¿Cómo una mariposa se convierte en salmón? Academia IDH, la construcción de un sueño
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Hoy inicio una nueva versión de mi colaboración en VANGUARDIA, “Contornos Morados”, la cual pretende narrar algunos hechos y, en general, acontecimientos y anécdotas que me han tocado vivir en la construcción de un gran patrimonio universitario, la Academia IDH, mi niña morada.
En VANGUARDIA, desde hace más de 20 años, comencé a colaborar como editorialista. Gracias a la generosidad de la señora Diana Galindo y Armando Castilla, he tenido la oportunidad de compartir mis ideas en este gran periódico de la localidad.
Inicie con la columna “Charlando con la Constitución” que, para mí, se convirtió en un primer ensayo de opinión pública de algunos temas constitucionales, a manera de diálogo.
Soy jurista y siempre me ha interesado compartir mis ideas del Derecho. Era todavía un joven recién egresado de la licenciatura que comenzaba su experiencia en el servicio público como consejero jurídico del entonces gobernador Enrique Martínez y Martínez. Fue una gran etapa de formación profesional.
En esa época, recuerdo, me tocó participar en diferentes reformas constitucionales, nacionales y locales. No sólo tuve el privilegio de elaborar normas; también me tocó consensuarlas con la clase política e incluso implementarlas en la práctica. Muchas de esas reformas hoy las aplicó como juez.
Este espacio editorial, sin embargo, se convirtió en una buena memoria personal para irme recordando los temas que formaban parte de mi agenda de trabajo. Espero pronto compilar estos textos y publicarlos en la colección que tenemos en la AiDH y VANGUARDIA.
Por situaciones personales, que luego contaré, dejé de colaborar durante un buen tiempo aquí porque me concentré principalmente en mi proyecto académico. Fui a Europa a una aventura doctoral. Regresé. Desde mucho antes comencé a soñar con la hoy mariposa morada. Un viaje que me acompaña siempre, que me hace sentir una persona útil para mi sociedad y que, sin duda, va marcando mi destino personal.
Como todo sueño, en el viaje aparecen pesadillas, delirios, zozobras, angustias, temores, pero también grandes deseos, tranquilidad, satisfacciones. Nirvana te acompaña. Es bueno recordarlo.
El camino de la mariposa morada es algo que, pienso, debo ir compartiendo. Desde la AiDH publicaremos en su momento un libro que va a contar la fundación y su etapa de consolidación. Será un gran testimonio colectivo. Pero también, creo, puede ser interesante, para mí, para los que me han acompañado y para algunos curiosos de la vida pública, conocer algunas piezas que le dan cuerpo a una niña llamada AiDH.
Creo, además, que es un buen momento para hacer una pausa de mi columna Justicia DH. Que, sin duda, es una expresión de opinión pública que me acompañará como juez. Hace tres años, después del viaje morado, reinicié mi colaboración editorial para compartir mi vivencia como juez. Gracias a la AiDH todos estos artículos se publicarán en un libro. Es por eso que también quiero hacer esta primera parada.
Hoy, por tanto, comenzaré a pensar en los contornos morados durante algún tiempo. El lector me tendrá que disculpar por ser monotemático. Pero créanme que habrá una gran pluralidad de temas que se relacionan con este sueño morado.
Después de más de 10 años de trabajo intenso, se me vienen muchas ideas, hechos y acontecimientos en la construcción de la Academia IDH que, creo, debo ir contando por varias razones.
La primera, porque es una buena forma de recordar mi recorrido personal. Conocernos a nosotros mismos, a propósito de Sócrates, exige comprender la manera en cómo hemos ido construyendo nuestros fines como personas. Como nos hemos ido ilustrando, a propósito de Kant, en una determinada circunstancia de la vida que siempre hay que salvar, tal como nos dice Ortega y Gasset. Soy una persona que tiene palabra, memoria y la voy a contar y recordar. Será mi visión. Le guste o disguste a los demás. Pero es lo más sincero de mí. Mi opinión, parcial, seguramente, pero mi gran explicación.
En segundo lugar, es importante para mí ir contando los contornos morados. Pronto estaremos viviendo nuevas etapas, nuevos contextos y nuevos caminos, que desde hace tiempo ya venimos construyendo los que formamos parte del cuerpo académico de la AiDH. Hay que dar una explicación de lo que hoy ya está edificado y que seguirá, sin duda alguna, construyendo un gran camino de libertad, igualdad y fraternidad, a través de la educación e investigación con perspectiva en derechos humanos.
Finalmente, tengo que contar la historia morada porque también es importante que los que hemos participado en este relato aportemos nuestra visión personal. El tiempo pasa muy rápido. No sabes nunca el tiempo que te resta. Por eso hay que ir recordando siempre −y en el presente− nuestra vida, antes de que otros la quieran recordar, distorsionar u olvidar. Por supuesto, espero todavía dar mucha lata en este espacio −y en otros−. Pero nunca hay que perder el tiempo. Hay que ganarle a las manecillas del reloj, antes de que te gane el segundero y te des cuenta de que no entendiste lo que pasó con tus horas de existencia. Lo que viviste. Lo que dejaste de vivir. Cada día, por ende, te puedes desconocer si no recuerdas bien lo que eres hoy.
MARIPOSA Y SALMÓN CON COLORES AiDH
Después de algunos años, la AiDH tiene contornos de transformación contracorriente. El que, quizás, ha vivido una parte importante de esta película he sido yo. La he planeado. La he sufrido. La he disfrutado. La sigo soñando. Hay que irla, pues, contando.
Hay muchas anécdotas que fueron los obstáculos, las traiciones, las envidias, entre otras cosas, pero también han existido grandes oportunidades, experiencias y situaciones que hoy nos dan nuevos retos y desafíos a enfrentar.
Aquí comienzo a narrar la historia morada. Perdón por las molestias que voy a ocasionar. Pero cada quien contará su verdad. Cada quien tendrá una opinión diferente. Esta, sin embargo, es la mía y es la que voy a compartir de la mejor manera para que se entienda como un ser, en constante transformación, puede salvarse de la contracorriente en la medida en que se acompaña de seres iguales a él. Esa es mi circunstancia. Es el color que le da vida a mi situación. Es una parte de mi historia personal.
Gracias por el viaje...
Encuesta Vanguardia
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