El quinto tramo
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Qué difícil para los políticos de este tiempo
resulta prometer obras que no concluyen, sea por falta de financiamiento o de planeación. Lo cierto es que los dineros públicos deben ser bien administrados al máximo. Tarde que temprano la realidad hace que se hagan evidentes los errores de una planeación mal establecida por el costo que implican.
Ejemplos de obras públicas inconclusas sobran en nuestro País. Desde hace décadas me consta que hay gobiernos locales y estatales que dejan sin concluir obras que anuncian con gran entusiasmo, pero que no llegan a feliz término.
Presas inexistentes, carreteras construidas con mala calidad y altos costos; puentes y pavimentos que se fracturan ante una ciudadanía omisa.
Debo decir que no cualquier persona lucha para lograr una posición de representación popular. He conocido a muy buenos políticos que han generado obra pública memorable, por ejemplo, en Nuevo León a don Alfonso Martínez Domínguez; en Coahuila a don Eliseo Mendoza Berrueto; y en Colima, a doña Griselda Álvarez. En su momento gestaron magnas obras públicas por las que son recordados.
Las obras públicas que el actual Gobierno Federal propulsa y apoya han recibido oleadas de críticas de expertos y también de adversarios políticos, por lo que tenemos que conservar la cabeza fría para ofrecer algún punto de vista claro sobre las obras emblemáticas de la denominada 4T.
La construcción del Tren Maya con la que se pretende resignificar la economía de poblaciones de la base de la pirámide en Yucatán, Quintana Roo, Campeche y Tabasco está en el centro de las miradas de los ambientalistas nacionales e internacionales. El tramo que está generando gran controversia es el número cinco, porque su trazo no contempló previamente estudios de manifestación ambiental ni de mecánica de suelos. Inicialmente ese tramo consideraba casi 50 kilómetros entre Cancún y Playa del Carmen, y ahora después de la suspensión de un boulevard elevado, atravesará la selva virgen de Quintana Roo,
en donde parte de su suelo es cárstico. Circuló recientemente un video en donde se ve un “pilote” para las vías del tren que atraviesa el suelo y queda en el aire.
En el transcurso de la construcción del Tren Maya ya hubo un cambio al frente del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur). Inicialmente desde el 1 de diciembre de 2019 fue su titular Rogelio Jiménez Pons, pero fue relevado por Javier May Rodríguez, quien dejó la Secretaría de Bienestar. Además de este relevo en tan delicada responsabilidad y a la mitad del presente sexenio, el asunto es que el cambio de última hora en el trazo del quinto tramo y séptimo cambio desde que inició la construcción del Tren Maya ha despertado agudas críticas de líderes de opinión y de artistas, de esos que tienen miles de seguidores. Imagino que en la próxima temporada vacacional habrá manifestaciones en los aeropuertos por personas de la sociedad civil. Veremos si las autoridades federales las permitirán.
En el sur sureste mexicano, en el que se construye el Tren Maya, la geopolítica está candente, pues habrá elecciones el 5 de junio para la gubernatura en Quintana Roo en donde la morenista Mara Lezama pareciera la probable ganadora de la contienda, lo que propiciaría un efecto dominó en la región. Por otro lado, en Chiapas seguramente se volcarán miles de migrantes −más de los acostumbrados− ante la eliminación, el 23 de mayo próximo, de las expulsiones sumarias de indocumentados en la frontera de Estados Unidos con México.
Otra cuestión puntual que causa controversia es el tema de los costos en la construcción del Tren Maya. Para el tramo cinco se requerirá de 230 mil millones de pesos, equivalente a dos años del presupuesto de Nuevo León, cuatro años del de Coahuila y diez años del presupuesto del Estado de Tlaxcala. ¿Cómo la ven?