La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos tuvo su efecto inmediato: la cancelación de las citas para solicitar asilo y las amenazas de deportaciones masivas. Todo ello tiene a la población migrante entre el temor y la incertidumbre.
- 03 febrero 2025
Nelson, migrante venezolano no sabía si regresar a Monterrey o Ciudad de México. Santiago, migrante de 19 años, pidió dinero prestado para llegar a la frontera y el 20 de enero ya no supo cómo regresar. Joana, una migrante cubana, esperó cinco meses para solicitar asilo y se sintió paralizada al recibir la noticia de que su cita para pedir asilo fue cancelada. Andrés, migrante colombiano, quería llegar a Virginia, pero quedó varado en Piedras Negras sin saber qué hacer.
Afuera del albergue Frontera Digna, en Piedras Negras, un grupo de ocho migrantes venezolanos, cuatro hombres y cuatro mujeres, decidieron aventarse al río Bravo horas antes de que Donald Trump tomara protesta como presidente de Estados Unidos. Pero antes, tuvieron que pagarle el derecho del río a la mafia que controla los cruces.
En el albergue del Ejército de Salvación, Jony, un hondureño, quería pasar de forma legal, pero sus antecedentes de deportación le complicaban ese proceso. La guatemalteca Wendy confiaba que regresarían las citas. Su fe estaba depositada en Dios, aseguró. Daribel García, una hondureña de 18 años, viajaba con su hija de ocho meses y dijo que esperará los tiempos de Dios. Alfonzo Castellanos de 70 años, aseveró que tiene las pruebas para pedir asilo, aunque temía que lo deportaran a Honduras, su país natal. Marín Sánchez, otro hondureño, lamentó que en dos ocasiones le apareció su cita en el celular, pero no pudo confirmar las fotografías y con la cancelación de la CBP One, no sabía qué camino tomar. Sumaba un año trabajando en México.
Son los rostros y testimonios de una crisis migratoria. Un rostro más. Los rostros del terror y la incertidumbre de no saber qué va a pasar ahora que Donald Trump asumió por segunda ocasión la presidencia de los Estados Unidos. Su efecto se palpó de inmediato con la cancelación de las citas.
Hay tres mil citas del CBP One, de mexicanos y extranjeros que fueron canceladas y 30 mil personas que estaban en lista de espera, aseguró Albero Xicoténcatl Carrasco, el director de la Casa del Migrante “Posada Belén” en Saltillo.
“Es decir que en este momento tenemos un aproximado de 33 mil personas que están en tránsito por México, con la intención de pedir asilo en Estados Unidos”, mencionó.
Población migrante, personas, que ahora, se les acentúa la incertidumbre.
LA INCERTIDUMBRE Y DESESPERACIÓN
Para personas migrantes que fueron rechazados de última hora a pesar de tener una cita programada, su plan es esperar, según la mayoría de los testimonios recabados. Y en dado caso que no haya solución, llegar a ciudades como Monterrey o Ciudad de México. El objetivo, después de la noticia de la eliminación de la CBP One, sigue siendo para muchos, Estados Unidos.
“Regresar a trabajar y esperar”, dijo Nelson, migrante venezolano sobre sus opciones. “Mi plan es esperar qué pasa, a ver si de golpe hay una solución”, comentó Santiago, un venezolano de 19 años cuya cita estaba programada para el 21 de enero.
Muchos migrantes avanzaron a la frontera días antes de su cita con las autoridades de Estados Unidos, lo que representó un gasto. “Yo vendí mi motocicleta y un taller”, dijo un migrante en el albergue del Ejército de Salvación. “Otros vendieron todo y no tienen ya nada en Honduras”, lo secundó otro migrante varado.
El Mayor Miguel Ángel Rodríguez, encargado del albergue Ejército de Salvación en Piedras Negras, contó que la noticia de la cancelación de la aplicación CBP One fue devastadora. Relató que muchos migrantes que esperaban por una cita, decidieron aventarse al río y entregarse a las autoridades.
“Al momento que cierran la puerta, buscan salir por la ventana. Muchos de ellos decidieron salir por el río o buscar otra manera de cómo ingresar de forma ilegal”.
Sin embargo, el Mayor del Ejército de Salvación refirió que grupos de migrantes que se entregaron, se comunicaron con el albergue para avisar que los iban a regresar a su país de origen.
A esto se añade el endurecimiento en la vigilancia de las fronteras o la militarización de estas. En la frontera coahuilense, particularmente en Eagle Pass y Piedras Negras, el gobierno de Texas ha instalado una alambrada de púas, vallas, ha colocado contenedores y ha instalado boyas acuáticas para impedir el paso.
Albero Xicoténcatl Carrasco lamentó que con la instalación del muro flotante en la frontera de Piedras Negras y la militarización de la frontera sur, se incrementen las medidas físicas para impedir el paso de migrantes.
El incremento en las medidas se traduce en más detenciones. De acuerdo con datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP por sus siglas en inglés), las detenciones, o encuentros como lo llaman las autoridades en aquel país, se han incrementado: en 2019 (año fiscal en Estados Unidos), antes de la pandemia, se tiene registro de 851 mil 508 encuentros, pero para 2023 se llegó a 2 millones 45 mil 838. El año pasado fueron un millón 530 mil 523 encuentros.
Entre esas detenciones también hay mexicanos y a pesar de lo que aseguran las autoridades federales, las cifras son altas y han crecido. Mientras que en 2019 se documentaron 166 mil 468 encuentros de mexicanos que cruzaron ilegalmente, en 2024 fueron 502 mil 279, un aumento del 202 por ciento.
De acuerdo con datos públicos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, de 2021 a junio de 2024 hay un registro de 2 mil 24 personas mexicanas fallecidas en su intento de cruce indocumentado hacia los Estados Unidos.
Hasta junio de 2024 se tenían 205 fallecimientos, la mayoría en el cruce por la frontera de Tucson; en segundo lugar, la frontera de El Paso y en tercer lugar, Eagle Pass.
La causa principal desde el 2022, es por “complicaciones de salud”, aunque a nivel variable la de mayor cantidad es la de “otras causas”.
El problema es grave también por la falta de registro o las no identificaciones de migrantes muertos: en 2019 se tiene registro de 181 personas fallecidas no identificadas. Para 2020, a pesar de ser año de pandemia, se registraron 216 personas fallecidas no identificadas y para 2021 aumentó a 294, el mayor registro que se tenga en los últimos seis años. En 2022 la cifra fue de 258 personas, en 2023 de 268 y en el primer semestre de 2024 sumaban 98 casos de personas fallecidas en su intento de cruzar, que no fueron identificadas. En todos los casos se presume que son de nacionalidad mexicana.
MIGRAR YA NO TIENE FRONTERAS DE EDAD
Alfonzo Castellanos hizo lo posible para no salir de su país, Honduras. Pero las amenazas constantes lo obligaron a desplazarse a sus 70 años.
En el albergue del Ejército de Salvación en Piedras Negras, Coahuila, lo conocieron como “tío”, por ser el migrante de mayor edad entre la población. Llegó acompañado de su sobrino, la esposa de él y un hijo.
El señor Castellanos salió hace un año. “Venimos por amenazas de muerte, es la razón de porqué estoy acá”, platicó.
A Piedras Negras llegó hace un mes. Esperó por la cita en CBP One, pero al entrar Donald Trump como presidente y desaparecer la aplicación, no tuvo de otra que entregarse.
Tenía seis meses que había sacado la cita. Pero nunca llegó. “Traigo pruebas”, comentó. Las pruebas eran una denuncia que puso por las amenazas de muerte.
“Tuve que salir rápidamente, me amenazaron duramente. Presté servicio en la municipalidad. Soy bien derecho”, aseguró.
La migración del señor Alfonzo Castellanos junto con su sobrino, la esposa y el hijo, es ejemplo de cómo han cambiado los patrones de migración en los últimos años. Desde 2022 a 2024, año fiscal en Estados Unidos, se ha incrementado el número de “encuentros” de individuos en una familia en la frontera sur. De acuerdo con cifras de la CBP, en 2022 sumaron 134 mil 272, para 2023 fueron 157 mil 415 y para el último año la cifra fue de 268 mil 794, un aumento del 70.8% en comparación del año anterior y de un 100.2% si se compara con 2022.
El septuagenario contó que extraña su país, sus hermanos. “Hay memoria”, dijo.
Pero ante la nueva política migratoria no le queda de otra que tener fe. “Vamos a decidir entregarnos. Hay temor, pero pienso que las pruebas que llevo son contundentes”.
Esa fe llega a grandes y chicos: Wendy, una migrante de Guatemala migró sola con su hijo. “Yo sé que Dios tiene la última palabra. No tengo que ser negativa. Mi fe tiene que estar bien puesta en Dios. Sé que esa cita se va a volver a abrir, lo declaro por fe”.
Daribel García salió hace un año de Honduras con su mamá, hermanitos y un hijo en la panza. Tenía seis meses de embarazo.
Hace ocho meses nació su hija en Tapachula, Chiapas. Solicitó un permiso y viajó en autobús hasta la frontera. Contó que en su trayecto fue secuestrada y le tocó ver “cosas horribles”.
Hasta el 20 de enero, Daribel, como muchas y muchos otros migrantes, esperaba por una cita de CBP One. Nunca llegó. También había fe: “hay que esperar al tiempo de Dios. Ya esperamos buen tiempo como para rendirnos a la última”.
A LA ESPERA DE DEPORTACIONES MASIVAS
En Piedras Negras, la frontera donde el gobernador de Texas, Greg Abbott ha decidido colocar un muro flotante en el río Bravo, todos esperaban las deportaciones masivas las primeras dos semanas, pero en estos días se han registrado las devoluciones habituales según las autoridades de Coahuila: 20, 30, 40 personas devueltas por día. Nada nuevo. Hasta noviembre de 2024 sumaban 7 mil 491 deportaciones por la frontera coahuilense, la menor cantidad entre las fronteras mexicanas.
Preguntado sobre el tópico de las deportaciones masivas proyectadas por la administración de Trump, Alberto Xicoténcatl de la Casa del Migrante “Posada Belén”, dijo que el futuro es incierto, dado que tienen que analizarse diferentes supuestos para hablar de una crisis humanitaria en Coahuila.
“Primero hay que definir cuáles van a ser los puntos de deportación. No siempre han sido los mismos y van cambiando, incluso algunos se mantienen”.
Detalló que hasta este momento el punto fronterizo de deportación más cercano, confirmado, es Tamaulipas.
“Ahí se está construyendo un albergue que al parecer va a tener capacidad para cinco mil personas”.
No obstante, Coahuila aún no se ha definido públicamente si será un estado de deportación y si es así, si será solamente por Piedras Negras o Ciudad Acuña o si ambos serán espacios para el retorno de migrantes.
“Segundo: habrá que ver la capacidad del estado en responder, si con inversión federal, estatal o municipal se puede desarrollar un albergue como el que se está construyendo en Tamaulipas. Podríamos pensar en que la crisis no será tan fuerte porque habrá un espacio donde se gestione la protección, el retorno a sus lugares de origen y la implementación de todos los programas de Bienestar que dice la presidenta que se van a aplicar a una persona que sea deportada. Si esto se desarrolla el impacto será menos grave”.
En días recientes, el secretario de Gobierno en Coahuila, Óscar Pimentel, dijo que en la entidad se instaló el albergue en San Juan de Sabinas para recibir a cerca de mil 100 personas ante posibles deportaciones. Además, añadió que se están acondicionando refugios en Allende y en Monclova.
Precisó que lo que se espera es que sean estancias cortas en caso de que se concreten las devoluciones de mexicanos.
“Tenemos todo el apoyo del gobierno federal para que regresen a sus lugares de origen. Todo el equipamiento de los centros corre a cargo del gobierno federal, pusieron los lugares, servicios básicos”, mencionó.
Alberto Xicoténcatl destacó que al flujo migratorio de personas extranjeras, que ya de por sí es complejo, ahora se va a sumar al flujo de personas deportadas. El Mayor Miguel Ángel Rodríguez añadió que seguramente muchas personas que esperaban por su cita en otros estados comenzarán a avanzar hacia las fronteras.
“Lo que estamos viendo es que todos los programas que la presidenta Sheinbaum ha presentado en los últimos días están enfocados a la población deportada. No hay ningún programa enfocado a la población en tránsito. Y cuando la prensa le preguntó qué es lo que va a pasar con las personas en tránsito, incluyendo personas mexicanas, dijo que para eso estaban los albergues de la sociedad civil”, criticó el director de Posada Belén.
Precisó que aunque estos albergues, con sus limitaciones, errores, y que no abarcan el 100 por ciento de la población, están haciendo frente medianamente a la situación actual, si en algún momento sucede un incremento de personas migrantes de otros países o se implementa el programa “Quédate en México”, en el que cualquier solicitante de asilo era retornado a la frontera de mexicana, se originaría un problema humanitario fuerte.
“No podríamos, no hay capacidad humana de parte de la sociedad civil para poder afrontar un flujo que en este momento no es visible, pero que existe”.
SIN POLÍTICAS PARA MIGRANTES EN TRÁNSITO
Alberto Xicoténcatl señaló que faltan políticas públicas orientadas a atender a los migrantes en tránsito, si es que se llega a incrementar la presencia de estas personas o si México vuelve a pactar ser un tercer país seguro.
Señaló que la cancelación de la aplicación CBP One, que era una esperanza para los migrantes de obtener asilo en Norteamérica, no es más que la negación a garantizar derechos de parte del presidente Donal Trump.
“Porque los países después de la Segunda Guerra Mundial aceptaron que uno de los derechos que se debería de garantizar es el derecho al asilo de las personas”.
Y declaró que el anuncio hecho por Trump sobre el retorno del programa “Quédate en México”, abre la posibilidad de que en algún momento el gobierno estadounidense desarrolle una política pública para la gestión de las solicitudes de asilo.
“Espero que sea a corto plazo. Lo que presuponemos es que va a ser más estricto, más exclusivo, y cada vez va a haber menos posibilidades de que las personas puedan gestionar sus cruces para la solicitud de asilo”.
COAHUILA, UN MURO PARA MIGRANTES
Aparejada con las medidas impuestas por la política antimigratoria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, persiste la estrategia adoptada por el gobierno de Coahuila para el control de los flujos migratorios, misma que ha convertido al estado en una muralla que impide el libre tránsito de migrantes.
Continuamente aparecen en la prensa noticias sobre el éxito de esta estrategia. Óscar Pimentel, secretario de Gobierno, declaró que la migración por la entidad ha disminuido un 80%. También dijo que los cruces ilegales por la frontera coahuilense se han reducido ampliamente, pues en 2023 fue un promedio de mil 81 cruces, y en 2024 bajó a un promedio de 316.
Alberto Xicoténcatl Carrasco, el director de la Casa del Migrante “Posada Belén”, se dijo preocupado tomando en cuenta que la responsabilidad de los gobiernos locales, tanto estados como municipios, es proteger a cualquier tipo de población que transite por su entidad federativa o su municipio.
“Independientemente de que sean mexicanos o extranjeros, tienen la obligación de garantizar los derechos de las personas que ahí estén viviendo o transitando”, comentó.
Señaló que el hecho de que Coahuila esté utilizando sus fuerzas públicas de seguridad, tanto estatales como municipales, en la detención de personas migrantes, es completamente inconstitucional e ilegal.
De acuerdo con datos de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación, Coahuila es el sexto estado del país con más eventos de personas en situación migratoria irregular (migrantes presentados o canalizados) y la segunda frontera con más eventos.
En 2022 hubo 33 mil 814 eventos de personas en situación migratoria irregular en Coahuila. Para 2023 la cifra fue de 26 mil 155 eventos y hasta agosto de 2024 eran 12 mil 813.
Alberto Xicoténcatl señaló que lo que se está viendo más bien son detenciones de personas migrantes, no detención de personas traficantes.
El gobierno estatal, inclusive, ha presumido que en conjunto con el Ejército, la Guardia Nacional, la Fiscalía General de la República, el Centro Nacional de Inteligencia, así como con los municipios involucrados en la ruta, mantienen siete filtros fijos de control migratorio.
“Hay embudos en la parte de la entrada de Coahuila”, dijo Miguel Ángel Rodríguez del Ejército de Salvación.
Señaló que estos filtros han funcionado para evitar las caravanas que alguna vez se presentaron por el Estado, como la de haitianos en 2021 o la de venezolanos en 2023.
Alberto Xicoténcatl detalló que con base en los testimonios de los extranjeros que llegan para pedir ayuda en Belén, son cada vez más frecuentes y diversas las agresiones cometidas por las distintas policías de la entidad.
“Habría que corroborarlo porque hasta este momento todas las corporaciones usan uniformes casi similares, hay poca posibilidad de identificar a qué corporación pertenecen, pero según los relatos de las personas migrantes son agredidas por la Policía del Estado”.
Las quejas, agregó, van desde asaltos y tocamientos, en el caso de las mujeres.
Daribel García, la migrante hondureña que viajó con su bebé recién nacida, aseguró que le tocó observar lo que narra el director del albergue en Saltillo.
“En un retén de la estatal bajaron a todas las muchachas, las revisaron, desnudaron, metieron dedos. Bajaron a todos los hombres y quitaron dinero. A mí no me bajaron por la bebé... gracias a Dios”.
Además, Xicoténcatl Carrasco comentó que Coahuila, después de haber sido para los migrantes un paso seguro porque no había crimen organizado, ahora la gente tiene miedo de la propia autoridad.
“Y estamos viendo que a diferencia de otras entidades federativas donde los principales agresores son las bandas de la delincuencia común o del crimen, en Coahuila, de acuerdo con los testimonios, quienes más agreden a los migrantes de forma física, son las policías locales”.
El director de la Casa del Migrante advirtió que esta estrategia que ha adoptado Coahuila de controlar el paso de migrantes no es nueva.
“Es una acción que lleva mucho tiempo, sobre todo desde que Coahuila empezó a tener cierto temor de que por la presencia de migrantes se volvieran a cerrar los cruces fronterizos”.
Pero, dijo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha estado documentando la existencia de un acuerdo binacional entre el gobierno de Texas y el actual gobierno de Coahuila, en el que este último se compromete a frenar la llegada de personas a la frontera.
“Esto visibiliza que hay acuerdos nacionales que no están pasando por cancillería, por el Senado de la República, como lo marca la ley, sino que más bien se están brincando todos estos procedimientos. Lo que nos compartía la CNDH es que este acuerdo que no es público en Coahuila, sí lo es en el estado de Texas y que inclusive encontraron este acuerdo en la página del gobierno texano”.
Al final, entre el temor o la incertidumbre, la población migrante encuentra consuelo en Dios. Daribel, como muchas y muchos otros migrantes, se refugian en la esperanza de lo divino. Depositan su fe en Dios y en que todo se acomode. “Que sea lo que Dios quiera”, dijo la migrante de 18 años. “Si quiere que regresemos a nuestro país, que entremos o nos quedemos, será así. Los planes de Dios son perfectos”.