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La Sierra de Picachos, un paraíso en peligro

Bajo el argumento del ‘progreso’ económico, desde hace años la Sierra de Picachos ha sido destruida sin que importe el decreto que la protege. El llamado ‘progreso’ está acabando con el agua de la zona, provocando el desecamiento de arroyos, la flora, y causando la extinción de la fauna nativa, sin que autoridad alguna intervenga para evitar la depredación

  • 14 abril 2025

“Aquí va a cambiar la temperatura y va a cambiar la flora y va a oler bien rico, mira, huele, va a cambiar a un bosque europeo”, dice Aristeo Benavides, una mañana tibia y gris, mientras nos amontamos en las profundidades de la Sierra de Picachos, Cerralvo, Nuevo León.

Y dice Aristeo que este paisaje, que fluctúa entre el verde espeso de sus árboles y el pardo incesante de sus tierras, podría en poco tiempo desaparecer.

La razón es que hace cerca de 50 años una empresa extractora de material pétreo, llamada Matrimar S.A de C.V., ha venido destruyendo los ecosistemas de este hábitat que, en 2021, fue decretado, casi en su totalidad, como área natural protegida.

La destrucción ha sido tal que, en las últimas dos décadas, la pedrera, que opera con permisos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), así como de la Comisión Nacional del Agua, (CONAGUA), ha provocado el desecamiento de varios afluentes y escorrentías que bajaban de la Sierra de Picachos.

Con todo y que este lugar es considerado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, (CONABIO), como una Región Terrestre Prioritaria para la Conservación.

“Desgraciadamente cuando les otorgan los permisos no ven que la Sierra de Picachos tiene cuencas alrededor. Esas cuencas hidrológicas al tú dinamitar, al tú extraer el material, las estás dañando”, advierte Aristeo Benavides Benavides, activista en defensa de Picachos desde 2016.

Entre los daños más visibles que ha ocasionado la pedrera está el agotamiento de los arroyos Sardinas y Pescado, que hasta hace ocho o nueve años daban vida a esta Sierra y las comunidades que abarca.

Aristeo asegura que la extracción de materiales pétreos en la montaña ha impactado también la recarga hídrica del área que se extiende sobre los municipios neoleoneses de Agualeguas, Cerralvo, Doctor González, Higueras, Marín, Zuazua, Sabinas Hidalgo y Salinas Victoria.

“En la noria de mi casa ya no hay agua. Lo más que dura el pozo sacando agua son 20 minutos. Antes nosotros sembrábamos maíz, frijol, sandía, melón... Ya no sembramos por la falta de agua. No hay mucho que podamos hacer. Ya no hay recarga”, lamenta Aristeo, vecino de la localidad de San Vicente, en Los Herreras, Nuevo León.

De acuerdo con el Programa de Manejo del Área Natural Protegida, en Categoría Reserva Natural Estatal Denominada “Ecosistemas de La Sierra Picachos”, publicado en 2024, en este hábitat se localizan seis acuíferos subterráneos catalogados con déficit de disponibilidad de agua, situación que ha puesto en peligro el equilibrio de sus ecosistemas.

“Todos los municipios que están dentro de la Sierra dependen de agua de pozo, entonces si ya no hay cuencas ya no hay agua en el pozo y si ya no hay agua en el pozo ya no va hay vida para nosotros”, previene Aristeo.

$!La Sierra de Picachos tiene cuencas alrededor que la convierten en un paraíso que está siendo destruido por la extracción de piedra.

MOJARRAS: AL BORDE DE LA DEVASTACIÓN

Entrada la mañana llegamos hasta una especie de río de aguas cristalinas, bordeado de árboles y grandes rocas que se pierde en el fondo de la cañada.

Es el arroyo Mojarras, una corriente que nace en los entresijos de la Sierra de Picachos y recorre unos 60 kilómetros, tierra adentro, hasta desembocar en el río Pesquería, a la altura del municipio de Ramones.

Según datos de la Asociación Ecológica de la Sierra de Picachos, (AESPAC), Mojarras es uno de los 31 ríos y arroyos principales que hay en esta reserva.

Aristeo dice que este arroyo está en grave riesgo de correr la misma suerte que otros escurrimientos, debido a las maniobras de extracción de piedra que, aguas arriba, realiza la empresa Matrimar, justo en el lecho de lo que antes fuera el afluente Pescado.

“Ya arrancaron un pedazo del cerro”, comenta.

Sin contar que la pedrera, según el Registro Público de Derechos de Agua, (REPDA), de la CONAGUA, posee en este punto, conocido como Potrero de San Jerónimo, una concesión para extraer 90 mil metros cúbicos de aguas subterráneas al año, es decir 90 millones de litros de agua anuales, para uso de servicios.

Jesús García, un tour operador que se encargó de gestionar nuestra excursión por la Sierra, localizada al norte del área Metropolitana de Monterrey, denuncia que incluso la pedrera hace retenciones de agua en el sitio que usufructúa, a fin de llevar a cabo sus procesos.

“Se instala a la orilla de los arroyos y el agua en lugar de correr se queda estancada ahí y luego ellos tienen bombas para usarla, porque aunque dicen que no ocupan agua en sus procesos sí la ocupan, para lavar la piedra, humectar caminos... Construyen en la orilla de los arroyos para agarrar el agua, ya los arroyos no fluyen”, abunda Aristeo.

Y dice que de secarse El Mojarras se afectarían gravemente comunidades rurales como El Saucito, Los Ángeles, San Andrés y Repueblo de Oriente, que pertenecen a los municipios de Cerralvo, Ramones y Doctor González, pues sus pobladores viven con agua de pozo gracias a este arroyo que alimenta las cuencas, o sea el subsuelo de la Sierra.

NOMÁS EL NOMBRE LES QUEDA

Rumbo al mediodía arribamos hasta un paraje en Picachos llamado Las Barrancas, de cuyas lomas, a la orilla del Mojarras, manan aguas diáfanas.

Aristeo dice que se trata de un espectáculo natural único, al menos en el norte de México.

“Es un venero. Aquí hay un manto acuífero, ya está lleno y está brotando. Adentro del cerro es como si hubiera una gran laguna, que ya está llena y está liberando el agua que le está sobrando, limpia, limpia, cristalina”, explica Pedro Ramírez, un biólogo y promotor turístico que ha venido con nosotros en la expedición.

Aristeo dice que este lugar, que parece una estampa del viejo oeste, estuvo cerca de ser destruido por la pedrera.

“Se ve impresionante, tus ojos lo ven, lo creen. Yo no creo que mucha gente envidie ir a Cancún a venir aquí. Está hermoso, el agua limpia... Y es uno de los primeros lugares que iba a ser destruido por la pedrera en 2016. Si tú dinamitabas, ¿qué crees que iba a pasar? Iban a colapsar todos esos veneros y no iba a quedar nada. Crees que sea justo que esto... En serio parece que andas en Arizona o en otro lugar... menos en Nuevo León”.

$!Aristeo Benavides presume el clima de la Sierra, el verde espeso de los árboles y el pardo incesante de sus tierras.

Jesús García, el tour operador que nos gestionó el recorrido por Picachos, dice que la Sierra ha sido tan maltratada, tanto por las sequías, la sobreexplotación de los mantos acuíferos, como por las pedreras, que a los arroyos, Pescado, Sardinas y Mojarras, ya solo les queda el nombre.

“El arroyo se llama Mojarras, pero no hay Mojarras ni en el Sardinas hay sardinas ni el Pescado hay pescados”.

Con base en información entregada por la Secretaría del Medio Ambiente de Nuevo León, la empresa Matrimar S.A. de C.V. ha acumulado un total de 12 quejas y tres visitas de suspensión temporal desde 2016, debido a diversas irregularidades cometidas en Picachos y sus ecosistemas.

“Tú denuncias, puedes poner mil denuncias y nada más las van archivando. No ha habido nada”, critica Aristeo.

De acuerdo con la respuesta a una solicitud de información, (folio 330024425000280), entre 2016 y 2024 la PROFEPA recibió solo una denuncia popular por daños a arroyos de la Sierra de Picachos.

Tal denuncia dio lugar a cuatro procedimientos administrativos, derivados de visitas de inspección, los cuales quedaron concluidos y sin sanción.

Avanzamos caminando, con todo y zapatos, entre las tibias aguas del Mojarras que a ratos se pintan con el verde intenso de la Sierra.

Aristeo va recordando cuando era crío, que salía de la escuela y se iba a bañar con sus compañeros de aventuras en el Sardinas.

“En esos tiempos no hacía tanto calor. Nos bañábamos en el invierno y estaba calientita el agua del arroyo. Ahorita está seco. Sin correr, desde el cerro, tendrá arriba de 10 años, 14 años”.

En 2010, cuando el Huracán Alex, fue tanta el agua que corrió por el Sardinas, que inundó San Vicente, el pueblo de Aristeo, en Los Herraras. Lo cual demuestra, dice Aristeo, que era un arroyo vivo.

“Era. Hay sabinos, pero los pobres están agonizando porque no hay agua. Ahí sí te duele, dices ‘esos árboles estaban ahí desde que yo era niño, desde que mi papá era niño y se están muriendo por falta de agua’”.

Antaño, platica Aristeo, era tal el caudal que corría por el Sardinas que llenaba la presa de Los Herreras, principal fuente de abastecimiento de agua de ese municipio.

Entonces la gente sobrevivía comiendo de sus mojarras y de sus bagres. Hoy es un arroyo muerto.

$!La Sierra ofrece diversos servicios ambientales, principalmente el agua.

OMISIONES

Aristeo no entiende cómo es que las autoridades, y particularmente la SEMARNAT, han dado permisos a la pedrera Matrimar para instalarse en esta área natural protegida.

Información obtenida vía transparencia, (solicitud folio 330026724004432), confirma cómo esta empresa ha venido operando en Picachos, al menos desde 2015, con autorizaciones de manifestaciones de impacto ambiental, para cambio de uso de suelo forestal a banco de materiales.

Así como licencias de cambio de uso de suelo en terrenos forestales para la extracción de material pétreo de caliza, con el fin de transformarlo en materiales de construcción.

En una de las últimas resoluciones de manifestación de impacto ambiental, (MIA), emitida por SEMARNAT Nuevo León en favor de Matrimar, fechada el 18 de mayo de 2018 y con clave de proyecto 19NL2017UD301, se lee que la autoridad ambiental determina validar, de manera condicionada, el cambio de uso de suelo de un área de 248 mil 182.42 metros cuadrados, en la Sierra de Picachos, justo en el área en que se sitúa al arroyo Pescado y donde actualmente trabaja la pedrera.

“Lo anterior con el fin de llevar a cabo la preparación, construcción y operación de un banco de caliza”, dice el documento.

Un proyecto en el que la empresa invertiría 40 millones de pesos.

Esto, consigna la resolución, a pesar de que 100 por ciento de la zona cuenta con vegetación nativa tipo matorral submontano, 47 especies de flora y 29 de especies de fauna silvestre.

“SEMARNAT, te voy a decir una cosa: a como te lleves el maletín de billetes va a ser tu permiso. Es difícil que te ayuden cuando las mismas dependencias están en contra tuya y a favor del que les da dinero”.

En algunas de las condiciones para la autorización de la MIA, la SEMARNAT establece que la pedrera no podrá obstruir cañadas y/o escurrimientos; en todas las etapas del proyecto deberá evitar verter, descargar contaminantes, desechos o cualquier material nocivo; y que deberá cumplir con todas y cada de las medidas de mitigación propuestas.

“Existe en la ley que tiene que cumplir con el plan de abandono, a la hora de terminar. Ninguna empresa extractora de caliza lo hace en Nuevo León”, reprocha Aristeo.

EXPLOTAR A TODA COSTA

Ahora Aristeo nos trae hasta otro rincón de la Sierra nombrado Los Metates, en la ribera del arroyo Mojarras, municipio de Doctor González, donde en 2016 Matrimar intentó, con la venía de la SEMARNAT, abrir un aprovechamiento de banco de granito, en un sitio que, según el Programa de Manejo del Área Natural Protegida de Picachos, tiene una alta capacidad de recarga de acuíferos subterráneos.

“Ahí desmontaron, ahí iban a poner los molinos y todo eso lo iban a triturar y, curiosamente, en la orilla del arroyo para tener agua. Ellos iban a tumbar, a destruir toda esa zona. Esto ya no estuviera aquí. Iban a tumbar alrededor de 110 hectáreas de pura loma, abajo está la cuenca, está el arroyo. Se iba a repetir la misma historia que con el Sardinas y el Pescado”, señala Aristeo.

Aristeo dice que esta acción hubiera significado la ruina del Mojarras, de no haber sido por la oposición de comuneros del núcleo agrario Benavides Grade y Benavides Olivares, que comprende los municipios de Cerralvo, Los Herreras, Doctor González, Melchor Ocampo y Ramones.

“No es porque yo sea de aquí, pero es una belleza inimaginable y esto lo iban a destruir. Desde 2016 está la lucha en contra de que se ponga una pedrera aquí. Acá ves donde desmontaron... Todo este lugar lo iban a tumbar. Ya ahorita tenemos dos arroyos que fueron dañados por pedreras, nos queda éste y también lo querían destruir, sacar granito. Ese arroyo también nos la iban a quitar, pero un servidor y varia gente dijimos, ‘no, no se va a repetir la historia de los demás arroyos, ya perdimos dos, el tercero no’. Vieron que la Sierra de Picachos es enorme y tiene materiales muy buenos, como es el granito, pero el problema, para ellos, es éste: que hay muchas cuencas alrededor”.

Aristeo cuenta que, valiéndose de su poder económico, en una asamblea comunal con escaso quórum y ausencia de representantes de la Procuraduría Agraria, celebrada en noviembre de 2018, la pedrera convenció a los aparceros de firmar un contrato de arrendamiento donde se comprometía a pagar un alquiler de 10 mil pesos mensuales, a cambio de que los propietarios le permitieran explotar 161 hectáreas de sus tierras de uso común.

“A muchas personas les ofrecieron que les iban a dar becerros, dinero. Eso es lo que te iban a dar por destruir tu naturaleza. Desgraciadamente en ese entonces convencieron a la gente con la ilusión de las fuentes de empleo, de una mejor vida para las familias. Pero esa es una ilusión falsa. Llegan bien bonito diciéndoles, ‘mira las fuentes de empleo, va a haber esto’, y la gente... Les digo ‘nomás acuérdense, los recursos naturales no van a volver’.

$!La extracción de material pétreo por parte de Matrimar S.A de C.V ha destruido el ecosistema sin que se ponga un alto.

“Te prometen todo lo bueno, la gente pensamos ‘qué padre’ porque en Cerralvo no hay de qué trabajar, pero luego cuando nos quedamos sin agua, ah cabrón, ‘pos tengo empleo, pero ahora cómo me baño’. No te dicen que detrás de eso vienen consecuencias irreversibles que todas las generaciones que siguen van a pagar. Iban a sacar granito para llevarlo a Estados Unidos y a nosotros nos iban a dejar desabasto de agua, contaminación del aire, con partículas MP10, y daño al medio ambiente”.

Aristeo relata que en dicha asamblea hubo acarreo de gente y también amenazas por parte de la gente de Matrimar.

“Acarrearon arriba de 500 personas en autobuses y nos amenazaron. Entró mi mamá en la camioneta y le pegaban a la camioneta, porque ellos querían a fuerza que se pusiera esta pedrera”.

Pero una sentencia a una demanda interpuesta por Aristeo y otros comuneros de Benavides Grande y Benavides Olivares ante el Tribunal Unitario Agrario de Nuevo León, anuló el acta de aquella asamblea, acción con la cual quedó cancelado todo permiso a la empresa Matrimar de instalar la pedrera en el Mojarras.

“(....) Es ilegal la asamblea, puesto que se otorga en arrendamiento tierras para (...) uso pétreo, es decir, con una intención extractiva de nuestro recursos naturales, afectando irreversiblemente el equilibrio ecológico no solo de la comunidad (...), sino de la región aledaña a ella (...) por la tala de árboles y desvío de mantos acuíferos”, se lee en los alegatos de la demanda, contenidos en la sentencia del Tribunal Agrario emitida a finales de 2020.

Sin embargo, la pedrera ya había devastado, de manera ilegal, 12 hectáreas de monte virgen en Picachos, asegura Aristeo.

“Sí se ha batallado porque ha sido una constante lucha de poner amparos, denuncias y yo digo que le apuestan a que te canses. Los paramos justo a tiempo, pero las máquinas pasaron por encima de osos, pasaron por encima de víboras... No había nadie de la entonces Secretaría de Desarrollo Sustentable de Nuevo León, de PROFEPA ni de SEMARNAT. Ellos se lavan las manos, nada más emiten los permisos, pero no vienen a checar qué se hace.

“Me tocó un delegado (de la SEMARNAT) que decía, ‘oye es que tú no puedes evitar el progreso’, le dije, ‘si el progreso es masacrar la naturaleza, no lo quiero’. El llamado progreso dice, ‘por el progreso vamos a destruir esta sierra’, pero ¿será progreso destruir de donde obtenemos agua y oxígeno? Yo siempre les he dicho eso. Me podrán decir ignorante, pero el progreso un día va a tumbar esto y el día que lo tumbe no nada más va a morir la naturaleza, nosotros vamos detrás de ella”.

UNA RESERVA IMPACTADA

El Estudio Técnico Justificativo para el establecimiento del área natural “Ecosistemas de la Sierra Picachos” bajo la categoría de Reserva Natural Estatal, muestra que este hábitat registra una captación de agua estimada en más de 39.5 millones de metros cúbicos por año, así como una atracción aproximada al millón 461 mil 835.6 toneladas anuales de dióxido de carbono (CO2).

Aristeo dice que Matrimar lleva ya cerca de 50 años sacando material de los arroyos de la Sierra de Picachos, pero que en 2000 su actividad se notó más con la destrucción del hábitat.

“Empezó como una pequeña empresa, pero en los últimos 10 años se hizo un monstruo. Ahorita está sacando entre un millón y dos millones de toneladas mensuales de materiales”.

En el año 2000 se habían decretado 33 mil 602.79 hectáreas de la superficie de Picachos como área protegida estatal, volumen que en 2003 se amplió a 75 mil 872.55 hectáreas y en 2021 a 99 mil 432.49 hectáreas.

Por tal extensión Picachos se coloca como el ANP más grande del norte del país.

Las imágenes captadas por el dron de Semanario muestran la vastedad de la reserva, colmada de montañas erizadas de árboles.

$!El biólogo Pedro Ramírez sugiere crear turismo disruptivo, es decir, donde no lo hay para capacitar a la comunidad y pueda vivir de esta actividad.

“Los sitios que se pretenden proteger están amenazados, principalmente, por la extracción excesiva de madera para postes, en especial de barreta y leña, principalmente, de mezquite. Así mismo por el posible establecimiento de empresas extractoras de caliza y granito, lo cual es inviable (...).

“También se reconoce, que algunas áreas han sido impactadas negativamente (pedreras, ranchos con ganadería intensiva) y que se encuentran actualmente en pleno proceso productivo, así como los centros de población”, se lee en el Estudio Técnico Justificativo para el establecimiento del área natural protegida de la Sierra de Picachos.

Aristeo dice que la declaratoria de Picachos como área protegida ha enfrentado la resistencia de pobladores de algunas comunidades de la Sierra.

Tal fue el caso del municipio de Higueras que en 2021 llevó ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, (SCJN), su desacuerdo con que se continuara el proceso de declaratoria de la zona como ANP, alegando, principalmente, que 10 mil hectáreas de su superficie resultaban afectadas con el proyecto.

En su demanda las autoridades del municipio argumentaban que “el ambiente ya ha sido significativamente alterado por la actividad humana. Una gran extensión son tierras destinadas a la agricultura y a diversas actividades productivas. Se causarían serias afectaciones a los propietarios y poseedores de las mismas”.

Finalmente, en marzo de 2023 la SCJN echó por tierra dicha controversia constitucional en contra del Decreto que hoy declara área natural protegida a la Sierra de Picachos.

En el Decreto impugnado se está ponderando el orden público y el interés general de la sociedad integrante del Estado de Nuevo León, porque se pretende garantizar el derecho fundamental al medio ambiente sano, (por lo que) se reconoce la validez del “Decreto”, dice la sentencia 194/2021.

“Vinieron unas personas con el gobernador de Nuevo León, Samuel García para que no se declarara al 100 por ciento la Sierra Picachos área natural protegida, porque a ellos les iba a afectar en el trabajo, ‘después de qué vamos a vivir’, dijeron. Ellos están aferrados a que le den en la torre a la Sierra”, reprocha Jesús García.

“Pero siempre tiene que haber un balance, de qué sirve tener empleo si no vamos a tener agua o de qué sirve tener empleo si no voy a tener una buena calidad de vida”, lo secunda Aristeo.

ÁREA PROTEGIDA A MEDIAS

Paramos frente a un paisaje de rocas densas que reposan sobre el espejo de agua turquesa del Mojarras.

Le pregunto a Aristeo que por qué si Picachos está declarada área natural protegida, la pedrera no se ha ido.

Su respuesta despierta suspicacias:

“Sólo el sitio que están trabajando quedó fuera. El estado le respetó mil hectáreas de la sierra a Matrimar para que siguiera extrayendo material, entonces es un área natural protegida a medias”.

Además de que la regla administrativa número 23 del Programa de Manejo de la Sierra de Picachos como área natural protegida, deja a salvo la operación de las pedreras que ya se encontraban autorizadas y establecidas antes de la declaratoria.

$!Entre los daños más visibles se hallan las afectaciones a los arroyos Pescado y Sardinas.

En contraste, el artículo V del Decreto por el que se declara a Picachos como área protegida, mandata que los aprovechamientos en el ANP deben comprender, entre otros supuestos, que no se ocasionen impacto acumulativos, sinérgicos, irreversibles, irrecuperables o permanentes al ambiente, que pudieran tener repercusiones en el equilibrio hidrológico del área, ecosistemas y otros elementos de la biodiversidad de relevancia para el ANP.

Cuestionado sobre por qué Matrimar ha mantenido sus actividades en la Sierra de Picachos, Glen Alan Villareal Zambrano , director de Parques y Vida Silvestre de Nuevo León y responsable del Programa de Manejo de esta ANP, dice que:

“Para poder lograr la declaratoria del área natural protegida, sin entramparse en juicios de años ni amparos, era un tema urgente, el área natural protegida le... le sacó la vuelta a la pedrera Matrimar, que ya tenía sus derechos previos adquiridos, estaban operando. Ese es un alfiler, digamos, que se metió dentro de la rueda del área natural protegida, pero se protegió el 99 por ciento del área”.

En mayo del año pasado Aristeo denunció ante la SMA Nuevo León que la pedrera Matrimar había invadido una fracción estimada en seis mil 671 metros cuadrados en el área natural protegida de Picachos, para realizar actividades de desmonte, con fines almacenamiento y dispersión de materiales procedentes de la explotación de calizas. Así como el desarrollo de trabajos de aprovechamiento de calizas en el ANP, con una extensión que rondaba los mil 997 metros cuadrados.

“Actividad que ha generado preocupaciones ambientales, incluyendo la alteración del paisaje natural y potenciales riesgos a la biodiversidad de la zona. Lo cual implicaría, cuando menos, una clausura inmediata (de la pedrera), misma que a la fecha sigue sin hacerse”, decía la denuncia.

Aristeo dice que el área natural protegida se encuentra desprotegida, pues no se ha visto, hasta ahora, a ningún guardabosque que la vigile.

“Hay veces que viene la gente a talar árboles, hay gente que viene a capturar pájaros, sin permiso, pero no hay quién los detenga. De nada nos sirve un papel porque el documento no va a ser milagros”.

No obstante, en el Programa de Manejo del sitio se establece que la Administración de este, es decir Parques y Vida Silvestre de Nuevo León, trabajará con los propietarios comuneros y diferentes tenedores de la tierra para conservar en buen estado los ecosistemas, enfocándose en “evitar la extracción ilícita de madera, carbón, postes de barreta, cacería furtiva, incendios forestales, extracción de material pétreo y otras amenazas de esta importante isla biogeográfica”.

$!El área natural protegida le sacó la vuelta a la pedrera, que hasta ahora ha sido intocable por parte de las autoridades, incluido el gobernador de Nuevo León, Samuel García.

PROMESAS INCUMPLIDAS

Jesús García recuerda la vez que el entonces candidato, hoy gobernador de Nuevo León, Samuel García, visitó Picachos.

“Vio Mojarras, se bajó y dijo ‘vamos a declarar área natural protegida y la pedrera, cuando gane la elección, la voy a quitar’, pos nomás ahí quedó. Batallamos bastante con El Bronco, (Jaime Rodríguez, exgobernador de Nuevo León), que también vino a tomarse la foto, y ái vamos a votar por ese bato. Votamos por Samuel e igual, nada”.

“Dijo que la empresa contaminaba, que en 2018 fue la segunda más contaminante del estado. Quedó en clausurarla, pero no sucedió. Fueron puras promesas de campaña mientras ganaba y ya ganó y se le olvidó”, dice Aristeo.

Nos internamos en el bosque de Picachos, sombreado de mezquites, huizaches y anacahuitas de buena altura.

Aristeo dice que las anacahuitas normalmente son más pequeñas, pero que como éste es un sitio donde abunda el agua, crecen grandes.

“Todo aquí abajo, aunque no pase superficial, hay agua”.

La temperatura fresca y húmeda que se respira en la Sierra crea un microclima muy distinto del ambiente caluroso y contaminado de Monterrey y su área metropolitana.

Aristeo dice que, a pesar de todo, éste es un lugar casi virgen, poco transitado por el humano.

“Es muy poca la gente que ha entrado aquí y eso hace que el lugar sea único”.

En cambio, Picachos es la casa de animales como el guajolote silvestre, gallina de monte, armadillo, puma, leoncillo, mapache, tejón, venado cola blanca, coyote, paloma de ala blanca, codorniz y serpiente de cascabel, algunas de ellas en riesgo de desaparecer.

Al respecto, el Estudio Técnico Justificativo para el establecimiento del área natural Sierra de Picachos, revela que este hábitat alberga además una relevante diversidad biológica en estatus de conservación por el gobierno mexicano como el oso negro y el ocelote, especies en peligro de extinción, así como animales amenazados entre los que se encuentran el águila real y la lagartija sorda mayor, y otras sujetas a protección especial, como la mariposa monarca y el halcón peregrino.

“La Sierra, aparte de los servicios ambientales que nos da, gratis, es hogar de especies en vías de extinción. Son especies que no tienen muchos lugares dónde vivir y la ciudad está creciendo”, comenta Aristeo.

El citado estudio registra además 152 especies de plantas en vegetación del tipo bosque de pino, encino, matorral y ríos.

“Hay un montón de plantas, por ejemplo, nogal serrano, nogal silvestre, tenemos plantas de vaina, hongos”, expone el biólogo Pedro Ramírez.

Lo cual, afirma Aristeo, tiene grandes beneficios en la calidad del aire del área metropolitana de Monterrey y del resto del mundo.

Aristeo dice que tanto la flora como la fauna del lugar, se enfrenta todos los días, a un grave peligro por las partículas PM10 que expele la pedrera, además del ruido de la dinamita.

“Eso es malo, estás dinamitando, estás emitiendo polvo, estás destruyendo cuencas hidrológicas y escurrimientos. Por todo eso vamos a pagar el precio. Al declararla área natural protegida te llama la atención que dejes una pedrera que además de que va a realizar explosiones, va a asustar a la fauna.

“A los animales y a las plantas les va a caer ese polvo. Otra cosa que yo he visto en la Sierra de Picachos es que ya no hay abejas ni colmenas como antes ¿Por qué se alejan las abejas de un área?, por la contaminación. Tenemos a la metrópoli de este lado y a Matrimar de este otro. Está cabrón”.

$!La extracción de material pétreo en la montaña ha impactado en la recarga hídrica del área que se extiende sobre varios municipios de Nuevo León.

LA LUCHA POR SALVAR LA SIERRA

Tanto ha sido el afán de Aristeo por evitar la destrucción de la Sierra de Picachos y sus arroyos, que en dos ocasiones viajó a la Ciudad de México para poner en manos del hoy expresidente de la república Andrés Manuel López Obrador, escritos con las denuncias sobre los desmanes cometidos por Matrimar.

“Él le mandó escritos a CONAGUA, a PROFEPA, a SEMARNAT, pero ellos le contestan, CONAGUA, que yo necesitaba hacer un estudio hidrológico para probar los daños que se hicieron a la cuenca. Esa fue la respuesta ¿Con qué dinero?, dijeron que ellos no eran la autoridad competente para eso y que yo no probé con mi dicho cuántas pulgadas de agua llovieron y si el agua corrió o no por el arroyo. Ven investiga. Te voy decir cuál es la estrategia: que te canses, pero yo te voy a decir algo, mientras yo siga viniendo aquí no me voy a cansar, porque esto vale la pena”.

Su lucha por tratar de recuperar el hábitat de la Sierra le ha costado a Aristeo que la pedrera lo amenazara con tomar acciones si seguía en su empeño.

Las muestras de apoyo no se hicieron esperar.

“Publicó que estaban hartos de mí y que me atuviera a las consecuencias. Un grupo de ambientalistas empezó a publicar en sus redes sociales que yo no estaba solo, y que si algo me pasaba ellos eran responsables”.

Jesús García dice que una forma de presionar para salvar de la depredación a este lugar, es que más gente se dé cuenta de que existe y se convierta en un atractivo turístico, aprovechando el gran nicho que representa el mercado de Monterrey.

“Oye que un puestecito de venta de elotes, un paseo a caballo, un restorancito, que un paseo en carretón...”.

Al respecto, uno de los planes contenidos en el Programa de Manejo de esta ANP, habla de la promoción de actividades productivas sostenibles, tales como el ecoturismo, el montañismo, observación de aves, aprovechamiento cinegético, técnicas agrícolas y ganaderas que promuevan la conservación.

Y se añade que “se deberán aplicar elementos de uso que permitan el desarrollo de las actividades de turismo sostenible o de bajo impacto, sin afectar la forma de vida de los pobladores originales. Así como buscar la generación de ingresos para los habitantes originales, evitando el deterioro del paisaje”.

El biólogo Pedro Ramírez, dice que a eso se le conoce como turismo disruptivo, es decir, crear turismo donde no lo hay, generar fuentes de trabajo, capacitar a la comunidad, y que la gente pueda vivir de esta actividad.

“Habría muchas personas de muchos países que quisieran venir a acampar aquí, si hubiera unas cabañas, o a recorrer en bicicleta de montaña, a senderear, simplemente a desconectarse completamente del mundo...”, opina Aristeo.

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