La crisis financiera de la UAdeC: una mezcla de recortes presupuestarios y mala planeación de su esquema pensionario, pero también de abusos institucionalizados que hoy se buscan revertir
- 07 marzo 2022
La Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) atraviesa por la peor crisis financiera de su historia.
La situación actual no es producto de una sola causa y en ello coinciden los diagnósticos de especialistas y observadores externos. Pero no es la única cuestión en la que están de acuerdo: también confluyen en el señalamiento de presuntas irregularidades en el manejo de las finanzas, así como en la existencia de actos de corrupción que minarían las arcas universitarias.
En entrevista con Semanario, el rector Salvador Hernández Vélez sale al paso de tales señalamientos y reconoce la existencia de vicios que hoy se traducen, entre otras situaciones, en la presencia de “aviadores” en su nómina; cientos de casos de profesores y empleados administrativos con dos o más plazas, y jubilados que reclaman pensiones superiores a los 100 mil pesos mensuales, incluso mediante demandas laborales.
Todos estos fenómenos, asegura Hernández Vélez, están siendo combatidos actualmente y ofrece que pronto serán erradicados, porque “la Universidad ya no da para eso”.
Además de aceptar sin ambigüedades el fenómeno, el titular de la UAdeC señala casos concretos y explica el origen de estos: la perversión de los procesos electorales universitarios que, en su opinión, han servido para que múltiples integrantes de la comunidad universitaria obtuvieran en el pasado plazas de tiempo completo y algunos, incluso, cobraran el salario correspondiente sin trabajar.
CRISIS DE FIN DE AÑO
En la víspera de la Navidad de 2021, el 24 de diciembre, la noticia del día fueron las manifestaciones que en las principales ciudades de la entidad realizaron los trabajadores -en activo y jubilados- de la UAdeC, en protesta por no recibir el pago correspondiente a la segunda catorcena del mes. El depósito correspondiente debió reflejarse en sus cuentas bancarias el día anterior, jueves 23.
Exactamente cinco semanas antes, el 19 de noviembre, el Rector de la Máxima Casa de Estudios de Coahuila había advertido que en las arcas de la UAdeC no se contaba con los 480 millones de pesos necesarios para afrontar los compromisos de fin de año. El aguinaldo y las dos quincenas de diciembre, “eso es lo que está en riesgo”, señaló entonces.
Respecto del aguinaldo, el secretario de Finanzas del Gobierno del Estado y ex Rector de la UAdeC, Blas Flores Dávila, aseguró el 15 de diciembre que las prestaciones de fin de año de los trabajadores universitarios no estaban en riesgo y serían cubiertas -con recursos estatales- a más tardar el día 20.
Pero para el día 23, las arcas de la Universidad estaban nuevamente vacías y eso dejó a sus empleados sin el último salario del año... al menos por unos días.
“Con relación al pago de la nómina de los trabajadores universitarios, pensionados y jubilados programado para el día de hoy, se les informa que continuamos haciendo las gestiones para contar con los recursos que nos permitan cumplir con esta obligación, misma que quedará cubierta la próxima semana”, decía el breve comunicado que se difundió el día 23 de diciembre, alrededor de las 9:00 de la noche.
El Gobierno de Coahuila saldría nuevamente al “rescate” de la Universidad y el lunes siguiente sería cubierto el salario pendiente. Tras una “amarga Navidad”, los empleados universitarios pudieron cerrar el 2021 con sus percepciones completas.
Todo mundo, sin embargo, teme que la situación se repita en cualquier momento. Y hay razones para ello, pues el boquete en las finanzas de la UAdeC no dará muestras de comenzar a cerrarse, según lo señala el propio Rector, sino hasta dentro de cuatro décadas más, en el año 2064.
¿DE DÓNDE SURGE EL PROBLEMA?
Desde la cabecera de la mesa de juntas de su despacho, en la planta alta del edificio de Rectoría, Salvador Hernández Vélez detalla “los tres problemas” que confluyen para generar la actual crisis de la UAdeC: el sistema de pensiones; la existencia de un número desproporcionado de empleados administrativos y un esquema de financiamiento inequitativo para la casa de estudios.
A estas conclusiones, abunda, arribaron la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP, la Asociación Mexicana de Órganos de Control y Vigilancia en Instituciones de Educación Superior (AMOCVIES) y a Auditoría Superior de la Federación (ASF), entidades que en forma conjunta diagnosticaron la situación financiera de la UAdeC.
El de las pensiones constituye el más complejo de los problemas porque históricamente las universidades públicas estatales han dependido de la asignación de recursos federales para cubrir el pago a sus jubilados y pensionados. Las transferencias eran recibidas, hasta el año 2018, a través de un programa identificado en el Presupuesto de Egresos de la Federación como “U081”.
De acuerdo con un documento de diagnóstico, emitido por la Secretaría de Educación Pública en agosto de 2018, entre 2002 y 2018 la SEP había destinado casi 14 mil 500 millones de pesos a sanear los sistemas pensionarios de 35 universidades públicas estatales -entre ellas la UAdeC-, las cuales recibían recursos a condición de impulsar reformas estructurales en sus sistemas pensionarios.
Hernández Vélez asegura que desde 1994 la UAdeC ha venido haciendo modificaciones importantes a su esquema pensionario, pero, dado que no pueden modificarse los derechos adquiridos de quienes ingresaron a la Universidad antes de ese año, la necesidad de recursos extraordinarios para el pago de sus pensiones prevalecerá hasta el año 2064.
Tan solo el año pasado, el monto requerido para sufragar este pasivo laboral fue de 440 millones de pesos y seguirá incrementándose hasta que alcance su punto más alto en el año 2028, de acuerdo con estudios actuariales, cuando se requerirán alrededor de 750 millones para el pago de pensiones.
El problema, señala Hernández Vélez, es que “en el presupuesto ordinario no viene un solo cinco para pagar a los pensionados y eso sigue creciendo y creciendo y creciendo, porque el número de pensionados cada día es mayor”.
Otro problema de la UAdeC es que la proporción entre el número de empleados administrativos y sus alumnos se ubica por encima de la media nacional, aunque aquí el fenómeno está focalizado en un hecho peculiar: la de Coahuila es la única universidad estatal del país que administra tres hospitales universitarios (dos en Torreón y uno en Saltillo) y en estos se tienen contratados la mayor parte de los dos mil empleados eventuales de la Universidad.
El Rector reconoce que son empleados que no son necesarios, porque la ocupación de los hospitales universitarios no supera el 35 por ciento de su capacidad y pese a ello, se cuenta con centenares de empleados cuyos contratos son por 10 días o un mes. “No, ya no se puede eso...”, sentencia.
El 9 de febrero pasado, la Universidad anunció un plan para ahorrar 200 millones de pesos este año, de los cuales 120 provendrán de la suspensión de contratos a más de un millar de empleados eventuales y el resto de la disminución del 10 por ciento de su sala- rio a los funcionarios de alto nivel.
Finalmente, la tercera causa de la crisis financiera de la Universidad, señala Hernández Vélez, radica en la distribución inequitativa de recursos federales, pues la UAdeC es una de las cinco instituciones del país cuyo financiamiento depende a partes iguales de las aportaciones de los gobiernos federal y estatal.
En comparación, advierte, la UNAM recibe el 100 por ciento de su presupuesto del Gobierno Federal, la Universidad Autónoma de Nuevo León el 75 por ciento y la de Zacatecas el 88 por ciento.
“Nosotros decimos que debe haber un financia- miento setenta-treinta para todos... ¡o sesenta-cuarenta! Pero al cincuenta-cincuenta ya está claro que no lo pueden cumplir los estados”, remata.
¿Y LA CORRUPCIÓN?
Cuestionado sobre si la corrupción, o la existencia de privilegios y vicios en el manejo del presupuesto también abonan a la crisis financiera de la Universidad, Hernández Vélez no rehúye el tema y reconoce la persistencia de malas prácticas dentro de la casa de estudios, aunque asegura que éstas se están combatiendo y pronto serán erradicadas.
—¿Hay gente que cobra en la nómina universitaria pero que no trabaja en la Universidad? —se le pregunta directamente. La respuesta categórica y sintética del Rector es: “sí”.
—¿Y los tienen detectados?
—Escuela por escuela... ya en este momento las escuelas nos están pasando los nombres de todos ellos. Estamos nosotros entregándoles el número de personal que aquí con nosotros lo tenemos asignado a tal o cual escuela. Y ya los estamos recortando — asegura.
De botepronto dice no tener el número exacto en la memoria, pero “yo creo que de primera entrada sí debemos andar como en unos cuarenta, cincuenta gentes. Así, de los más vistos...”.
Y señala un par de casos: “Por ejemplo, en Torreón... un ex director de Odontología... que quiso reelegirse y la manera como lo negociaron es que le dijeron: ‘bueno: está bien, tú ya no vas (como candidato)... pero te mantenemos tu plaza de tiempo completo’. Pero nunca iba a jalar, entonces nosotros ahorita ya lo dimos de baja.
“En Monclova, una persona de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica que duró cobrando así, ¿qué será?, como unos 12 años, yo creo... y que incluso esas personas nos tienen demandados porque dicen que les estamos violando sus derechos humanos, sus derechos laborales”.
Luego cita un tercer ejemplo con nombre y apellido: “el caso de Homero Walsh, por ejemplo, en Torreón... que es aviador...”. De él, el Rector asegura que habría “negociado” cobrar sin trabajar a cambio de no registrarse como aspirante a Rector en una de las ocasiones en las cuales decidió contender por el cargo.
“...le dijeron: ‘bueno, ¿sabes qué? Para que no te registres, te mantenemos tu plaza de tiempo completo, pero no vengas a jalar’. Entonces, él no va a jalar... ahorita nosotros ya lo tenemos observado... ya: pa ’tras. Ya no se puede... eso no se puede. ‘Oiga: pero es que es una negociación que yo hice...’. Sí, pero esas negociaciones no tienen sustento...”, acota.
En este punto, el Rector explica que en la Universidad persistió largamente la práctica de “negociar” candidaturas en escuelas, coordinaciones de unidad, y hasta por la Rectoría, a cambio de plazas de tiempo completo o de plazas “de aviador”.
“...si la autoridad universitaria en turno no estábamos de acuerdo con que fulano participara, pues se le ‘negociaba’”, asegura, aunque asegura que esa práctica se suspendió desde el rectorado de su antecesor, Blas Flores, en cuya administración él ocupó la Secretaría General de la Universidad.
“Nosotros, desde con Blas, no hemos negociado absolutamente con nadie. A nadie le hemos dado una plaza... una plaza de tiempo completo, a cambio de que no participe en un proceso de elecciones. El que quiera, nosotros hemos abierto muy bien el abanico de posibilidades y el que cumpla lo que establece el estatuto universitario puede participar. Y el que la voluntad de la escuela defina, con ese trabajamos...”, dice.
Con todo, la intención de realizar tales negociaciones persiste. Hernández Vélez asegura que de las 63 elecciones que deben realizarse en la UAdeC (59 escuelas y facultades, tres coordinaciones de unidad y la Rectoría), “más o menos en el 50 por ciento hay gente que viene y te dice: ‘oiga, yo me voy a registrar... pero si usted me da una plaza de tiempo completo, pues no me registro’”.
LOS “DOBLETEROS”
Pero si en el caso de los “aviadores” el Rector calcula el número de casos en un máximo de 50 personas, en el de quienes ostentan más de una plaza el fenómeno se encuentra ampliamente extendido y podría alcanzar hasta el 30 por ciento de las 7 mil 800 plazas de la UAdeC.
Aquí el fenómeno es muy variado y abarca desde personas que ocupan una plaza -docente o administrativa- en la UAdeC, pero también son empleadas de otra universidad pública, o de una dependencia del Gobierno del Estado, de los municipios o de un organismo autónomo, hasta el de quienes tienen más de una plaza laboral dentro de la propia Universidad. En no pocos casos, se trata de dobles plazas de tiempo completo.
De acuerdo con documentos entregados por la UAdeC en respuesta a diversas solicitudes de información, existen al menos 1 mil 736 casos “internos” de múltiples plazas, es decir, de empleados de la Universidad que ocupan más de una posición dentro de la propia institución, además de 610 casos “externos”, es decir, de empleados de la UAdeC que además laboran para otra institución pública. En total, más de 2 mil 300 empleados de la UAdeC “dobletean” sueldo.
Si bien la mayoría de estos casos no representan individualmente una erogación importante, porque solamente 139 casos corresponden a salarios por encima de los 20 mil pesos catorcenales, su gran volumen hace que la UAdeC deba emplear alrededor de 39 millones de pesos al mes en cubrir los salarios de los “dobleteros”. Y esto, sin considerar el costo de las prestaciones. De esta cifra, poco más de 32 millones corresponde a los salarios de los casos “internos” y el resto a los “externos”.
De los 1 mil 736 casos “internos”, 310 corresponden a empleados que tienen una plaza de tiempo completo -la mayor parte de ellos catedráticos- y además cobran por una segunda plaza. El rango de salarios en esta categoría va de los 57 mil 259 a los 75 pesos catorcenales y aquí se incluye a casi toda la alta burocracia universitaria.
El propio Rector se encuentra en la relación de “dobles plazas internas” y percibe el salario más alto señalado arriba. Sin embargo, debe decirse que por su “segunda plaza” -10 horas como catedrático en la Facultad de Psicología- solamente recibe 1 mil 740 pesos catorcenales.
No es el caso, sin embargo, de Miguel Ángel Rodríguez Calderón, quien a su puesto de tiempo completo como Secretario General de la Universidad, suma otra plaza de tiempo completo como catedrático titular en la Escuela de Bachilleres Ateneo Fuente, alcanzando así un salario mensual superior a los 117 mil pesos.
En el caso de los “dobleteros externos”, se trata de 610 empleados universitarios que además laboran para alguna de las 57 entidades públicas identificadas en los documentos entregados por la UAdeC. De estos, 137 tienen asignada una plaza de tiempo completo en la Universidad.
De entre las dependencias identificadas, el Poder Ejecutivo del Estado ostenta el “campeonato” pues tiene en su nómina a 240 de los “dobleteros externos” de la UAdeC, es decir, el 40 por ciento del total. De estos, 39 corresponden a empleados de tiempo completo de la Universidad.
Le sigue en este ranking la Secretaría de Salud, con 144 “dobleteros”, los municipios de la entidad, con 77, el Conalep con 56 y el Poder Judicial de Coahuila con 39.
En el caso del Poder Judicial destacan los casos de tres de sus actuales magistrados -María del Carmen Galván Tello, Luis Efrén Ríos Vega y Juan José Yánez Arreola- quienes, además de los cerca de 100 mil pesos mensuales que perciben por su trabajo como integrantes del máximo órgano jurisdiccional de la entidad, suman casi 30 mil pesos adicionales por las 40 horas de servicios que tienen asignadas en la nómina universitaria.
“Hoy ya no se puede tener doble plaza de tiempo completo”, asegura Hernández Vélez. “Puedes tener una plaza en la UAdeC de tiempo completo y puedes tener hasta dieciséis horas de tiempo parcial en otra institución educativa, siempre y cuando no haya incompatibilidad de horarios”, añade.
En el caso de quienes laboran para el Gobierno de Coahuila, si en dicha dependencia cuentan con una plaza de tiempo completo, no pueden tener otra semejante en la Universidad.
“Ya los estamos citando y le estamos diciendo a cada quien que defina dónde se queda. Si decide quedarse en el Gobierno del Estado y quiere estar con nosotros a lo más puede hacer 16 horas clase, pero no debe haber incompatibilidad de horarios... nos tiene que traer cuál es su horario en el Gobierno del Estado”.
Estos y otros excesos, asegura el Rector, serán erradicados pronto como parte de “una gran reforma administrativa financiera y laboral para darle viabilidad a nuestra Universidad y poder estar en condiciones de enfrentar el problema de las pensiones, que estará vigente en la Universidad, hasta el dos mil sesenta y cuatro”.
Fotografías: Omar Saucedo, Homero Sánchez, Héctor García
Ilustración: Edgardo Barrera