Ser trans económicamente activa en el mercado laboral es casi imposible. Las puertas se cierran por su género. El 26% de las denuncias por discriminación en la Dirección para Promover la Igualdad y Prevenir la Discriminación de Coahuila corresponden a personas de la comunidad LGBTTTI+
- 12 septiembre 2022
Tamara tomó su celular y marcó el número de un hotel donde, según un anuncio, solicitaban una camarista.
Que tenía experiencia, dijo, que sabía cómo acomodar un cuarto, un servicio.
Al otro lado de la línea una voz femenina le contestó que estaba perfecto y que le diera su nombre completo para una cita de trabajo.
“Le digo, ‘¿te voy a dar mi nombre completo, mi deadname?’”.
Su deadname, el nombre que Tamara desde hace mucho ya no utiliza y que le fue asignado al momento de nacer, su nombre muerto.
“Le digo, ‘o te doy mi nombre de chica trans’, y la mujer se quedó así de que... ‘¿cómo?’, le dije ‘sí, es que yo soy una mujer trans’, me dice ‘ah... es que quiero una mujer’”.
Que ella era una mujer, pero trans volvió a aclarar Tamara.
“Me dice, ‘pero eres hombre, ¿no?’, le digo ‘sí, yo nací con genitales masculinos, pero me considero una mujer trans’, dice ‘ay, este... no, es que estamos buscando mujeres’”.
Y así quedó.
“Hemos sido una población violentada, se nos han negado muchas posibilidades, la de ser, simplemente...”, reprocha Tamara Gallegos, representante en Coahuila de la Coalición Mexicana LGBTIQ+ e integrante del colectivo Jóvenes Prevenidos A.C., en Saltillo.
Sin embargo, las cifras oficiales podrían no reflejar a cabalidad esa discriminación.
“SI ME MAQUILLO O NO ME MAQUILLO NO DISMINUYE MI PRODUCCIÓN LABORAL”
De acuerdo con información de la página de la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación, (CONAPRED), de marzo de 2020 a agosto de 2021, se radicaron en todo el país sólo 198 expedientes de quejas calificados como presuntos actos de discriminación en el ámbito laboral, siendo las principales causas de discriminación, la condición de salud, el género, la discapacidad, la edad y el embarazo.
Por lo que respecta a Coahuila, las estadísticas de la Conapred arrojan que en los últimos 10 años se radicaron 92 expedientes de quejas calificados como presuntos actos de discriminación en general, cinco de las cuales reclaman el derecho al reconocimiento a la identidad de género.
Por otra parte, la Dirección para Promover la Igualdad y Prevenir la Discriminación de Coahuila reporta que, de las 75 denuncias por discriminación recibidas de 2018 a la fecha, 26 por ciento, unas 20, corresponden a personas de la comunidad LGBTTTI+.
Dichas quejas fueron por motivos de identidad en diversos ámbitos, incluyendo el laboral.
La Comisión de Derechos Humanos de Coahuila también informa haber recibido 19 quejas entre 2018 y 2022 presentadas por la población LGBTTTIQ+, quejas que versan sobre discriminación, intimidación, detención arbitraria, derecho a la igualdad, trato digno, lesiones, ejercicio indebido de la función pública, retención ilegal, violación al derecho de la libertad sexual, discriminación basada en la orientación sexual e identidad de género y violación al derecho al trabajo.
En este sentido, Rami K. Mejía Cruz, presidenta del colectivo Arcoíris en Saltillo, dice que las chicas trans, como ella, no se atreven a demandar, cuando son víctimas de discriminación en algún trabajo, por temor a ser boletinadas en los departamentos de recursos humanos.
“Es bien complicado obtener cifras de discriminación laboral. Ninguna empresa va a querer decir que no acepta población trans y las personas tampoco quieren denunciarlo en las instancias correspondientes porque... o desconocen que es algo que se puede hacer, o porque es algo difícil de comprobar y te pueden quemar en las empresas”.
Bárbara Flores Bautista, otra mujer trans, miembra de la asociación Jóvenes Prevenidos, opina igual.
“Lo único que vas a lograr es quemarte más. Si así ya tienes una etiquetota por ser trans, luego van a decir que soy transliosa o que quiero sacar dinero de aquí o de allá”, expresa.
Con todo, Edwin Morquecho, líder de opinión y activista en pro de los derechos humanos de la comunidad LGBT, comenta que últimamente se han observado distintas problemáticas con relación a la discriminación y la violencia que viven las personas de esta población en los diferentes espacios de trabajo.
Se refiere a desarrollos industriales, pero también a centros comerciales, tiendas de conveniencia, negocios, en los que los derechos de la diversidad sexual se ven socavados y violentados en función del ejercicio de su expresión, su identidad, su orientación.
“No nos hemos esforzado sociedad civil ni gobierno para mejorar las condiciones culturales que se viven en el estado.
Patricia Esther Yeverino Mayola, titular de la Dirección para Promover la Igualdad y Prevenir la Discriminación en Coahuila, reconoce que hay cierta resistencia en el tema de la inclusión de personas de la diversidad sexual al medio laboral.
“Por eso estamos trabajando desde la prevención con pláticas... La identidad de género no debe ser una limitación para que las personas puedan desempeñarse”, asegura.
Añade que en lo que va del año, la Dirección a su cargo ha impactado a 7 mil 201 personas con talleres sobre lenguaje incluyente y no sexista, fundamentos básicos de inclusión, igualdad y no discriminación y disidencia sexual, enfocados al sector educativo, empresas y colectivos.
Tamara es licenciada en artes visuales con especialidad en museografía y curaduría, pero dice que hasta ahora no ha logrado encontrar, al menos en Saltillo, un espacio digno, decente, donde pueda ejercer su profesión.
Esta situación, cuenta, la ha orillado a ocuparse como mil usos en diversos oficios que van desde cocinera, artista en espectáculos drag travesti, maquillista y en la actualidad trabaja en un bar, como barman.
TODA UNA VIDA DE DISCRIMINACIÓN
Ella, igual otras chicas trans, venía ya arrastrando desde niña el lastre de que sus padres, y su familia en general, no la aceptaban como era.
De acuerdo con la Encuesta sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género (Endosig 2018), realizada por la Conapred y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el hogar es el primer espacio de rechazo y exclusión para la población LGBT.
No por nada el 92 por ciento de las personas encuestadas reveló que tuvieron que ocultar su orientación sexual o identidad de género a sus familias y por ende a sus compañeros en sus trabajos y otros espacios públicos.
Bárbara Flores tenía 18 años cuando comenzó su transición.
Había empezado a tomar hormonas, con supervisión médica, pero afirma que es trans desde que tenía cuatro años.
Durante su vida laboral, Bárbara tiene ahora 32, ha pasado por unos 20 empleos.
De la mayoría la despidieron u obligaron a renunciar, debido a su condición de chica trans.
Recuerda especialmente el caso de un centro de podología donde contrataban enfermeras. Bárbara es licenciada en enfermería.
“Me dijeron ‘es que... ¿sabes qué?, como que los clientes no se sienten a gusto contigo y pos es que tú me trajiste el currículum de un hombre y yo veo a una mujer’”.
UN DÍA EN LA VIDA DE MUJER TRANS
En la siguiente tabla se muestra como a 1 de cada cuatro personas de la comunidad LGBTTTI+ se le niega de manera injustificada, al menos, un derecho.
Los derechos que más se les niegan son la oportunidad de trabajar y el acceso a un negocio; en este caso, son también las personas trans quienes más enfrentan cotidianamente este escenario, pero con la particularidad de que son más las mujeres trans que los hombres trans, con porcentajes de 53.3% y 40.9% respectivamente.
Según la reciente Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género, realizada por el Inegi en 2021, el 28.1% de la población LGBTI+ en México dijo haber recibido comentarios ofensivos o burlas, entre otras situaciones de rechazo social, en el trabajo.
Finalmente, Bárbara terminó despedida de aquel centro.
Al respecto, la fracción 61 del artículo 12 de la Ley para Promover la Igualdad y Prevenir la Discriminación en Coahuila, establece que queda prohibido limitar, obstaculizar o negar cualquier empleo de oficio o profesional por discriminación, basada en género, raza, etnia, orientación sexual o por tener cualquier modificación corporal, ya sean tatuajes, perforaciones, implantes u otra condición.
Pero el artículo 994, fracción 6 de la Ley Federal del Trabajo va más allá cuando advierte: que se impondrá multa por el equivalente a 250 y hasta 5000 veces el salario mínimo general, al patrón que cometa cualquier acto o conducta discriminatoria en el centro de trabajo.
No obstante, la discriminación continuó para Bárbara.
Uno de los episodios que marcaron su vida de mujer trans discriminada, fue su paso por el Hospital del
Niño, hoy Materno Infantil, de la Secretaria de Salud.
“El lugar donde tuve más discriminación”, narra.
Luego de haber egresado de la escuela de Enfermería, Bárbara entró como prestadora de servicio social en este nosocomio y, al cabo de algunos meses, logró colocarse como suplente.
Ahí, asegura, vivió 4 años de tomento.
A sus compañeras enfermeras, dice, les molestaba que alguien “diferente” estuviera aprendiendo más.
“Fue donde yo más fui insultada, fui tachada de lo peor. Era una estudiante que quería lograr sus sueños y ser una enfermera. Se llegó a decir de mí que estaba promoviendo la homosexualidad entre los niños”.
— ¿Hubo adjetivos?
— Uy... joto, maricón, de todo...
El culmen de esta historia vino cuando sus compañeras de trabajo enviaron una carta a la Secretaría de Salud quejándose de Bárbara.
“Decía los motivos por los que querían que me quitaran de ese hospital. Yo era una simple pasante, no tenía base, nada”.
Bárbara se quedó sin trabajo.
La última encuesta Nacional sobre Discriminación del Inegi (Enadis 2017) arrojó que de la población que se identificó como no heterosexual, (3.2% de las personas de 18 años y más), 39.15 por ciento declaró haber sido víctima de la negación de, al menos, uno de los siguientes derechos:
La atención médica o medicamentos, la atención o servicios en alguna oficina de gobierno, recibir apoyos de programas sociales, obtener algún crédito de vivienda y la oportunidad de obtener un empleo.
Asimismo, la Encuesta sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género (Endosig 2018), realizada por la Conapred y la CNDH, indica que el 53.3 por ciento de las mujeres trans entrevistadas declaró la negación injustificada de al menos un derecho.
Siendo uno de los más comúnmente negados la oportunidad de trabajar.
ESCONDERSE PARA PODER TRABAJAR
Su forma de ser obligó a Bárbara a renunciar al mundo del empleo formal, dominado por otro mundo: el del reino heteropatriarcal.
Empero hubo algo a lo que Bárbara se negó a renunciar: su condición de chica trans.
A cambio, tuvo que renunciar a ser enfermera y se consiguió un trabajo de estilista.
UN ESFUERZO PARA MODERNIZAR LA LEY
El 31 de marzo en el marco del Día Internacional de la Visibilidad Trans, integrantes de la Coalición Mexicana LGBTIQ+ y del colectivo Jóvenes Prevenidos, presentaron en Saltillo la Iniciativa de Ley Federal sobre Ocupación Laboral para Personas Travestis, Transgénero y Transexuales en México.
Dicho esfuerzo ciudadano, de acuerdo con el documento, busca garantizar el derecho de las personas travestis, transgéneros, transexuales y no binarias, al trabajo formal digno y productivo.
Así como prevenir y eliminar todas las formas de discriminación laboral en perjuicio de estos segmentos.
ABRIENDO ESPACIOS
Mariano Reyna Aguirre, director de vinculación del Servicio Nacional de Empleo, aclara que esta institución viene pisando fuerte en la búsqueda de oportunidades laborales para la comunidad LGBT.
Ello a través del Programa “Abriendo Espacios”, que inicialmente estuvo dirigido a adultos mayores y personas con discapacidad, pero que con el tiempo ha ensanchando su abanico de oportunidades a los diferentes grupos vulnerables de la sociedad: mujeres en situación de violencia, jefas de familia, jóvenes sin experiencia, gente sin escolaridad, víctimas de delito, personas liberadas de las prisiones, migrantes refugiados, comunidad LGBTTTI y otros segmentos de población cuyas condiciones de vulnerabilidad representan algún tipo de barrera para lograr un trabajo formal.
NO HAY DISTINGOS: COPARMEX
Miguel Monroy, el director general de la Confederación Patronal de la República Mexicana en Coahuila, (Coparmex), aclara que las empresas adheridas a este organismo no hacen distinción de la orientación sexual ni la identidad de género de las personas en sus contrataciones.
“Ese no es factor para su contratación.
Y dijo que este organismo patronal, que aglutina a 328 firmas de todo tipo en la región sureste, ha venido trabajando en conjunto con la Secretaría del Trabajo a través de la Comisión de Inclusión, con el objeto de brindar más oportunidades laborales a la diversidad sexual.
“Desde hace mucho tiempo la Coparmex se ha caracterizado por promover el tema de la inclusión laboral”.
Asimismo, Eduardo Garza Martínez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) en Coahuila, que tiene entre sus afiliadas a 501 firmas, señaló que poco a poco se ha ido avanzando en el tema de la inclusión laboral de la diversidad sexual.
“Lo más importante no es tu orientación, es tu aplicación, que pongas todas tus capacidades al servicio de la empresa que te está dando la oportunidad”.
Declara si la cultura de la inclusión no ha permeado al cien por ciento, sí ha habido un cambio en el contexto de la región sureste, donde hasta hace algunos años la sociedad era muy conservadora.
“Las empresas empiezan a entender que esa no es una limitación”.