- 25 septiembre 2024
El crédito y sus consecuencias
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Esta semana comenzó un problema en el sistema financiero norteamericano; el uso del crédito al consumo de manera recurrente. Uno podría suponer que pedir prestado, cuando se tiene para pagar y sobre todo, en un país desarrollado, no tiene mucho riesgo. Sin embargo, eso ya no es cierto para el vecino país del norte que está viendo subir la tasa de impagos por arriba del 5 por ciento en tarjetas de crédito, cuando regularmente su tasa era menor al 2 por ciento. La explicación de este fenómeno en Estados Unidos obedece a varias circunstancias que se conjugan en la actualidad. Para empezar, la inflación que alcanzó en el mes de febrero una tasa del 6 por ciento, está cobrando ya su primera factura con subidas de precios considerables, sobre todo en los alimentos que ya llegaron al 18 por ciento a tasa anual, electrónicos a 14 por ciento y enseres domésticos en un 12 por ciento. Los créditos hipotecarios están aumentando a tasas de hasta 9 por ciento o 10 por ciento en algunos casos. En segundo lugar, los norteamericanos no han sacrificado ni vacaciones ni gastos en diversión y entretenimiento, pues el mercado laboral parece muy firme. Es con lo anterior que debemos reflexionar y vernos en ese mismo espejo en México. Es con esos argumentos que hace su entrada triunfal “la tarjeta de crédito”. En efecto, gracias a ella se está viendo un fenómeno financiero nada deseable porque los ciudadanos de aquel país la están usando como la única manera de sostener un nivel de vida que de otra forma, ya hubiera obligado al gobierno a crear programas más agresivos de protección al sistema financiero y explico por qué.
En los últimos catorce meses se ha visto a nivel mundial que, aunque la inflación ha ido aumentando, ni el consumo ni la contratación de trabajadores ha disminuido, por el contrario, ambos han crecido de manera importante, lo que ha ocasionado que se mantenga el gasto de los hogares y una sensación de bienestar. Sin embargo, nótese que el incremento en el número de empleos se ha dado como consecuencia de una baja del salario real, esto, desde la salida de la contingencia sanitaria. Los salarios han caído de acuerdo a la Organización Mundial del Trabajo un 20 por ciento en promedio. Las empresas siguen contratando, pero pagan los mismos salarios que en 2020 o hasta menos, con el argumento de que “no se han recuperado de la pandemia”. Así, los trabajadores para compensar su falta de poder adquisitivo están usando sus tarjetas de crédito. El primer reporte de 2023 del mercado del crédito norteamericano de la banca comercial indica un aumento del 14 por ciento del saldo mensual promedio. Puede verse que ya no alcanzan a pagar todo el saldo de la tarjeta, sino que ya dejan remanentes que van creciendo mes con mes. Si a esto le agregamos que cada día el precio de las mercaderías sube cada mes y los salarios suben solo una vez al año, la tarjeta de crédito se vuelve el único elemento de “salvación” para las familias de aquel país. Tome en cuenta que las hipotecas en Estados Unidos son a tasa variable y en promedio a 30 años, nuevamente la tarjeta de crédito es la única posibilidad de hacer frente a muchas necesidades debido al alto pago de sus casas, que, sin tarjetas en algunos casos, no habría dinero para comer. Ahora bien, el crédito comercial está gestando una crisis financiera importante en un país donde dejar de pagar representa un grave problema social y económico.
Algo similar pasó con la quiebra del Silicon Valley Bank, intereses que se incrementaban recurrentemente a los emprendedores que recibían préstamos, hasta que los aumentos de las tasas por parte de la Fed forzaron a los receptores de esos préstamos a dejar de pagar. Debían más por los intereses que por el monto de prestado. Lo menciono porque las familias norteamericanas ahora están viviendo del crédito de tarjetas que hace un año era algo impensable y les puede pasar exactamente lo mismo que al banco. Las personas están sin posibilidades de pagar. Ahora ¿puede pasar eso mismo en México? La respuesta es un no rotundo y explico por qué.
Para empezar, en México las personas bancarizadas son solamente el 47.1 por ciento de la población de 18 a 70 años de acuerdo al INEGI (2022), cifra que representa poco menos del 50 por ciento del total de la población en esa edad. Si a eso le agregamos que en la pandemia los bancos se dedicaron a renegociar deudas a más largo plazo (con intereses altos) para evitar impagos, se tiene un ambiente financiero crediticio muy limpio. Además, la aprobación de créditos hipotecarios, por ejemplo, ha tenido un comportamiento en promedio a la baja desde 2018 a marzo de 2020 y se estabilizó este año en un nivel relativamente bajo, ya que sólo se entregaron de abril de 2020 a marzo de 2021, 476 mil créditos, que para las necesidades de vivienda de nuestro país es un número reducido. En el caso de las tarjetas de crédito, también se ha visto un manejo más austero de éstas por parte de los bancos, pues ya no se otorgan sin un análisis detallado de la capacidad de pago de los clientes. Hay que observar que el promedio de la tasa de interés de las tarjetas de crédito clásicas de los bancos principales de México ya está por arriba del 100 por ciento incluyendo el costo anual total. Así que, aunque haya personas que no paguen sus tarjetas de crédito, los demás pagamos muchos intereses para cubrirlos. De acuerdo al reporte de BBVA de la situación de la banca en México de febrero de 2023, después de que en 2020 se dio un nivel mínimo crediticio no alcanzado en ocho años, el flujo de financiamiento al sector privado se incrementó en 2.1 puntos porcentuales del producto interno bruto, y cerró el 3er trimestre de 2022 en un nivel de 2.7 por ciento. Como se puede apreciar, estamos pidiendo cada día más dinero prestado, pero “casi casi” somos los mismos de siempre que estamos endeudados de acuerdo al análisis que podemos hacer.
En conclusión, los bancos norteamericanos están sufriendo las consecuencias de una política monetaria excesivamente relajada, pusieron mucho dinero en las manos de los ciudadanos norteamericanos y ahora la inflación ocasiona la necesidad de usar las tarjetas de crédito para sostener los niveles de vida. Los bancos están quebrando porque ni los empresarios ni los consumidores están pagando sus deudas. En el caso mexicano, esto no va a pasar; nosotros nunca recibimos ayuda alguna en la pandemia, no hay un exceso monetario, así que la inflación está empezando a ceder y por otro lado, la banca comercial se volvió muy exigente para otorgar crédito. Estamos listos para capotear el vendaval financiero, al menos eso dicen los otros datos.
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