Ciudad modelo Derramadero: golpe final a la sobrevivencia de Saltillo
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Una nueva embestida sufrió la Región Sureste del estado de Coahuila, en particular el sur de la zona metropolitana de Saltillo, con el megaproyecto inmobiliario llamado “Ciudad Modelo Derramadero”. Este proyecto, que llevaba más de dos décadas archivado en los gabinetes de la Secretaría Estatal de Desarrollo Urbano y de la dirección municipal con el mismo nombre, por fin verá la luz del día; una vez más el servilismo de la actual administración municipal decidió poner en marcha un megaproyecto que arrastra consecuencias negativas para la comunidad y beneficios para pocos. Desde una administración municipal anterior se venía cosechando la ejecución de tan demencial proyecto, que contempla la construcción, en una primer etapa, de 6 mil viviendas que albergarán en promedio a 30 mil personas, para posteriormente cumplir con una meta de 35 mil viviendas y un promedio de 175 mil personas, en una proyección para el año 2040, todo esto al sur de la capital de Coahuila, donde se albergan cinco parque industriales.
El megaproyecto fue avalado por el Cabildo de Saltillo, donde la mayoría de sus miembros son priistas, en una primera embestida a la ciudad allá por el 2007. Sin embargo, la discusión aquí no es si la creación de viviendas cerca de la zona industrial más importante de la región represente un beneficio para la clase trabajadora; hablamos de algo más profundo que tiene que ver con las paupérrimas condiciones hidrológicas y la situación natural de su fisiográfica, cosas que no favorecen a la región y podrían significar diversas dificultades. Altas cordilleras que provocan que llueva poco, una zona semiárida con una grave crisis estructural del suministro de agua para uso humano y agropecuario dentro de las comunidades y ejidos de la zona porque se extrae más de lo que se recarga cada año, una descontrolada planeación urbana, desplazamientos forzados, una agroindustria y una industria automotriz aplastante son términos claves que apoyan la idea de que las cosas muy probablemente salgan mal.
El elefante blanco aquí es que el municipio y el estado deben poner en práctica un plan de sustentabilidad real para rescatar viviendas deterioradas del centro histórico y fraccionamientos de la periferia para que la clase trabajadora pueda habitarlos y no fingir un interés falso por la vivienda para ocultar oscuros negocios del sector inmobiliario con la promesa de crear todo un complejo habitacional en el que el trabajador prácticamente vivirá enajenado, con un traslado mínimo hacia la empresa donde labora. Ciudad Modelo Derramadero solo es un atractivo para los inversionistas por la especulación inmobiliaria que se detonará debido a la alta plusvalía en la zona, lo que les generará un beneficio de miles de millones de pesos.
Lo aprobación del megaproyecto inmobiliario causó efecto por los compromisos del gobierno municipal y estatal con los partidos, el Revolucionario Institucional -PRI- y Acción Nacional -PAN- con sus desarrolladoras inmobiliarias y constructoras, quienes le han dado miles de millones de pesos para sus campañas políticas-electorales a cambio de permisos de construcción, contratos multimillonarios y licitaciones de obra pública. Además, en los últimos años, se ha incrementado la participación política de las y los socios de las desarrolladoras y constructoras en los espacios de representación popular -alcaldías, diputaciones y senaduría- para tener mayor injerencia en los asuntos públicos y hacer jugosos negocios para incrementar su riqueza al amparo del poder público. Se sabe que gran mayoría de los políticos priístas y panistas durante o después de tener un cargo público constituyen su empresa de construcción o inmobiliaria por la gran rentabilidad que les representa y aprovechando los compadrazgos que se generan durante sus administraciones. Ahora, uno de los socios de esas inmobiliarias -JISA Bienes Raíces-, pretende ser candidato por el PRI a la gubernatura el próximo año. Hablamos del actual secretario de Desarrollo Social del gobierno del estado, Manolo Jiménez. Imagínense qué pasaría con el estado si llegara a ganar con esa lógica mercantilista y extractivista de solo obtener jugosas ganancias a beneficio personal.
Lo preocupante de la aprobación de la Ciudad Modelo Derramadero, más allá de la complicidad de corrupción de las desarrolladoras junto con el gobierno municipal y estatal y la falta de una planeación urbana y sustentabilidad, es la terrible crisis que enfrenta la región por la escasez de agua, al límite de la propia sobrevivencia humana -no es exageración-. Se trata del golpe final a la falta de suministro del vital líquido a toda la Región Sureste de Coahuila que es proclive a desaparecer.
Algo que los expertos en planeación urbana y sustentabilidad de la tecnocracia de papel del gobierno municipal y estatal no han dimensionado, es la gravedad de la falta de agua ahora y para el futuro de la Región Sureste del estado. La Ciudad Modelo Derramadero provocará un desastre hídrico terrible a los habitantes de la Región Sureste por este motivo, los “expertos” sólo muestran su soberbia y eurocentrismo, sus aires de primer mundo, sin querer ver la realidad en donde están parados.
Hagamos memoria para ejemplificar lo que queremos visualizar; hace unos meses, el vecino estado de Nuevo León, en la zona metropolitana de Monterrey, sufría un problema crítico de falta de agua donde una gran parte de la población afrontó la escasez de agua potable. Tomando esto como antecedente, en Coahuila hablamos de algo, en dimensiones, aún más terrible. Sin embargo, en la Región Sureste de Coahuila no se alcanza a percibir la escasez de agua porque tenemos ríos, arroyos y manantiales subterráneos a diferencia de la zona metropolitana de Monterrey que tiene cuerpos de agua superficiales en los que es evidente la escasez causando alerta en la población. Además, en esa zona de Nuevo León, llueve 3 veces más al año que en el sureste de Coahuila, por tanto la recarga de los mantos freáticos y acuíferos es mayor.
En la Región Sureste de Coahuila llueve en promedio 300 milímetros cúbicos de agua al año para recargar los mantos freáticos. Sin embargo, se extraen en promedio 250 millones de metros cúbicos de agua al año, es decir, existe una brecha enorme de lo que se sobreexplota a lo que se recarga los mantos freáticos.
Con el proyecto Ciudad Modelo Derramadero, el órgano público-privado Aguas de Saltillo, que es el que distribuye el agua de Saltillo, autorizó un aumento de la sobreexplotación de los acuíferos, en especial el acuífero Saltillo-sur de 30 millones de metros cúbicos de agua para las viviendas de Ciudad Modelo Derramadero. Esto ocasionará que la zona sur de Saltillo y General Cepeda se queden sin agua para uso humano y agropecuario de autoconsumo de las comunidades y ejidos, lo que generaría un desplazamiento del campesinado a la ciudad, causando un fenómeno de descampesinización y proletarización para tener mano de obra barata para la industria en una última instancia, algo que se viene dando desde 1994 por la apertura comercial al mercado mundial por el Tratado de Libre Comercio con América del Norte -TLCAN-, ahora conocido como T-MEC. La migración forzada hacia la ciudad beneficia (rá) a los agroindustriales para acaparar los pozos de agua de las comunidades y ejidos de la región. Como ya lo mencioné, la Ciudad Modelo Derramadero solo es el golpe final de muchos otros que a lo largo de los años se vienen asestando a la Región Sureste de Coahuila para acabar con el recurso vital más escaso: el agua.
Si no hacemos algo por la región que tanto amamos, acabará por desaparecer y volverse un ambiente desfavorable por la sobreexplotación desmesurada del agua y la complicidad de las autoridades que lo permiten.
Instruyamos, agitémonos; hace falta organizarnos y alzar la voz para defender la vida y la comunidad.
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