De redentores y sacrificados está lleno el reino de los cielos
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Les platico: Bastó ver las caras de los empleados de los empresarios que atestiguaron el anuncio mañanero del aumento a los salarios mínimos; un 20% a partir del 1 de enero del 2023.
Sus jefes no quisieron asistir a tan histórico acto, como lo calificó el presidente López Obrador.
Sus muecas hubieran sido de dolor. Las de sus empleados si acaso llegaron al compungimiento, pues no dejan de ser asalariados.
Hablé con dos de los jefes de los representantes de la I.P. que fueron citados al Palacio Nacional para servir de comparsas a tan famélico anuncio.
Con la condición del anonimato me dijeron que ni el presidente ni los asesores que revolotean a su alrededor tienen idea del tsunami económico que se avecina con semejante medida, si se le apareja la que viene, de aumentar por ley al doble los días obligatorios de vacaciones anuales al trabajador.
A ver, “vámonos por partes”, como decía el célebre cirujano irlandés, Dr. Jack The Ripper. Arre!
LAS CANASTAS, LAS CANASTAS
Para empezar, ya aumentado, el salario mínimo alcanzará apenas para comprar dos canastas de productos básicos.
El problema no es lo poco que gana el trabajador mexicano.
La bronca es que la inversión pública desde que entró el pitcher Andrés Manuel es de CERO pesos, fuera de los proyectos de “interés nacional”: Dos Bocas, Tren Maya y el AIFA.
Y la inversión privada -nacional y externa- siempre sigue a la pública.
PRIVADOS NO INVIERTEN PORQUE EL GOBIERNO NO LO HACE
Y si los privados no invierten, sus ganancias bajan y si esto sucede, la productividad se reduce y al hacerlo, las tesorerías sufren hasta para pagar las nóminas.
Y si ya pujaban para pagar las quincenas, ahora repujarán con ese “1-2” boxístico que el gobierno les asesta: el aumento del 20% a los nimios mínimos y la dobleteada a los días de vacaciones obligadas y pagadas por año a los asalariados.
Esta es la realidad, no la que dicta el púlpito de la mañanera.
Y esta es la otra realidad extraída de los propios datos que genera en su portal de Transparencia, la Secretaría del Trabajo de Luisa María Alcalde:
El impacto económico de las dos medidas significa un costo de $490,300 al año contra las empresas.
Miles de pymes tendrán que bajar para siempre las cortinas de sus empresas.
Y PARA AMOLARLA DE ACABAR
Los que realmente le saben al tema económico fueron despreciados por AMLO y sus ignorantes secuaces.
Ayer, un bobalicón emBOLAdo insultó en cierto chat a Agustín Carstens por su físico y dijo que no había hecho gran cosa cuando estuvo en los gabinetes de Fox y de a Calderón.
Algo ha de saber el mentado bobalicón, pues él fue parte de la corrupción que tanto critica a esos ex presidentes, ya que estando fuera del gobierno, recibió jugosos contratos para construirles casotas y edificios a esos funcionarios a los que con tanto frenesí hoy censura desde la comodidad chatera y chalera.
Qué tan mal no le habrá ido, que hoy, siendo ya un adulto mayor, se da el lujo de intercalar su vida entre las propiedades que tiene en Chihuahua y Mérida.
Esa es la “calidad” moral de quienes defienden las trastadas de la 4T, chillando ante las corruptelas de los sexenios anteriores, que sí las hubo, pero que de nada sirve culpar a otros de la incompetencia propia.
Para el sustento de esta columna consulté datos duros del informe de actualización Salario Mínimo Constitucional noviembre 2022.
Dicho organismo sostiene que el salario mínimo alcanza sólo para comprar casi dos canastas alimentarias, la mitad de los requerimientos de una familia promedio.
En opinión del coordinador del Observatorio, el Dr. Miguel Calderón Chelius, en términos reales, para quienes reciben entre uno y dos salarios mínimos el beneficio del incremento del próximo año es inmediato, ya que alrededor del 60% de los asalariados están en este rango.
Pero será nulo para los que están en el rango del básico.
Estos datos desmienten lo que Luisa María Alcalde, respecto a que el poder adquisitivo con el salario mínimo aumentó en 90% en términos reales de 2018 a 2023.
CAJÓN DE SASTRE
“Abrochémonos los cinturones, todos menos los que viven en Palacio, Houston y sus alrededores”, remata la irreverente de mi Gaby.
PD
Dedico esta columna a mi hija, la Dra. Ana Garza de Gugg, que llevada por su aspiracionismo, vive y ejerce esa noble profesión en Viena, Austria. Con todo mi amor para ella.