El señor de las moscas
(...) Y las ocasiones se esfumaban tan rápidamente que era necesario aferrarse en seguida a una decisión. Eso le hacía a uno pensar; porque pensar era algo valioso que lograba resultados...
La novela de William Golding narra la historia de un grupo de niños y jóvenes púberes cuyo avión se impacta en una isla desierta en el Océano Pacífico. Sin adultos, los chicos tienen que cuidarse y organizarse. Los muchachos tienen entre seis y doce años. Ralph, uno de los mayores, se hace el líder con la ayuda de una concha de caracol; quien tiene una concha, tiene el poder de hablar en público; esto les ayuda a establecer un cierto orden.
Al paso del tiempo los problemas surguen, principalmente a la hora de tomar decisiones y de priorizar funciones. En estricto sentido, los niños y muchachos, tienen que asumir roles de una vida adulta en sociedad. Cazar o mantener una hoguera para que fuesen rescatados son dos de los principales problemas a los que se tienen que enfrentar.
Es un retrato o fábula moral sobre la condición humana que de manera ilustre, sitúa a la respuesta del ser humano cuando es aislado pero agrupado y también como reacciona en masa, liderada por una persona que poco a poco se ve amenazada por el rechazo de otros personajes.
En las últimas semanas hemos sido testigos de la historia en ebullición. Hace poco más de dos semanas, miles de mexicanos protestaron contra una serie de cambios electorales que aseguran, socavaría a la democracia. El INE fue el pretexto subjetivo, pero en esencia, aglomero a muchos ciudadanos que no comparten el fondo o la forma de muchas de las decisiones tomadas por AMLO. Es importante reconocer que la inconformidad no fue marginal como en anteriores ocasiones sino que ahora, aglutino a muchos ciudadanos de la clase media y porque no decirlo, mucha gente identificada con el sector popular.
El Domingo pasado, el presidente de México caminó por la capital acompañado de una multitud de personas, como una muestra de respaldo popular a su mandato. Para muchos marcado como un hito; (creo que aunque moleste) la aprobación que supera a más del 60% después 4 años de mandato rinde cuenta a la historia. Y eso, en gran parte se debe, a la identidad que ha logrado López Obrador con los grupos mayoritarios.
Tomando como ejemplo la primer marcha, _y va para la segunda por igual_ el asumir que todas estas personas han sido arrastradas por elites, como si no tuviesen posibilidad ejercer su propio criterio, sería el mismo razonamiento que lleva a la derecha a asumir que las grandes mayorías que apoyan a López Obrador lo hacen en contra de su propio interés y como resultado de la manipulación del mandatario que los ha engañado.
Como en la novela de Golding, lo anterior es un pulso del funcionamiento de nuestra sociedad y de nuestra vida en democracia. El señor de las moscas es un claro ejemplo que nos hace ver los defectos de toda sociedad y de la naturaleza humana. En 1954 Golding comentaría a un diario: la moraleja es que la estructura de una sociedad debe formarse sobre la naturaleza ética de sus individuos y no en un sistema político dado, aunque sea este en apariencia respetable y lógico...
Qué podemos aprehender de la efervescencia política anterior:
AMLO debe asumir el hecho de que la llamada sociedad civil ha expresado su inconformidad y que hoy, no solamente se limita a los poderes fácticos o mafias. Los ciudadanos de a pie ahora sienten un grado de preocupación por lo que se ha dejado de hacer en el gobierno federal y por lo tanto, también se manifiestan.
Que la oposición termine de entender realmente su papel. Más allá de los acarreados y de la retórica, las razones del apoyo al presidente llevan un trasfondo de peso y que si no lo ve así la oposición, jamás se adecuaran a los cambios y a las necesidades más sensibles y legitimas.
En medio de la polarización mundial y del desdén por el discurso de lo público, resulta hasta natural estas diferencias. Asumir que hay razones que asisten a la contraparte sería un buen comienzo para convivir en un México fracturado.