El virus está más vigente que nunca
El concepto “banal” en la Real Academia de la Lengua Española, como otros tantos conceptos, se define a través de sinónimos como trivial, común, insustancial. Ya en la práctica de la vida tiene relación con aquello que consideramos intrascendente, poco importante o sin mayor relevancia.
¿Qué tan relevante, importante o trascendente es para nosotros el momento que estamos viviendo? Me refiero, en concreto, a la nueva ola de la pandemia que sigue más vigente que nunca. La realidad nos muestra y demuestra que hemos banalizado la situación y que seguimos con el profundo padecimiento del síndrome de Procusto responsabilizando a los demás de nuestras acciones. Somos los seres humanos, los únicos responsables de lo que ocurre en nuestro entorno, nadie más.
El pasado viernes 13 de agosto, en datos de la Secretaría de Salud, se reportaron a lo largo y ancho del territorio nacional 22 mil 758 nuevos casos de contagios por COVID-19 y 603 decesos, en Coahuila se reportaron 338 casos y siete defunciones, cinco de las cuales se dieron en Saltillo. ¿En qué momento le pondremos atención a lo que nos está ocurriendo?, ¿requerimos que el virus nos toque o toque a nuestros seres queridos?
Entonces, ¿qué parte no hemos entendido de que la única forma de frenar los contagios es evitar estar en lugares concurridos? Eso es justamente la banalidad, no darle importancia a algo tan serio que nos puede llevar a una situación de no retorno, donde no encontraremos ya una resolución de la situación. Parece que ni los ciudadanos, ni las organizaciones, ni los gobiernos han sopesado la magnitud de la situación que ahora enfrentamos.
La banalidad, por tanto, tiene que ver en este momento en la sociedad mexicana con la negación de que las cosas no están tan mal como parecen, y eso sigue haciendo que se trivialice que basta con que en lugares concurridos se tome la temperatura y se use el gel milagroso que impide la transmisión de los contagios, según lo que se nos ha dicho. Tiene que ver también con estar completamente desinformado al respecto. Vayan a la página de la Organización Mundial de la Salud (OMS), vayan a ver lo que dicen las grandes universidades y sus especialistas en relación con el tema. Ignorancia e indiferencia son los hijos putativos de la banalidad.
Seguir viviendo como si nada ocurriera nos acarreará grandes y graves complicaciones. En este momento, teniendo como base el 30 de enero de 2020, van en datos de la Universidad Johns Hopkins 206 millones, 553 mil contagios con 4 millones, 350 mil 547 personas que han fallecido en el mundo. En concreto, en México sumamos 3 millones de casos de contagios y 247 mil decesos. ¿No tiene importancia la información? ¿No tiene importancia el dolor del que han sido objeto miles de familias en nuestro País y en el mundo? Banalidad e indolencia.
El problema en concreto es que buena parte de la población “no entiende, que no entiende”. Si la comunidad sigue reuniéndose en los lugares públicos es porque hay quienes los mantienen abiertos –autoridades y negocios–. Hay una complicidad compartida. La banalidad nos volvió indiferentes, nos sacó de la realidad y nos inventamos realidades alternas, como el hombre alienado de Marx o como el Principito de Saint-Exupéry en su propio planeta. No hemos alcanzado a entender que el tú y yo, como decía Gabriel Marcel, hacen el nosotros.
La pandemia nosotros la provocamos y nosotros la tenemos que abatir, nadie más lo va a hacer. Ojalá que quienes piensan que es tiempo de regresar a los lugares concurridos bajando los porcentajes de asistencia, no se vayan a arrepentir mañana o no vayan a querer pasar responsabilidades a otros de las imprudenciales decisiones. Por supuesto, me refiero a autoridades, organizaciones y empresarios.
La pandemia lleva ese nombre justo porque es un concepto que nos remite a “todos” – del griego pan, pantis, pantos – y es lo que el virus requiere para reproducirse. Esto es lo que le hace responder a su nombre. Entender por tanto el concepto no es complicado, entender lo que en la práctica realiza el virus, menos. No se puede banalizar el virus porque no hablamos de cifras, hablamos de vidas humanas que por razones imprudenciales seguimos en la cuerda floja por las irresponsabilidades compartidas. No nos hagamos de la vista gorda, el virus está más vigente que nunca. Así las cosas.
fjesusb@tec.mx