"Danos hoy nuestro pan de cada día..."
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"Danos hoy nuestro pan de cada día...".
La suprema oración no dice: "dame". Dice: "danos". Pide mal aquél que sólo pide para sí. El que reza para pedir el bien de los demás está pidiendo bien, pues en el bien de los demás está su propio bien.
Y la oración dice: "hoy". No pide para mañana, ni para el siguiente mes o el próximo año. Sólo el pan de este día hemos de pedir. El de los otros ya vendrá, como llegó, milagro prodigioso, el de hoy.
Ayer pedí la casa, el vestido y el sustento. Dones son esos tres que no merezco, y que vienen a mí por un misterio que no puedo explicar. Los creyentes llaman a ese misterio "Divina Providencia". Yo, que en mi pequeñez no creo a veces, creo siempre en ella, y le enciendo el primer día de cada mes una velita que arde en señal de esperanza y humildad.
Ahora la miro arder. Su resplandor me enciende el alma, y me hace ver la luz que espera tras de mi oscuridad.Â
¡Hasta mañana!...