más asentamientos de cabañas se registran, coinciden en que si bien dichos desarrollos representan una presión para el medio natural, constituyen también una fuente de empleo, sobre todo en el contexto de la crisis de producción de manzana que padece la región a consecuencia de la sequía.
“Construirlas, pa los que saben construir, y darles mantenimiento. Ya dejan a uno ahí de encargado y de perdido ya saca pa la comida”, platica Viviano Vera Rodríguez, comisariado de San Antonio de las Alazanas, quien calcula que solo en el pueblo existen unas 200 casas de campo.
LA VENTA DE TIERRAS
La venta de tierras en la Sierra de Arteaga por parte de los ejidatarios ha venido a la par con el crecimiento, cada vez más fuerte, de desarrollos turísticos.
“La gente por la necesidad, por la situación tan difícil que está prevaleciendo en el campo, busca vender un pedacito de tierra... A veces irregularmente y otros legales. Pero entre más, más sigue creciendo la venta de terrenos en el área rural. Eso sí, entra mucha gente y esa es la fuente de ingresos de que está viviendo ahorita el pueblo. No hay empleo”, dice Ismael Saucedo Tovar, ejidatario de El Tunal y miembro de Unión de Manzaneros de la Sierra de Arteaga.
De acuerdo con datos de la Dirección de Turismo de Arteaga, cada fin de semana los visitantes de la montaña dejan una derrama económica próxima a los 10 millones de pesos.
-¿Se ha vendido en zona forestal?
-Le buscan con pinos y sin pinos, cuenta Saucedo Tovar.
Pese a que el Artículo 59 de la Ley Agraria establece que “será nula de pleno derecho la asignación de parcelas en bosques o selvas tropicales”.
Samuel Quiñones, comisariado de Los Lirios, dice que la venta de tierras ha contribuido a que el ejido vaya desapareciendo.
“La forma de cómo es un ejido, por qué vinieron los ejidos. En labores, en los llanos, hacen su fraccionamiento y venden sus lotes”.
Relata que en Los Lirios prácticamente se ha vendido ya cerca del 50 por ciento de las tierras.
“Hay necesidades de salud y dice uno ‘con qué la hago, tengo que vender un pedacito para poder subsistir’”.
Según información solicitada a través de escrito libre al Registro Agrario Nacional, (RAN), de 2007 a la fecha se han otorgado 549 títulos de dominio pleno a ejidatarios que, a su vez, han vendido predios en áreas de la Sierra de Arteaga, predios que antes estaban bajo el régimen de tierra de uso común.
Sin embargo, Antonio Berlanga, octavo regidor del Ayuntamiento de Arteaga y empresario del ramo turístico, afirma que se ha incrementado la construcción de cabañas en área ejidal, con un problema: de que las personas que compran en los usos comunes carecen de un título de propiedad y solo poseen un contrato.
Lo correcto, dice, era que el propietario original de la tierra, o sea el ejidatario, se presentara al RAN y tramitara la adopción del dominio pleno en tierra de uso común que lo acreditara como legítimo dueño de un predio y así poderlo vender.
“Hay muchas ventas irregulares. Como comprador el ejidatario te da un contrato, pero nunca un documento que te acredite como dueño de esa propiedad”.
SE NECESITA AUTORIZACIÓN
Ernesto Nájera Hernández, el titular de la Unidad Jurídica Regional de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), en Coahuila, comenta que por ser la Sierra de Arteaga un área natural de competencia para esta Comisión, todas las actividades que se lleven a cabo en su interior, como la construcción, requieren de dos autorizaciones que son: el cambio de uso de suelo y la autorización en materia de impacto ambiental, que otorgan la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
“Nosotros intervenimos en esos procedimientos emitiendo nuestras opiniones, no autorizamos”.
Aclara que pocos son los proyectos de construcción en la Sierra de Arteaga que han pedido la opinión de la Comisión.
Y añade que en los últimos tres años la Conanp ha recibido alrededor de 11 denuncias por parte de su personal de guardaparques, sobre el inicio de trabajos de algún fraccionamiento o alguna construcción grande que pudiera impactar el bosque de la Sierra de Arteaga.
“Hemos tenido conocimiento de que a veces reportan a la autoridad municipal o la autoridad estatal y lo que hacen es guardar o archivar la denuncia, quiero pensar que es más por ignorancia, que por mala fe”.
Nájera Hernández asevera que en el tiempo que lleva trabajando en la Comisión como encargado del área jurídica, nunca ha visto un expediente en materia de impacto o de uso de suelo de cabañas que están ubicadas al interior de la sierra y donde hay intereses económicos y políticos fuertes.
“De proyectos que ya existen, que se encuentran consolidados, no tenemos conocimiento en cuanto a su constitución, pero sobre todo en cuanto a su ampliación. Sé que se han estado ampliando y la verdad esa ampliación sí resulta ser irregular, si no se tiene las autorizaciones en materia de impacto y en materia forestal”.
Los desarrollos pueden contar con una autorización de inicio, pero sus ampliaciones y sus modificaciones requieren de permisos, de un trámite ante la autoridad federal, Semarnat y Conafor, si esto no existe se encuentran en una irregularidad.
De acuerdo con la respuesta a una solicitud de información, folio 050098700003124, de 2016 a 2023 la Dirección de Impacto Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente de Coahuila (SMA), concedió 24 autorizaciones de impacto ambiental a igual número de fraccionamientos campestres ubicados en la Sierra de Arteaga.
Ante esta perspectiva, David Valladares, de Amigos de la Sierra, considera que se tienen que encontrar los mecanismos que permitan que el cuidado de los bosques, dada su importancia en términos de servicios ecosistémicos, sea sustentable.
“Una actividad que le genere al poblador local una forma de vida. Preservar los bosques para poder capturar carbono o favorecer la captura hídrica tienen una importancia crucial hoy en día, tiene que tener eso en mente el ejidatario. Tenemos que, entre todos, encontrar cómo lograr que aquel que habita el espacio le sea rentable esa actividad de cuidado del medio ambiente”.
Y habla de una indispensable regulación, tanto en el tema turístico, como en de los asentamientos que no tienen como destino el turismo, llámese casas de fin de semana y fraccionamientos campestres.