Flujo migratorio: una vez más tenemos una crisis en la frontera de Coahuila y Texas

El flujo de migrantes extranjeros hacia los Estados Unidos, a través de nuestro país, ha generado crisis recurrentes en los últimos años. Y la razón fundamental de que ello ocurra, debe decirse con claridad, es que las causas estructurales del problema no están siendo atendidas.

Peor aún: cada vez que reportamos una crisis queda en evidencia que los gobiernos de los Estados Unidos y México no han logrado desarrollar una estrategia conjunta para actuar en un mismo sentido y evitar con ello las consecuencias negativas que el flujo migratorio le significa a las ciudades fronterizas en ambos lados del Río Bravo.

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A lo largo de esta semana se han multiplicado los reportes, provenientes de la región fronteriza de Coahuila, en los cuales se da cuenta del arribo de miles de personas que buscan ser admitidas al territorio de los Estados Unidos a través de las figuras de asilo político o refugio por razones de seguridad.

Ayer mismo, una oleada de unos cuatro mil migrantes, provenientes sobre todo de Suramérica, obligó al cierre de uno de los puentes internacionales que unen las ciudades de Eagle Pass y Piedras Negras. El alcalde de Eagle Pass, Rolando Salinas, calcula que en las últimas dos semanas podrían haber cruzado la frontera con Texas cerca de 10 personas, lo cual ha obligado a declarar el estado de emergencia en su localidad.

Como se ha dicho en innumerables ocasiones, las consecuencias que implica una oleada de migrantes de esta magnitud rebasa las capacidades de las autoridades locales y demanda la intervención del Gobierno Federal de ambos países, no solamente para atender la situación actual, sino para hacerse cargo del fenómeno en general.

La situación, de acuerdo con la información conocida, podría empeorar en los próximos días, pues por la frontera sur de México están cruzando miles de personas más provenientes de distintos países del mundo cuyo único propósito es llegar a los Estados Unidos.

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Es preciso tener en cuenta, por otra parte, que los acuerdos establecidos entre Estados Unidos y México para el tratamiento de la migración -y que entraron en vigor en mayo pasado- implican que nuestro vecino del norte únicamente recibirá 30 mil personas al mes y sólo de algunas nacionalidades.

La llegada a la frontera de cifras superiores a la señalada, así como el arribo de quienes no hayan realizado en sus países de origen el trámite para ser admitidos en Estados Unidos, podría implicar que esas personas sean devueltas a nuestro país.

Las ciudades fronterizas mexicanas -y en particular la coahuilenses-, ha quedado claramente demostrado en múltiples ocasiones, carecen de los recursos -financieros, humanos y materiales- para hacer frente a tales circunstancias y por ello resulta urgente que el Gobierno de la República intervenga para aliviar la crisis.

Sobre todo, es indispensable que el flujo migratorio que inicia en nuestra frontera sur sea regulado de mejor forma y contenido para evitar las crisis que de forma recurrente provocan en este extremo del país.