Arbol que no da fruto ni sombra, leña
¿Quieren una definición de I-NU-TI-LI-DAD? Se las doy con dos acrónimos: CNSF y AMIS.
Les platico una historia de terror: el nombre del chavo es lo de menos, como él hay decenas de miles en México, si no es que cientos... de miles.
De padre extranjero y madre mexicana, se vino a estudiar una carrera profesional y para atemperar su manutención, se puso de guía en los cerros con una visión empresarial que ya la quisieran muchos de los juniors que se autonombran “empresarios” nomás porque fueron invitados al Palacio Nacional a la cena con tómbola, tamales de chipilín y atole que les fue servido con el dedo.
A duras penas se costeó el pago de un seguro de gastos médicos mayores con una de las muchas compañías que pululan en México.
Más llevado por su oficio en las montañas que por su temprana edad (22 años), separó de sus ingresos religiosamente el pago mensual de la póliza.
Cierto día recibió de uno de sus clientes rotundo codazo en la nariz, al impedir que el bisoño montañero se partiera la madre en una resbalada.
La nariz que resultó partida fue la de él y apenas bajaron, se fue al hospital a que le atendieran... y ahí empezó el suplicio.
El agente de su compañía de seguros se negó a reconocerle como accidente el estropicio, porque “a lo mejor te partieron la nariz de un botellazo en el antro”.
Tuvo qué demostrar que había sido un accidente, llamando a sus clientes para que testificaran como si estuvieran en un juicio ante la Corte o el jurado.
Mantenido mientras tanto en el área de urgencias, moqueando sangre y sin que le administraran ni siquiera un méndigo analgésico, el hospital -coludido con la compañía de seguros- esperaba el veredicto del docto agente para saber si le reconocían al chaval su póliza de seguros.
El veredicto fue que sí, pero que tendría qué pagar los costes de hospitalización y en todo caso la aseguradora le reembolsaría los gastos, presentando todas las facturas y comprobantes.
Otra vez a duras penas tuvo que saldar la cuenta por adelantado del hospital.
Presentó luego sus comprobantes y hoy, después de cuatro meses, la mendiga compañía no le quiere reembolsar la lana porque algún trasnochado comité médico de la aseguradora dictaminó que no aplica porque hay dudas de que se trate de un accidente.
TOMBOLEAN A LOS ASEGURADOS
Consulté con un par de médicos que están en las listas de las aseguradoras y me dijeron que el método que siguen los muy cabrones es rifar a los asegurados y si les toca la de malas, ni yendo a bailar a Chalma consiguen que les reconozcan sus casos.
En redes sociales y en chats abundan los casos de personas que sacrifican su calidad de vida pagando las pólizas de sus seguros de gastos médicos mayores y cuando los llegan a necesitar, las compañías les hacen la vida de cuadrícula chiquita para no pagar.
Cada año, sin excepción, todas las compañías de seguros aumentan el costo de las pólizas.
En mis sondeos detecté que hay quienes después de pasarse media vida pagando las pólizas sin usarlas y a la hora de necesitarlas se vuelve un calvario lograr que las aseguradoras respondan.
Otro caso es el de doctores -como cierto cardiólogo de apellido libanés que despacha en el hospital Christus Muguerza, en el centro de Monterrey- que hoy, después de ocho meses de haber atendido a un paciente, no ha entregado el informe médico porque la secretaria dice que tiene que pedirla personalmente, pagando previamente los $1,500 que el facultativo cobra por consulta.
SON TAN SILVESTRES, QUE CUANDO BAILAN, LLUEVE
Ricardo Ernesto Ochoa Rodríguez es presidente de la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas y por más alharaca que hace su CNSF en sus páginas de internet, él y la carabina de Ambrosio son dos carabinas.
Juan Patricio Riveroll Sánchez es presidente de la AMIS, Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros y junto a Ricardo Ernesto, en materia de defensa de los asegurados, son tan silvestres que cuando bailan, llueve.
¿Quieren una definición universal de I-NU-TI-LI-DAD? Se las doy con dos acrónimos: CNSF y AMIS.
Estas dos organizaciones me hacen recordar el caso de cierto individuo que, tras haber nacido en su casa, cuando su mamá lo vio tuvieron que llevarla al hospital.
Así de feo está el asunto en México con las compañías de seguros.
SI SE SECÓ EL AHUEHUETE...
Entonces, si éstos dos “árboles” no dan fruto ni sombra, ¿qué hacer con ellos?
Leña.
CAJÓN DE SASTRE
“Señoras y señores, la CNSF y la AMIS son tan efectivos como una clínica para adictos al twitter”, remata la irreverente de mi Gaby.